26. La mamá de Phineas y Ferb

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Entré en ese lugar con solo una pistola, solo eso tengo. Se trataba de un lugar realmente con escombros, además que el ambiente es uno de guerra. Hace años que no tenía esta sensación de adrenalina de cuando eres un criminal y tu vida de por si, está en riesgo. Tu muerte ya no es tan lejana como antes, y para seguir con vida depende de las decisiones que tomes. Ser criminal no es un juego de niños del todo.

Apareció un contrincante que no lo había visto pero logré dispararle a tiempo, sigo mi camino por todo el sendero marcado, claro, sin antes tomar pocas balas de su arma.

Me escondí detrás de una pared, miro por el costado a mas de ellos. Mejor dicho, una multitud como si cada vez se multiplicaran más y como si fuera poco empezó a sonar una alarma. ¡Gracias alarma! ¡Lograste que me alarmara!

Ahora su nombre tiene sentido.

Me adentré a un edificio de allí subiendo hasta el ultimo piso dándome una excelente vista del lugar donde hacía su aparición el líder.

El "pueblo" (por así llamarlo) empezó a hacer con sus palmas como algo contemporáneo, parecido a We Will Rock You de Queen. El líder bajó sus brazos haciendo un ademán de que se callaran. ¿Es en serio? Este lugar más ridículo y muere

¡Callate!

¡Perdón!

El líder empezó a decir un discurso más aburrido que el de la clase de historia, no perdí más tiempo y le disparé. Todos exclamaron dramáticamente como si hubiera matado a alguien, bueno, lo hice.

Consumidos por la furia trataron de atacarme subiendo hacia el piso donde estaba, disparé un gancho hacia el otro edificio del frente. Amarré el extremo que tenía en una columna, me sujete de la cuerda avanzando hasta el otro extremo con mayor rapidez. Llegué justo a tiempo a mi destino ya que las personas se sujetaron a la cuerda y tratando de imitar mis acciones, pero después fallaron cayéndose al vacío.

Aún así otro grupo subió hasta el edificio donde me encontraba, rápidamente huí de ese lugar saltando de techo en techo como un gato en la noche. Todas las personas que me perseguían imitaban mis acciones formando una algarabía, algunas pisando mal terminando en el suelo junto con su posible muerte y otras desde abajo corriendo. Tomé un ladrillo, disparé hacia una gran montaña de barriles. Cayó la montaña junto con su pueblo. Tuve ventaja por lo que seguí con mi recorrido.

Los techos de las casas iban disminuyendo obligándome a que de saltos más largos, supuse que estaba al límite de la ciudad....¡Obviamente!

La Más Buscada ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora