Niña.

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La felicidad,
sinónimo de azar.
El amor,
antónimo de terror.

Corre, niña,
vuela lejos,
a un lugar donde tu sonrisa se tiña;
con un paisaje de esos viejos,
que te dé morriña
y puedas crear nuevos recuerdos.

No estés triste, niña,
por separarte de tu vida,
si dices que es complicada la ida,
la vuelta será una constante riña.

Toda tu vida ha sido una pelea,
brutal, triste, mortal,
que ha destrozado tu moral,
que ha borrado tu mural...
Sí, ese que llamas, felicidad.

Toda la vitalidad,
la perdiste,
por una falsa personalidad;
la abandonaste,
por aquello que creías irracional,
pero solo te daba ansiedad.

No sufras,
ya no queda nada,
para desaparecer,
para perder,
la vida y la infinidad que hemos creado,
que hemos ansiado.

Hemos conseguido lo que no queríamos:
sufrir por vivir;
dañar por amar
o
arrastrar por cambiar.
¿Es necesario?
Nosotros pensamos que sí...
Aunque, lo siento, no lo es.
Podemos vivir, sin sufrir;
amar, sin dañar
e, incluso, cambiar sin arrastrar
pero no es lo común,
no es lo que nos han educado.

Prefiero soñar despierta,
a dormir en blanco;
Prefiero sonreír de verdad,
a llorar en vano;
Prefiero abrazar sin pensamientos,
a tenerlos amargado...

Mi lista es interminable, niña.
Comienza la tuya,
con una sonrisa,
que la vida son dos días,
y, aunque queramos desaparecer,
no tenemos prisa.
Vivamos juntas, en una constante risa.









Para todos los que quieren desaparecer de vez en cuando. Siempre habrá gente que os querrá y os odiará; no dejéis que os hagan daño los pequeños comentarios, al revés, si hablan de vosotros será por algo.
Inspirado en Pilar que, aún siendo una gran fan de Lorca, lee mis poemas y le gustan.

Tears dry on their own.Where stories live. Discover now