Fue esa tan curiosa e inocente petición, aunque un tanto pervertida diría yo, aquella que hoy me hace recordar esa tarde tan única y maravillosa, en la que por primera vez palpe la delicada piel de su entrepierna.
Ella era una niña linda de cabello oscuro y ondulado con una silueta delicada, claro que no era una modelo, pero para mi era la chica más hermosa en todo el mundo.
Fue en el día de los enamorados hace tres años, el deshabitado y alejado campo de fútbol de un balneario fue el testigo de la magia que ella y yo hicimos bajo el discreto cobijo de la noche que se acercaba cada vez más.
Al llegar a su casa esa tarde ella estaba preciosa, con su minifalda color negro y una blusa cuadriculada morada,
-Pero que hermosa- pensé
Mientras ella me dijo :
-¿nos vamos? -
Solo pude responder un tímido
- Si -
Íbamos a pasar el día en un balneario, nadando y pasándola a gusto.
En aquel enorme parque acuático, esa preciosa morena de ojos claros, que me había cautivado durante tanto tiempo, la que me acompaño a un viaje de ida y vuelta al cielo aquella vez.
En ese enorme lugar, nosotros fuimos los últimos en salir ese día, habíamos nadado un rato e hicimos una que otra travesura bajo el agua, pero después de tanto divertirnos decidimos ir a recostarnos en el interminable empastado de un campo de fútbol del parque...
Nos tumbamos sobre nuestras toallas y nos quedamos hay... Hay en ese lugar donde tan inquietante calma y silencioso presente nos envolvía, mientras nos mirándonos a los ojos y el anochecer caía sobre el cielo.
Un pequeño y cariñoso beso se presentó en el lugar tan espontáneo y tierno como una sorpresa, pronto otro se hizo presente, y otro, y otro, y otro mas, pronto comenzamos a besarnos apasionadamente y al notar que estábamos solos ella empezó a acariciar mi entrepierna con su rodilla mientras mi mano hizo un recorrido de su espalda hasta su nalga, la aprieto con fuerza y ella mete su mano dentro de mi bragueta, tiene mi pene entre sus manos y como ya muchas veces lo saco y empezó a acariciarlo y a lamerlo...
-Ohhhh hermosa eres la mejor -
Le dije, mientras su lengua acariciaba mi glande de manera espectacular.
Fuera el pantalón, adiós a su blusa, su sujetador negro se me presento como un invitado no deseado, sin problemas me desice de el y hay estaba ella, hincada sobre el pasto del campo bajo la luz de la luna sin nada mas que su minifalda puesta, con su cabello negro y ondulado cubriéndole sus pechos, no resisti más.
Me abalanze sobre de ella y la tumbe arriba de las tallas que nos servían como sábanas,y le di un beso tan brusco, largo y apasionado que se anunciaba como el preludio a la gran ola de pasión que se avecinaba, ni lento ni rápido baje a su cuello al cual lami y mordi con deseo antes de llegar a sus pechos, esos tan juguetones senos con los que como un pequeño niño empecé a jugar, acariciar, lamer, chapar, morder de lado a lado, desde sus comienzos en la parte baja del hombro, hasta la aureola y ese delicado pezón al cual sacudi tiernamente con mi nariz...
Despacio, lento, con calma, recorro el curvo camino de su cintura con mis manos, hasta esa falda negra que l
a verdad pensé dos veces en quitar,
-No te detengas - me dijo con voz tierna y tomando mis manos me ayudó a quitarle la falta, mostrandome una tierna ropa interior blanca con delgadas franjas rosadas.
Mi mano derecha fue la primera en palpar ese terreno tan conocido para ella, pero tan extraño misterioso para mis ojos, aquellas lindas bragas volaron por los aires y mís ojos clavaron la mirada en su entrepierna, mis manos paseaban sus dedos por aquella delicada piel, mientras mi boca se acercaba curiosa, un beso para esos labios, seguido por una lengua aventurera que exploraba una misteriosa cueva. Después de un rato mi boca se retiró lentamente y ella me quito la camisa, volví a besarla en la boca y a frotar su nariz con la mía, mientras un nuevo miembro empezo a acariciar su entrepierna.
Temeroso y tímido al principio, mi pene recorrió las afueras de aquel tan prohibido paraje hasta el momento en que nuestras miradas se volvieron a cruzar y fueron sus hermosos ojos claros los q me dijeron
-Hazlo-
Así q entre dentro de ella, una nueva y maravillosa sensación nos invadía, estábamos conectados de una madera tan íntima y especial, al principio voy lento, y despacio pero sus gemidos cada vez me existan más y aceleró el paso, rápido, rápido, sus piernas abrazan mi cintura, fuerte, fuerte, cada vez con más fuerza, ella esta sudando, cambiamos de posición.
Yo me recuesto y aun unidos esta vez ella es quien ésta arriba sentada, un salto tras tras otro, mis manos en su cintura mientras veo a sus juguetones pechos saltar...
Después de un buen rato de hacer el amor nos quedamos agotados, una llamada fue la vuelta a la realidad, era de noche y el parque había cerrado, así que nos vestimos enseguida y corriendo regresamos al mundo de los mortales, con nuestros cuerpos fatigados y la llama del amor entre los nosotros más viva que nunca...
- Ohhhh este santo pecado es un tesoro en el cofre de mis memorias, pero como todo, el amor que Guadalupe y ya nos teníamos un día se agotó -
Aunque aún no del todo, ella como mi primer amor siempre tendrá un lugar especial en mi corazón.
Algún día volveré a encontrarla y se bien lo que are,
Le cantaré una canción, la melodía más hermosa qué conozco, esa que un día me hizo llorar, es la que le dedicaré, algún día, de la manera más inesperada, lo se.