Ellos son TÍPICOS.

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Seis o siete de la mañana, el día se siente pesado y mi cuerpo apagado con ganas de estar nuevamente en mi cama revolviéndome entre las sabanas. Pero... Mis padres ya tienen problemas con que viva así todo el día, me quieren fuera de casa de eso seguro. El camino es largo y aburrido y todas esas molestias para llegar a lo que seria mi primer instituto.

En el asiento de copiloto esta mi madre utilizando el espejo que esta a su disposición para maquillarse y en el asiento del conductor mi padre conduce mientras usa su móvil y en el asiento de atrás estoy yo.

—¿Estas feliz Geovani? Vivirás tus mejores momentos en allí, te aseguro que es una gran experiencia, ahí conocí a tu padre.— Mi madre le lanzo una mirada coqueta a mi padre y le guiño el ojo. Yo suspire resegado.

—Si ya me lo contaron, el era el novio de tu mejor amiga, los tres fueron a una obra de teatro, la dejaron sola y se fueron a tener sexo en la parte de atrás.—   Respondí con tono para nada alegre mientras miraba por la ventana, no había nada de civilización, lo único que veía era llanura y carretera, me hubiera gustado que me dejaran tirado en el camino para morir de hambre que ingresar a un lugar desconocido y minusculamente mojado por los fluidos de mis padres. 

El silencio se apodero de todo el viaje al igual que el drama de mis pensamientos, solo podía pensar en los depravados estudiantes que me esperaban para comer hasta mis uñas ¿y si me violaban? o que tal si todos eran aliens disfrazados y... y ¡ME VIOLABAN! Las posibilidades eran infinitas, pero todas posibles. Cuando sentí que el auto se detuvo me acosté boca abajo y me aferre al asiento, mi padre bajo del auto y saco mis maletas del baúl.

—Geovani sal del auto. —Dijo mi mamá en un tono serio mirándome por el espejo retrovisor, se notaba su enojo por la arruga marcada entre sus cejas.

—No mamá. —Respondí cortante a lo que ella suspiro y salio del auto para abrir la puerta izquierda en la que yo apoyaba mis pies, cuando la abrió quedaron suspendidos fuera del auto.

—¡Sal ahora te dije!

—¿por que quieres abandonar a tu único hijo? ¿ya no me quieres?

—¡Alessio! ¡Tu hijo esta haciendo un drama, otra vez! —Mi padre acudió a los reclamos de mi madre y me tomo por los pies para empezar a alarme fuera del auto, yo me agarraba con fuerzas al asiento, todo en vano porque quede en suelo de la acera ¡Me levante enseguida y corrí nuevamente hacia el auto! Y mi madre me tomo por el pelo y me llevo dentro del instituto, mientras mi padre llevaba mis maletas.

Llegamos a una puerta que decía: "Una puta zorra arruina vidas" No mentira, pero así lo leí yo, la verdad esa puerta conllevaba a la oficina de la directora, osea lo mismo que yo alcanzaba a leer. Mis demonios entraron, digo mis padres, entraron a la oficina de la directora y yo me quede esperando en una incomoda silla bajo la mirada de la secretaria, una mujer arrugada, con cabellos rubios con unas pocas canas, sus cabellos largos hasta mas debajo de la cintura y perfectamente lisos, unos ojos grandes de color lima y labios sutiles y rosados en una piel blanca, pero no en exceso, su cuerpo se notaba delgado como si fuera una sardina y tenia un cuello largo como jirafa. Yo le hacia algunas muecas y ella fruncía el ceño marcando así muchas mas arrugas de su cara.

Luego de un rato mi madre abrió la puerta y me hizo una seña con la mano para que entrara y yo obedecí sin hacer comentarios, mi padre y mi madre salieron cuando yo entre y yo me senté enfrente de la directora, su aspecto era horrible, suena cruel, déjame que te digo como era; Sus ojos tenían una forma ovalada, eran de un color negro y donde se supone que debía ser blanco tenia varias manchas amarillas, su nariz era tan fina que parecía que estaba desapareciendo, sus labios... ¿que labios? Parecía que no tenia, los cabellos de esta mujer eran totalmente canosos y en muchos lados se veían calvas muy claras, su piel tenia un tono mal bronceada y llena de arrugas, parecía un fósil. En mi rostro trataba de no reflejar mi sorpresa puesto a que ella me estaba mirando muy fijamente.

—¿Geovani Ferrarini? —Estaba apunto de responder y justo cuando abrí la boca me interrumpió... —Tienes que llenar este formulario. —Me extendió su arrugada mano junto varias hojas de papel blanco, tome el formulario y lo hojee.

Tome uno de los bolígrafos que habían en el escritorio. A continuación como llene el formulario: 

Nombres:

Geovani The king of the Drama.

Apellidos: 

Ferrarini ¿y el tuyo?

Fecha de nacimiento:
¡Seguro que no en la misma que usted!
Nombre del padre:
Padre.
Nombre de la madre:
Madre.
Estado Civil:
Ayuda... ¡Me tienen secuestrado!

Después me dio pereza llenar las otras dos paginas por lo que a cada una le dibuje un gran dinosaurio. No soy retrasado ni mucho menos pero no quería ser aceptado en el instituto y mi idea para que no me acepten era sencilla, ser... Un asno. La vieja tomo el formulario y soltó lo que parecía una tos y resulto ser su risa, golpeo el escritorio con la mano cerrada y no paraba de reír o eso que hacia ella, entonces tomo un teléfono que había en el ya mencionado escritorio y apretó una sola tecla.

—¿la habitación del joven Giovani esta limpia?

Cuando escuche la pregunta de la directora se me heló la sangre ¿me había aceptado? Ese era mi miedo volviéndose realidad. Ella me miraba con una sonrisa mas horrible que la de un gato apunto de devorar a un inocente ratoncito, me hizo señas para que salga y así lo hice, cuando salí la secretaria me entrego una llave con el numero 247 grabado en ella, mis padres me abrazaron y felicitaron, yo estaba estupefacto y no sabia ni que decir. Camine a la habitación con el mismo numero de la llave, pero en vez de entrar me deje caer chocando mi cabeza contra la puerta. Me sentía como hombre blanco en una prisión de negros...

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