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Venecia. Un lugar de ensueño, lleno de belleza incluso en los lugares menos concurridos. Excelente lugar para viajar, pasar unas vacaciones relajado sin pensar en nada. Simplemente dejar la vida pasar sin problemas.

No era el caso de Harry.

Se encontraba sentado a unos metros de uno de los lugares turísticos más caros del lugar, el barrio de San Marco irradiaba tranquilidad en un hermoso día de principios de invierno. El aire frío chocaba en su cara y movía su cabello, no se inmutaba.

Permanecía estático, simplemente intentaba mezclarse con los veraneantes. Con sus lentes de sol puestos y una bufanda alrededor de su cuello que le daban la imagen de un fino turista que buscaba alguna actividad para pasar el tiempo durante su visita.

Una simple mirada a las chicas y chicos que pasaban frente a él lograba robar los suspiros de la mayoría, en realidad al chico no le importaba en lo más mínimo deleitarse con la belleza de las personas del lugar y fingía simplemente no darse cuenta de las miradas puestas sobre él.

Se le había asignado una misión y era lo único que le importaba en ese momento.

Su móvil vibró en el bolsillo de su abrigo, al momento de revisar de quien se trataba aquella llamada se levantó e inmediatamente llevó el aparato a su oído.

— Tenemos acceso a la seguridad de la joyería, tienes el camino libre.

Zayn. Uno de sus fieles compañeros y mejores amigos, y para Harry y la organización el mejor hacker del continente. Sonrió al escuchar aquello, por fin tendría un poco de trabajo por hacer.

— ¿Cuantos son? – Habló con cuidado, miró a su alrededor para asegurarse de que no tenía compañía y giró con destino a aquella joyería, la más cara de la ciudad –¿Está protegido?

— Niall contó una persona en recepción y tres más
dentro, no están armados.

— No es extraño, no pueden levantar ningún tipo de sospechas. Saben que si descubren un arma en su propiedad tendrían problemas – Entonces dudó.

¿Y si no era lo que estaban buscando? Confiaba plenamente en su equipo y obviamente en las investigaciones realizadas para llegar hasta ese lugar. Sabía que posiblemente para ese momento Niall ya habría desactivado cualquier tipo de alarma y estaba seguro de que si encontraban algo fuera de lo común se lo harían saber al momento. No podía permitirse dudar ante una situación que podría determinar el futuro de muchas personas.

Metió el móvil de vuelta a su abrigo. Estaba frente a las puertas del lugar, se dedicó a respirar un par de veces para tranquilizarse y entró.

El olor a pino inundó sus fosas nasales, dio un vistazo a su alrededor mientras caminaba a la recepción. No encontró nada fuera de lo común. Retiró sus lentes con lentitud, entró en su papel de empresario arrogante. Mantenía una expresión seria que pronto logró intimidar a la empleada del lugar, que le miraba con atención desde el otro lado de las vitrinas de cristal.

— Bienvenido, ¿En que puedo ayudarle?

Harry la miró neutro y pensativo durante algunos segundos antes de decidirse a hablar.

— Busco un anillo, el más hermoso y caro que tengan– Mintió. Observó las joyas frente a el y agregó – Estoy dispuesto a pagar lo que sea por él.

La chica lo miró un poco sorprendida para después asentir con la cabeza.

—Eso es Harry, sólo mantenlos ocupados.

Escuchó la voz de Niall sonar por el comunicador en su oído. Seguía mirando a la chica y esta intentaba sostener la mirada un tanto incómoda. Harry simplemente sonrió un poco mostrando los dientes, supuso que salirse un poco de su papel no causaría ningún problema. Quería mostrar confianza y mostrarse así mismo como confiable.

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⏰ Última actualización: Jun 26, 2017 ⏰

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