ME DICE USTED que ya se lo habían contado. Bueno, es cierto que no sé leer ni escribir.
Pero alguna persona tiene que dar a conocer estas penas que le he de ir contando a usted y que irán saliendo poco a poco.
De cosas como un libro no he sabido nunca nada.
Pero sé muy bien hablar y hablar de todo lo que he vivido y siempre lo hago con este tono de penar en mis palabras. En verdad toda mi vida ha sido como esa tristeza que se adivina en los ojos de un grupo de gallinas cuando tienen hambre y está lloviendo y desde hace muchos días han estado esperando que pase ese llover y llover.
Mil veces yo he contado esta historia.
¡Es que no sé cuántas veces!
Recuerdo que son muchas, y casi ahora la vuelvo a repetir de memoria como si fuera mil letras escritas en uno de esos periódicos de la capital.
Pero nadie antes me ha solicitado que le cuente la historia para dejarla entre las páginas de un libro lleno con todo lo que son mis penas y donde hombres muy sabidos , mujeres bonitas y personas humildes como yo , pueden llegar a saber lo que es la forma de vivir en un lugar donde no hay más que un mar por la derecha; un trozo de mar por allá al frente, mar aquí , a este lado , y un río verde , largo , grande , y ancho todo lleno de mar.
Y nosotros metidos en esta isla donde además de los hombres solamente existe la tierra con sal , y piedras , tantas como para hacer bueno lo que es un camino maluco en mi pueblo y a todos los pueblos de mi provincia.
Es la historia de los hombres que hemos pasado muchos años llenos de soledad.
Donde cada día tuve que pasarlo más lleno de soledad que en ninguno otra parte o puede que acompañado por los recuerdos buenos un momento o por los recuerdos malos que nos hicieron llegar hasta el presidio de San Lucas.
Además de las piedras y de los soldados -que son feos y son malos-había allá algunas cosiquillas buenas los caminos polvorientos y terronudos del verano; mañanitas frías; tardes de calor de una violeta en que el sol como un flor que se revienta hace un camino sobre el mar por el que se va y se va lentamente, poco a poco-como son todas las cosas de aquí-hasta que tiende una noche de humo, mesa con los barriales del invierno,en que alguna vez se asoma la Luna Blanca como una de esa conchas del ostión flotando en el vientre y en el va de la olas que tiene el cielo. Pero antes que le cuente todo lo que fue mi vida en ese presidio infernal, usted tiene que prometerme que por estas palabras nadie me ha de pegar otra vez. Nadie ha de hacer un impulso para regresarme de nuevo. Nadie se a de sentir herido. Y se lo ruego mucho porque sería terrible que por decirle este montón de verdades a usted , como me lo ha solicitado,tuviera entonces que llorar de nuevo.
¡Es tan amargo el presidio y hay tanto sabor a fiera entre sus paredes!
Bueno, ya que usted me asegura que no debo tener miedo , le he de ir contando poco a poco , a como yo lo sé , esta manera de contar y contar lo que le sucede a uno en todo una vida.
Y usted me ha de perdonar este acento que voy teniendo en mis palabras y que se parece mucho a esa tristeza que se adivina en los ojos de una gallina cuando tiene hambre y desde hace muchos días es el llover y el llover.
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LA ISLA DE LOS HOMBRES SOLOS
NezařaditelnéEsta novela de José León Sánchez representa uno de los grandes best sellers de la literatura latinoamericana. por que fue el propio autor el quien a la edad de 20 años quedó encerrado en prisión, condenado a cadena perpetua por un crimen atroz del q...