Capitulo 3.
Draco se encontraba en su habitación, estaba muy enojado, no podía creer que Hermione pudiera estar arriesgando su vida de tal manera, él no se podía permitir perderla, aunque sabía que nunca podría estar con ella le quedaba por lo menos el consuelo de que estaría a salvo y feliz con alguien más.
-*¿Cómo podía hacerlo? ¿Cómo podía arriesgar su vida de esa forma? ¿Por qué tenía que ser tan terca?*.- Pensaba el rubio. -*debes de saber que el sólo hecho de ser una sangre sucia ya es suficiente para poner tu vida en riesgo, pero no, eso no es suficiente para ti ¿verdad? Tenías que tener un poco de acción en tú vida, cada vez te pareces más a Isabella, pero tengo que hacer algo para evitarlo.
Se encontraba totalmente desconcertado, no había consuelo en ese momento para él, en su cabeza sólo había escenas en donde la chica casi pierde la vida y aunque ella no se había dado cuenta, él había estado ahí para protegerla. En esos pensamientos se encontraba cuando recordó el anclaje que tuvo con ella durante varios segundos, por unos instantes creyó mirar amor en sus ojos, pero no, ¿Cómo podía haber amor? Si él mismo hizo que todo aquello desapareciera, además lo había atacado.
-*¡¿Cómo pude pasar por alto esto?, todo es tu culpa Hermione, por ti me volví débil, yo nunca tuve errores, ¿Cómo pude llegar a esto?*- estaba pensando el muchacho.
-Draco, quieres explicarme qué demonios pasó ahí afuera, estuviste pésimo, peor que eso.- escuchó decir a Zabini sacándolo de su concentración.
-¿Qué te importa? Largate de aquí, quiero estar sólo.- contestó Draco.
- Lamento interrumpir tus pensamientos pero creí importante decirte que Pansy está herida, la tienen en el estudio.
- ¿Qué? ¿Cómo? ¿Por qué?, ella no iba a ir.- dijo el chico muy molesto.
- No sé qué pasó, pero creo que al final decidió ir.
Draco y Zabini salieron de la habitación y se dirigieron al estudio donde tenían a la morena, al llegar al lugar Zabini se quedó como estatua en la puerta, no podía creer lo que estaba mirando, cinco de sus “amigos” del colegio se encontraban muertos entre los que estaban Crabbe y Goyle, y por el otro lado había muchos heridos.
- ¿Qué pasó?.- la voz fría del rubio resonó en todo el lugar. -¿Cómo se encuentra?.
- Está muy mal, si sobrevive esta noche tendremos esperanzas de que se reponga, pero ha perdido mucha sangre.- le contestó un mago al cual nunca había visto antes. –Robert Wilson.– Extendió la mano.
- ¿Qué estaba haciendo ahí, creí que ella no iría, por qué nadie me avisó que estaría en el ataque?.- Dirigió su mirada fría a Sanpe, que se encontraba a un lado suyo.
- Y así era.- le contestó éste. –Pero la señorita Parkinson decidió acompañarnos a última hora.
Los ojos de Draco se encontraban llenos de furia, ¿qué pasaba con las mujeres? ¿A caso creían que muriendo se acaban los problemas?.
- Llévenla a mi habitación, ahí estará mejor.- dijo mirando al sanador.
- Como Usted diga señor. Hay que ser consientes de que la muchacha necesita mucha tranquilidad, al parecer cayó de su escoba y cayó del lado derecho y se fracturó varios huesos lo que provocó que perdiera mucha sangre, cuando la encontramos ya estaba casi muerta, sólo hay que ser pacientes para saber si podrá sobrevivir.
- Será mejor que te vayas despidiendo de ella.- dijo una voz fría que se situaba detrás de él, era de una mujer sin duda, y la conocía muy bien.