Día ocho.

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Ahora lo comprendía. Sabía la razón y claro que el castaño tenía derecho de molestarse.

Él lo había dicho que era un asco y jamás se acostaría con un homosexual. Que idiota fue.

-Sólo estaba diciendo tonterías.- argumentó.- El alcohol hace ese tipo de cosas en mi.-

-Ya hoyuelos, aclaramos esto que es lo importante.- suspiró el castaño.- Debo irme, pronto comenzará a llover y no traje paraguas.- se levantó de la mesa.-

-¿Te veré la próxima semana?-

-Claro.- sonrió.- Ésto probara que va volveré.- Quitó su anillo de su collar y se lo cedió.- Adiós hoyuelos.-

Le afectaba el hecho de que su amigo lo perdonara así. Otras personas harían un drama y un escándalo pero cuando hablaron... Cuando charlaron el ojiazul fue muy... Tranquilo.

[...]

Una semana.

Dos semanas.

Tres semanas.

Un mes transcurrieron y aquel chico no volvió a la cafetería.

Su nerviosismo era evidente ¿Acaso seguía molesto con él?

Trató de recordad, tenía que hacer algún recuerdo de la casa del ojiazul. Debía buscarlo. Tenía que encontrarlo.

-Ya no sé qué hacer. Ha faltado a la cafetería un mes.-

-Tranquilo, tal vez tenga cosas que hacer y no puede ir.-

-No... Él siempre iba, algo malo ocurrió.-

-De acuerdo con lo poco que me contaste, esta es la calle de su casa.-

El rizado tomó el papel de los dedos de su amigo y salió volando a la dirección marcada.

[...]

Era una broma, la dirección estaba equivocada y había llegado a la casa errónea.

O eso quería creer.

-¿Quién eres tú?- preguntó la mujer.

-Uhmm soy Harry Styles, amigo de su hijo.-

-¿Amigo? Louis no tenía amigos.-
Así que su nombre era Louis.- Lo siento Harry pero te equivocaste de lugar.- en el momento que iba a cerrar la puerta, el ojiverde colocó su pie.

-Ésto prueba que si lo soy.- mostró el anillo en su dedo.- Por favor, necesito ver a Louis.-

-Por aquí.- accedió.

La casa era un completo desastre, basura en el suelo mantas y suciedad en los muebles.

-Su cuerpo ha sido enterrado en esta dirección.- dió un papel.- Su habitación tiene su nombre, puedes subir.-

El rizado subió a pasos lentos, estaba tranquilo, sereno.

El nombre de aquel chico estaba en un papel y colgaba de una tachuela. Giró la manija y poco a poco la puerta se abrió.

Todo estaba en el piso, no tenía nada ordenado.

-No..-

Sus manos pasaban por cada objeto en la habitación. Sentándose en la cama, escuchó debajo de él un crujido.

Quito las sábanas de la cama y un cuaderno fue encontrado. Las primeras hojas estaban rotas y otras faltaban. 

No era un diario, sólo era un cuaderno con frases de odio y amor...

"me enamoré de ti, hoyuelos."

Ahora sabía porque él castaño lo había hecho, ahora entendía porque Louis llegó a conocerlo de esa manera.

-Louis se suicidó por otras personas.-

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