Era una de esas tantas noches en las que el bar abría sus puertas; para ser exactos, era sábado y eran las 11:30 de la noche.
Esa noche la selección de música tornaba a todo el bar en un ambiente bastante sensual, sin querer, empezando a desencadenar en las almas más inquebrantables, deseos y pasiones que quizá esa noche podían darse el privilegio de dejarse llevar.
Una luz ámbar hacia nítida la visión de las personas, observar a otro se convertía en una tarea bastante acosadora, por el detalle con el que era requerido mirar. El humo de los cigarrillos, mezclado con perfumes eróticos, embriagaba la atmosfera de una noche para los locos solitarios. Locos hedonistas que buscaban satisfacer el deseo más salvaje de placer.
Hanbin era un chico un tanto tímido y hasta un poco asocial, pero eso no significaba que de vez en cuando su lado más libertino era requerido para complacer el más burdo deseo, después de todo era un hombre y aunque a veces podía ser frio, no estaba hecho de piedra, sentía, y esa noche estaba dispuesto a sentir.
Se animó a sí mismo a ir sin compañía aquel bar, era un lugar que frecuentaba de vez en cuando, a veces acompañado de alguno de sus pocos amigos, otras veces iba solo, no le importaba.
Mientras bebía de su copa, el whisky siempre es el mejor acompañante de los solitarios pecadores pensaba; dirigía su mirada hacia todo el bar, como un animal salvaje eligiendo a su presa. Sin darse cuenta su mirada se posó en una criatura, lo más bello que había visto esa noche, contenía en sí la belleza clásica e inocente de un ser divino, un ángel pensó, unos sorprendentes grandes y vivaces ojos oscuros, hipnotizantes; unos labios lo suficientemente carnosos para morder unas mil veces si era posible, que enmarcaban una sonrisa celestial y brillante. Toda esa belleza era acompañada de un cuerpo precioso, varonil, de una delgada silueta, seguro igual de delgada que la de él mismo, pero deliciosamente palpable para cualquier par de manos, esperaba casi con fe, que quien pudiera tocarlo fueran sus manos, al menos esa noche.
Pudo percatarse a distancia, que esa divina criatura se encontraba acompañada, aunque podría ser un problema, estaba dispuesto a correr los riesgos, inclusive a pasar por la vergüenza, sólo bastaban unas copas más de whisky y podría ser tan espontaneo como nunca lo había sido. Así que se apresuró con dos tragos más, sintiéndose más relajado, pero no ebrio aún, pues esperaba estar ebrio de aquel chico mientras se revolcaban en alguna cama.
Por su mente pasó crear un plan, para así seguir los pasos exactos para la conquista de aquel chico. Pero a él no solían salirle las cosas bien, era de esa gente con la que Dios se divertía, siempre algo totalmente inimaginable le pasaba, al menos su vida no era aburrida gracias a esos sucesos, que aunque algunas veces lo hacían enojar, siempre terminaba riendo de sí mismo. Por lo que sólo decidió dirigirse a la bella criatura y cazarlo a la antigua. Estaba completamente seguro de sí mismo, no de su capacidad de conquistador, pero sí del deseo de hundirse en su lado hedonista, de pecador pervertido que disimulaba de las personas, pero al que le gustaba acceder en muchas ocasiones.
Llevaba dos copas en la mano, una con whisky y la otra con ron, pues fue lo que vio al chico beber. El chico estaba acompañado por dos chicas y un chico, según su perspicaz observación, todos parecían ser amigos, así que no tenía porque temer de una escena desagradable sobre parejas celosas. Sin quererlo, su mirada se intensificó, casi escarbando entre la ropa que cubría la espalda de la bella criatura; tan natural como pudo, relajó su rostro y puesto que todos los jóvenes estaban de pie, solo tenía que ponerse a un lado del causante de su repentino deseo.
Se paró a lado del chico, acercó su cuerpo sin tocarlo todavía, ronroneó a su oído un saludo que sonaba a invitación, el canturreo de aquella voz sacó de estabilidad al chico, pues sin quererlo se balanceó un poco mareado por la hechizante voz de Hanbin. Volvió el rostro hacia la profunda mirada de Hanbin, quien ladinamente le sonreía, mientras le acercaba una copa para que la tomase. No sabía bien que estaba pasando, pero aunque un poco sorprendido y con el semblante aún confundido, aceptó la copa.
ESTÁS LEYENDO
La única noche. YunBin- iKON
Short StoryPrimer one-shot. Pareja YunBin- iKON "Pues yo quería más de él, más fuerza, lo quería todo."