POV Lauren
Con la luz del sol invadiendo toda la habitación y el tercer llamado de la alarma decidí levantarme y empezar el día, los deseos de salir de la cama realmente eran inexistentes, pero ¿cómo iba a preferir quedarme en casa?, además los lunes mi mamá sufre ataques de orden y limpieza compulsivos y prefiero ir a ver la cara a los profesores en la escuela que soportar esos ataques un día más. Tomé la toalla del closet y entre a realizar mi rutina, demoré lo esencial y salí, use lo primero que vi: un pantalón rojo ajustado, camisa blanca, botas negras y tome la chaqueta negra que estaba puesta en el espaldar de la silla de la computadora, coloque algo de perfume en mi cuello y junte mis cosas necesarias en el bolso de la escuela por último guarde las llaves del auto en mi bolsillo y baje las escaleras, note que como siempre mi papá ya se había ido a dejar a mis dos hermanos a la escuela de camino a su trabajo, no vi señales de mi madre, así que fui directo a la cocina y me serví un vaso de jugo de naranja, me recosté en el mesón mientras lo bebía, observé el cielo a través de la ventana de la sala y note que realmente hacía un lindo día afuera, pero no di mayor reflexión ante el paisaje y abandone el lugar antes de toparme con mi mamá y ganarme un llamado de atención por lo tarde que era, solté el vaso en la mesa del comedor y abrí la puerta, a lo lejos escuche un: “Lauren NO llegues tarde” el cual ignore y sin dar más largas me dispuse a encender el auto, claramente mientras subía, note que a las llantas les hacia falta algo de aire, pero el tiempo estaba en mi contra, tendría que hacerme cargo de eso luego de clases, por el camino encendí la radio y sonaban algunas de mis canciones favoritas, cante un poco hasta que me aproxime a la entrada de la escuela, un nuevo año empieza y yo como de costumbre, llego a clases una semana después de que todo el mundo lo hace, sin idea de donde quedaban mis clases le envié un mensaje de texto a la única responsable de mi grupo, de todos ella era la única que asistía la primera semana.
— ¿Dónde estas Mani? «Enviado»
—Llegando a mí casillero para dejar algunas cosas, ¿Dónde estás tú?, la clase empieza en dos minutos. «Recibido»
—MIERDA!!! Bajando del auto, te veo en el salón.
«Enviado»
—Por cierto, ¿Cuál es el salón?
«Enviado»
—LOL, 402-A, procura no llegar tarde, que es la clase de Mrs. Navas!!! «Recibido»
"¡Mierda perfecto!" —pensé, mi próxima clase es el otro extremo del colegio, no llego ni corriendo en dos minutos, pero que más da. Entre por la puerta principal de la escuela en donde ya no había muchos estudiantes pues todos estaban entrando a sus respectivos salones de clases, visualice muchas caras conocidas, muchas personas que dieron sonrisas y saludos en general, yo que no era precisamente la reina de la amabilidad, solo respondí los saludos de quienes considere importantes continúe mi camino hacia el módulo donde estaba mi salón, no sonaba aún el timbre así que tome el aviso de Normani como una exageración me detuve a observar por uno de los balcones del pasillo a la gente de los primeros años, que como corderitos iban de prisa corriendo a sus clases para no llegar con retardo, reí un poco mientras hacia memoria de mis primeros años aquí, cuando inicio la secundaria lo hice teniendo un promedio excelente, me iba de maravilla y era parte de todas las clases nerds del colegio, amaba la música y estaba en todos los cursos que se relacionaban con eso, formaba parte del grupo de repostería, de ciencias, realmente toda una cerebrito, verlos a ellos corriendo para entrar a tiempo me llevo a esa reflexión y me perdí un poco en mis pensamientos, fue como un flashback de mi vida, recordé cuando conocí a Keaton y por él al resto de mi grupo actual de amigos, y él siendo parte del equipo de baloncesto me hizo unirme al grupo de animadoras, desde ahí fue cambiando mi estilo de vida, ninguna animadora toma clases de repostería o asiste al club de ciencias, eso era en contra del estatus social, así que fui poco a poco sustituyendo desde mis cursos extras, hasta a mis amigos y sin darme cuenta muchas cosas más. En mi recorrido visual por el campus alcance a ver a Chris con su grupo de amigos nerds, contuve la risa al verlos ir corriendo igual que el resto de la manada para entrar a clases, sin profundizar más en esa imagen el sonido del timbre me saco brutalmente de mis adentros, camine de prisa sin parecer demasiado preocupada por llegar, cosa que no era tan cierta tratándose del profesor que se trataba.
—Señorita Jauregui, ¿nos hace el honor de entrar a la clase y cerrar la puerta, o prefiere irse a dar una vuelta por todo el jardín como el lunes pasado? —Preguntó en el tono más irónico e irritante que consiguió el profesor Navas.
La atención de todo el curso se poso sobre mi, esperando una respuesta contundente para aquel imponente profesor que durante los últimos años se había dedicado a retarme en cada curso que tomaba con él.
—Les haré el honor, para que no pierda la costumbre de verme —dije dibujando una sonrisa de mala gana y haciendo una pequeña reverencia al profesor en forma de burla.
Se escucharon algunas carajadas disimuladas provenientes de los chicos del salón, lo que hizo enfadar al profesor, quien solo indico el asiento vacío de atrás y prosiguió con la clase. Yo camine pacientemente por el pasillo entre los asientos y note la mirada de Mani quien negaba con la cabeza en respuesta a mi actitud de hace unos instantes, le di una sonrisa y ella la respondió con otra de vuelta y un pequeño suspiro, me senté en donde el profesor indico para evitarme mas problemas y por el resto de la hora me perdí en mis pensamientos ignorando lo que ocurría a mi alrededor. Sonó el timbre y lo único que logró despertarme de mis reflexiones internas fue un grito que dio Mani desde la puerta del aula de clases que ya estaba considerablemente vacía.
—¡¡¡HEY JAUREGUI!!! ¿Te vas a quedar allí sentada o vienes a desayunar? —Exclamó mientras su novio la tomaba de la mano.
—No, claro que no, ya voy, los veo en el pasillo —respondí mientras tomaba mis cosas del asiento y me preparaba para salir.
Mientras me movía entre los asientos y miraba mi teléfono el profesor me hizo un comentario:
—Srita. Jauregui podemos conversar un momento?
"¡PERFECTO!" pensé irónicamente mientras me volteaba para mirar al profesor.
— ¡Vaya! ahora no puedo me están esperando profesor, pero… el próximo miércoles, sin ningún tipo de problemas podemos tener tooodaaas —alargue la palabra para sonar sarcástica— las conversaciones que quiera antes de la clase —contesté mintiendo descaradamente en su cara— entonces… nos vemos —dije continuando mi camino a la salida.
—Espere señorita Jauregui, sabemos que la señorita Hamilton no va a morir si la espera dos minutos más, tomemos en cuenta que el joven Arin le está haciendo compañía afuera, sume a eso que la próxima clase es el jueves y no el miércoles, ambos sabemos que con suerte va a llegar, no creo que lo haga a tiempo, ni mucho menos que llegue más temprano para tener esta conversación y si mi argumento no basta, entonces tome esto como una orden, siéntese un momento que tengo un par de cosas que decirle —dijo irreverentemente aquel insistente profesor.
De mala gana y murmurando un poco me senté en los primeros asientos dejando caer mi bolso al piso, apoyando mi cuerpo en el espaldar de la silla y colando mis manos cruzadas en mi pecho en señal de que no me importaba aquella conversación que se aproximaba.
—Vamos Lauren, muestre un poco de respeto o por lo menos fínjalo! —Exclamó el hombre
— ¿Podemos ir al grano? —conteste molesta
—Bueno, yo sólo quería decirle señorita Jauregui que mi única responsabilidad con este curso es hacer que mis conocimientos lleguen hasta ustedes, que amen profundamente la cátedra, que la disfruten tanto como lo hago yo, la apreciación musical es más que solo analizar melodías de Beethoven, es realmente apreciar la música en niveles más profundos, usted tomo mucho de mis cursos durante sus primeros años, este el último año que le daré clases antes de que pase a preparatoria, solo le pido que respete este salón, que respete mi trabajo y no venga aquí solo por completar sus créditos, si no puede hacer lo que le pido, retire la materia, no me haga perder el tiempo en usted, porque yo le veo potencial para la música, se que lo tiene, pero usted está ocupada lanzando eso por la borda y yo personalmente no quiero ver como usted destruye su futuro y pierde el tiempo en mis clases pensando en quien sabe que cosas.
El profesor logro capturar mi atención durante todo su monologo, quizá por lo que decía acerca del potencial que me veía, quizá porque todo lo que salió de su boca era totalmente cierto, hubo algo en cada una de sus palabras que hizo ruido en mi mente y me lleno directamente la conciencia. Supuse que mi cara estaba revelando todas estas emociones que había explotado en mí aquel llamado de atención por lo que fingí rápidamente indiferencia y conteste:
— ¿Ya puedo irme? —pregunte tronando mis dedos.
—Piense bien lo que le dije señorita Jauregui, que tenga buen día. —completo el profesor mientras se retiraba.
Camine hacia la salida algo perturbada y molesta, el profesor no solo logro removerme los pensamientos si no que en cierto modo me reto a dejar el curso, contando que desde que entre me estaba exponiendo delante de la clase, “Que se cree ese idiota” pensé mientras caminaba de prisa pero sin rumbo aparente por los pasillos y sin fijar mi mirada en nada me di un tropezón con una chica de segundo año
—¡¡TODOS ESTAN IDIOTAS HOY!! ACASO NO VES POR DONDE CAMINAS? —grite a la chica que me con la que me había tropezado.
—Lo si-si-siento! es que voy mirando mi teléf… —interrumpí su argumento.
—¡¡¡PUES MIRA TU MALDITO TELEFONO LEJOS DE MI!!! —Grité mientras lanzaba una potente mirada de odio— quítate de mi vista —agregue.
Seguí mi camino esta vez mas atenta para no toparme con otro idiota más, a lo lejos alcance a mirar a Cece que iba con Jennel camino al comedor, les hice señales de que me esperan para ir juntas.
—HEY! Jauregui vienes de mal genio? —preguntó Cece
—Los idiotas están desatados este año, quien deja entrar a tantos imbéciles a esta escuela?—comenté mientras las saludas con un beso y un abrazo.
—Ya sabes hay demasiados niños nuevos y tontos aquí, tranquila el próximo año, ya no tendrás que estar rodeada de los de secundaria, te vendrás a nuestro lado de la escuela —dijo Jennel riendo.
—Si, perfecto un año más soportando esta mierda, acabo de toparme con una idiota de segundo que casi me saca el hombro de un tropezón, no entiendo que mierda tienen la cabeza estos niños —les comente furiosa.
—Hablas como si eres muy grande —dijo Cece
—Y tú como si eres Universitaria! —respondí riendo
Caminamos hacia al comedor para ir a tomar el desayuno, de entrada se veían los grupos claramente marcados, había mesas por todos lados llenas de grupos grandes y pequeños de gente, podías apreciar todo tipo de personas en esas mesas, separadas claramente por los “status” en mi caso mi mesa estaba prácticamente en el centro de todas las demás, el comedor era inmenso pero cerrado, estaba la cafetería, con largas filas para comprar comida, varios puestos más que vendían otro tipo de comidas menos “saludables”, el ruido era común pues ese era el único lugar de todo el campus donde secundaria y preparatoria estaban ligados, de resto cada sector tenia sus áreas especificas en el colegio, áreas que se determinaban dependiendo de quien eras tú y quienes eran tus amigos, visualice a Ally sentada en las piernas de Troy ellos iban un año más en la escuela que yo, de un lado Arin y Normani tomando el desayuno de forma muy romántica como de costumbre, con ellos tomaba mis clases tenemos la misma edad, con las chicas nos acercamos y Cece rompió el momento de las parejas preguntando por el resto del grupo, no tuvimos ninguna respuesta precisa, solo nos sentamos y comenzamos a ponernos al día, más tarde entró Keaton a mis espaldas envolviendo sus brazos en mi cintura y dándome un beso en el cuello:
—Buen día princesa de hielo —dijo haciéndose el gracioso— esta mañana no fuiste a saludarme al gimnasio, ¿acaso acabas de llegar? —completó
—Tenia clases…—hice una pausa— Y una vida —completé. Espero que trajeras mi cargador, estoy ahorrando batería como idiota desde ayer —comenté soltando sus manos de mi cintura.
—Deja el mal genio Lauren, el año apenas empieza y tú no puedes estar feliz ni en tu primer día —respondió tomando el asiento vacío de mi lado.
—Vaya! que toxicas son las relaciones heterosexuales —argumento Cece
—Claro, como tu mujercita es la reina de la civilidad en la escuela —dijo Jennel riendo sarcásticamente.
Todos reímos y eso alivio las tensiones en la mesa, pronto volví a recordar el asunto de mi teléfono y el cargador y volví a encarar a keaton:
—Entonces keaton, ¿tienes o no mis cosas? —pregunte en mi tono dominante.
—¡VAYA! en serio no me vas a dejar desayunar en paz? —respondió— voy por tus mierdas a mi casillero!!! —salió empujando la silla
—Vaya carácter el de tu noviecito —había murmurado Mani
—El insoportable de mi futuro ex-novio —exclame sin pensar
Todos me observaron sin hacer ningún comentario y salí del lugar para buscar a Keaton y obtener mis cosas de vuelta y una posible disculpa de su parte. Camino a la salida del comedor observe que Chris se aproximaba con una chica, que asumiré es nueva porque nunca antes la había visto, no suelo darle demasiada atención a los chicos de los primeros años, pero se bien que si esta chica hubiese estado aquí antes yo la hubiese recordado, me sorprendió lo radiante que lucia, iba comentando algo con él, haciendo demasiado gestos y muecas mientras narraba, al mismo tiempo reía como si fuese la persona más feliz de todo el lugar, me perdí por varios segundos en el color tan profundo de sus ojos cafés que aunque son el color más común en todo el planeta, en ella lucían de una manera tan única e impactante que lograba capturar mi completa atención, llevaba además un pequeño lazo en su largo y oscuro cabello negro, lo que la daba el equilibrio perfecto entre “dulce” y “tonta” a la vez, pero el instante de apreciación fue interrumpido por la mirada de Chris que se impuso al momento, sacándome de mi observación y caminando más a prisa, pasamos por nuestros lados sin voltearnos a mirar, simplemente cada uno siguió su camino aparentando no habernos visto pasar.