24 de Diciembre del año 1941.
Y así pasó un año. Dos veces por semana nos reuníamos en nuestro callejón y allí permanecíamos hablando de cómo eran nuestras vidas antes de la guerra. Aquel 24 de diciembre coincidía con el comienzo del "Hanukkah", una festividad judía que dura ocho días y en la que se celebra la independencia judía a manos de los macabeos. A consecuencia de la guerra, mi familia no iba a celebrar la navidad, así que esa noche se fueron a dormir temprano. Yo había quedado con Alexander en nuestro callejón para pasar junto a él el inicio de esta festividad.
23h. Salí de casa con una gran sonrisa. Aquella noche vestía mi mejor vestido, uno azul oscuro de volantes, y un abrigo negro, regalo de mis abuelos por mi 17 cumpleaños. De tan solo pensar la cara que pondría Alexander al verme tan elegante mi corazón daba saltos emocionado. Le iba a encantar. Empecé a caminar con cuidado debido a la resbaladiza nieve.
23.30h. Al llegar al callejón, me sorprendió no encontrar allí a Alexander, ya que él siempre llegaba antes. El frío de aquella noche era insoportable. Escuché detenidamente por si oía sus pisadas, pero no se escuchaba nada, tan solo el silencio que me envolvía. Ni petardos explotando, ni disparos si quiera. En ese momento recordé una frase que siempre decía mi padre: "El silencio es el ruido más fuerte". Tal vez tenía razón. Por alguna razón empecé a ponerme nerviosa. Me puse en cuclillas y abracé mis piernas para mantener el equilibrio y no caer.
23.52h. Me puse de pie. No me gustaba esa sensación. Caminé hacía la salida del callejón. Saqué mi cabeza, miré al fondo de la calle y deseé morir. Mi corazón dio un vuelco. Dos soldados alemanes armados vigilaban la calle, parecían esperar a alguien. Sus uniformes eran de la Gestapo. Empecé a sudar frío. Aquello no podía estar pasando.
23.58h. Oí a los nazis murmurar algo entre ellos. Me asomé de nuevo y le vi. Los nazis se habían escondido, uno a ambos lados de la calle. Alexander parecía un príncipe de un cuento de hadas. Llevaba un traje blanco y un ramo de rosas del mismo color, se acercaba con una sonrisa mientras miraba las flores. Deseaba gritarle, decirle que se escondiera, pero no encontraba mi voz. Me sentía impotente. Mis ojos se llenaron de lágrimas. Alzó la vista y sus ojos sonrientes me vieron. Cuando escrutó mis facciones su rostro también cambió. "Todo estará bien... Te quiero..." vocalizó y acontinuación guiñó un ojo. Entonces puso su dedo índice en sus labios, con los ojos cerrados, y me indicó que estuviera en silencio.
23.59h. Uno de los nazis salió lentamente de su escondite y le habló en alemán. Mis piernas no me sostenían, poco a poco fui cayendo hasta quedar de rodillas. En vez de haber sido tan cobarde, ahora me pregunto que hubiera pasado si aquel 24 de diciembre hubiese echo algo. ¿Podría haberlo ayudado? o simplemente... ¿Habríamos muerto los dos?. El soldado de la Gestapo cogió su arma y le apuntó.
00.00h. Grité, grité cómo si de ello dependiera su vida. Si él moría... entonces yo también quería morir. El sonido del arma de fuego, la pólvora, que ahora explotaba celebrando el nacimiento de Jesús y mis gritos se unieron al unísono. Pronuncié su nombre repetidas veces, negándome a aceptar la realidad. Esto no podía estar sucediendo. Metí mi puño en la boca para ahogar los gritos. Quería levantarme y exigirles que me matarán a mi también. ¡¿Pero por qué las piernas no me respondían?! Me sentía tan inútil, tan estupidamente inútil.
Anegada en lágrimas miré de nuevo. Uno de los soldados lo llevaba a cuestas. Se lo llevaban...
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El amor secreto de Izabella
Novela Juvenil"Ambientada en la Segunda Guerra Mundial. Nos encontramos en Varsovia, capital de Polonia, año 1940. Izabella Kowalski, una adolescente polaca de 16 años descubrirá el amor en medio de toda la tragedia". Esta es la primera novela que consigo acab...