Capítulo 19.

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"Cuando Dios permite las pruebas, también provee el consuelo

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"Cuando Dios permite las pruebas, también provee el consuelo." 

2 corintios 1:4

Era correcto. Él no se encontraba en ningún derecho de sentirse celoso o de llevarla cargada por todo el supermercado porque no podía soportar verla con otro hablando muy animadamente. Braxton había salido furioso en busca de su hermano a la cafetería, cuando el hombre de la droguería se había apoderado de su mente otra vez. "Hermosa", "nos vemos luego". ¡Todo un atrevido! ¿Y qué era esa manera de conquistar? Definitivamente el chico se encontraba, no solo rabioso con él mismo, también con el mundo y este siglo, ni cortejar sabía.

Antes de encontrarse nuevamente con su hermano, se devolvió. Tampoco podía dejarla con ese chico que no sabía conquistar, iba en contra de su moral. En cuanto volvió al lugar donde anteriormente se encontraba, vio cómo su empleada reía, porque si la veía de esa manera iba a lograr tener mucho más autocontrol. Samantha se iba a acercar a despedirse del rubio detrás de la vitrina, pero sin pensarlo, dos manos la apartaron del suelo y sí, esas dos manos fuertes que ahora la cargaban y la llevaban en brazos eran las de su jefe.

—Nos vamos. —Sin pensarlo soltó las palabras, porque en ese momento no estaba pensando muy bien las cosas realmente.— No tendrás ninguna cita con nadie.

Y claramente no la tendría, porque este mismo se había inspeccionado que no pasara mientras llevaba a su niñera hacia otro lugar.

—¿Perdón? —Después de unos minutos, Samantha reaccionó con esa pregunta.— ¿Cómo que no tendré ninguna cita con nadie? —Cuando ya estaban bastante alejados del rubio sin conocimiento romántico, como le llamaba ahora en su mente el mayor de la familia Abbruzzi, puso de nuevo los pies de Samantha sobre el piso. Esta lo miró furiosa. Estaba en todo su derecho de estarlo, pero él también se encontraba furioso, porque ella era mejor que esas insinuaciones tontas de amor.— ¿Por qué hiciste eso?

—¿Por qué hice qué?

—¿Cómo que qué? Acabaste de cargarme nuevamente para traerme hasta acá y le has dicho a mi amigo que no iba a tener ninguna cita, ¿acaso mandas sobre mí? Eres mi jefe, somos dos personas que tienen una conexión estrictamente laboral, mi parte sentimental no debe ser afectada por ti o yo afectar tu vida sentimental.

—¿Llamas amigo a alguien que acabas de conocer? En serio estoy preocupándome por la definición de amigos que le dieron en los inicios de su vida estudiantil, señorita Brown. Además de esa tonta parla sin sentido que le dijo y usted muy sonriente por ello. —Sin saber se encontraban caminando mientras peleaban, ella se encontraba moviédose en reversa mientras él la seguía mirándola justo a los ojos por la sección de chucherías.

—Ah, ahora me llamas señorita Brown —puntualizó, recordándole con un tono desafiante. —Está bien, señor Abbruzzi, y tengo bastante claro el significado de amistad. ¿Por qué mejor no vamos por la leche de los niños y ya?

UNA NIÑERA PARA MIS HIJOS |LIBRO #1|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora