El ruido de la puerta al ser golpeada me despierta, puedo escuchar tu risa y a ti mismo silenciarte.
De nuevo borracho, me digo a mi mismo. Abro la cobija justo de tu lado favorito de la cama y me hago a un lado, fingiendo que tu olor a perfume mezclado con el alcohol no me provoca nauseas ni que en cuanto tocas la cama caes en un profundo sueño en el que no entro yo ni tus ganas de amarme.
-Disculpame por esto -me lo dices entre palabras borrosas y una sensación nostálgica.
Lo sabes, lo sé, solo estamos rotos.
-Duérmete, YoonGi, mañana tienes trabajo.
-Ahí vas de nuevo, siempre tan sumiso -giras y solo te encuentras con mi espalda, acerca tu mano a mi piel desnuda-, eres tan hermoso.
Tu cuerpo se acerca al mío y tomas con fuerza mi cintura pegándome a ti, respiras el aroma de mi piel y tu respiración se vuelve más intensa, me siento vulnerable ante tu tacto y esa forma en la que me haces sentir cuando buscas mi cuerpo.
El deseo de siempre tenerte, el deseo de que no te alejes lo suficiente como para volverme débil y empiece a extrañarte.
-Solo compartimos la cama en común -digo después de que deposita un beso en mi hombro-, eso es todo ¿cierto?
Y aquí vamos de nuevo, con mis estúpidos sentimientos y mis reclamos silenciosos, sus manos se alejan y despues siento ese vacío, te has ido, no soportas mis palabras.
¿Por qué tengo muchos sentimientos por ti?, ¿por qué no puedo marcharme y actuar como si no pasara nada?, ¿por qué eres mi maldita droga?
Las lágrimas caen una a una, intentando borrar ese dolor que me quema cada que te vas, cada que decides por los dos alejarte cuando todo lo que quiero es que me abraces, que me digas que no solo me usas para no sentirte tan solo, tan solo aun cuando siempre estoy para ti.
Me levanto de la cama y voy a ti, te encuentro tomando agua sentado sobre la mesa, me acerco a ti y te abrazo por los hombros, intento que no notes cuanto he llorado, sé que odias verme así, simplemente no puedo evitarlo.
Duele mucho.
-Vuelve a la cama, por favor.
-Hoseok...
Te detengo de lo que estás a punto de decirme, te abrazo tan fuerte intentando que no me alejes, tu actitud es tan distinta, ambos estamos rotos.
-No me digas nada, solo abrazame.
Y lo haces, tan fuerte que reparas cada diminuto fragmento de mi, me besas y me tocas mientras me dices al oído lo hermoso que soy para ti, tus hermosas mentiras que yo decido creer una noche más, pues, sin ti, mi mente enloquecería, eres un bastardo, un imbecil de mierda y por sobre todo eso, eres el amor de mi vida.
-¿Quieres hacerlo? -me lo dices entre besos, acercando tu pelvis a mi entre pierna, tomando mi cadera y haciendo cada vez más fricción entre nuestros sexos.
En lo único que somos compatibles es en la cama, cuando nuestros cuerpos gritan por placer, por tenernos, por disfrutar de la piel ajena.
Y siempre contesto que sí, que sí quiero acostarme contigo y que beses mi piel, que te abras espacio entre mis piernas y decidas invadirme sin llegar a lastimarme.
Te abres paso entre la oscuridad de nuestra habitacion y mientras te desnudas, yo admiro tu cuerpo con la única luz que nos permite vernos, toco tu torso y voy bajando mis manos hasta tus piernas.
Sonríes y me dices lo travieso que soy por tocarte tan descaradamente y yo me río también, sabiendo que él fue quien me enseñó todo eso.
-Niño travieso, eres tan hermoso -por fin nos deshacemos de todo eso que nos estorba y te tumbas sobre mí, besando mis labios con cariño, con ganas de probarme como si fuese la primera vez.
-Recuerda quien me enseñó -me río al sentir cómo se forma una mueca en su bello rostro.
-Yo soy el malo aqui, quien te lleva al infierno -sus manos se mueven hasta mi trasero e inclina más su pelvis, está a punto de entrar-, soy tu demonio, bebé.
Y mi boca se abre y una sensación se introduce en mi sistema, su cuerpo se mueve lento y me veo sin aire mientras mi boca gime en silencio tu nombre.
Siempre terminamos así, teniendo sexo tan duro hasta que nuestras pieles ya empapadas en sudor nos arde, a ti por mis uñas encajadas en tu espalda y a mi por la forma en la que la acaricias, quemándome en un infierno infinito en el que yo soy tu ángel y tu mi demonio.
Respiramos agitados después de tanto sexo, te acuestas y me permites acostarme a tu lado, abrazo tu cuerpo mientras juegas con mi cabello.
-Te quiero -me lo dices, pero yo no te creo.
Y me vuelves a preguntar por cómo me siento, pero no hay palabras para decirte cuanto me duele esta situación en la que somos unos completos extraños unidos por el deseo.
-Mi cuerpo es feliz -contesto, tu mano decide parar.
-¿Y tú?
Simplemente me quedo callado y beso tus labios, saboreando la pregunta entre mis papilas gustativas.
Soy feliz solo cuando estamos tú y yo y nos abrazamos, soy feliz cuando me miras solo a mí y me dices cuanto me quieres, soy feliz con tus manos sobre mi cuerpo, pero no puedo sentirme feliz cuando no vivo en tu corazón, cuando decidiste solo convertirme en tu amigo de cama, cuando decidiste hablarme a las dos de la mañana diciendome que me mentías, que no sentias nada por mi y que todos esos ''te amo'' fueron falsos, que me quieres, sí, pero prefieres tu libertad y cerrarte a todos.
Solo estoy dañado, estoy roto en pedazos amándote incluso cuando esto es un amor tóxico y desastroso que nos llevará a un futuro en el que nos terminemos odiando, solo estoy triste mientras estoy contigo siendo solo nada.
-Estoy bien.
Dedicated to: LXR.
from: your nothing.