Los Dias Oscuros

8. Qué Comience El Juego

En el instante en que la mujer dijo mi nombre, la voz de Bellatrix se apoderó de mi cabeza, supongo que ella trataba de hablarme con dulzura pero eso solo hacia que su voz sonara más terrorífica. Me hablaba de cómo el señor tenebroso la había ayudado, me dijo de los planes de este para apoderarse del capitolio y de cómo ella se había convertido en su mano derecha y primera persona de confianza. Después de hablar lo que fueron como diez minutos se calló pero los hilos seguían tensos.

Era el turno de la primer tributo femenino, la mujer no se había levantado aún al parecer estaba esperando el permiso de su señor quien le hizo un ademán y esta hizo su camino hacia el micrófono.

- Dramático! - Dijo con un tono nostálgico - El hermano de el tributo masculino caído del año pasado, quien lo diría? - Se regodeo un poco más recordando la triste muerte de mi hermano y luego se dirigió directo a la urna de las damas.

Removió un poco aquel centenar de pergaminos hasta que extrajo uno, volvió al micrófono, en su cara no había ninguna otra expresión sino el miedo. Se aclaró la garganta y comenzó a abrir el papel, yo no podía moverme para tomar la mano de Lily que se estremeció cuando la mujer abrió el papel...

- El primer tributo femenino será... ¡MADGE UNDERSEE! - Tanto nosotros como los mismos mortífagos estaban boquiabiertos, la hija del alcalde del distrito había sido cosechada para ser mortifaga.

El alcalde se movió de su puesto y levantó la voz por encima de todo el barullo que se había creado:

- No lo voy a permitir - Gritaba el hombre.

- Padre! NO! - Grito Madge que al parecer aún no habían hechizado, al ver que su padre sacaba su varita y la apuntaba en dirección al señor oscuro.

- ¡Avada Kedavra! - Grito Bellatrix y el alcalde cayó muerto a los pies del señor tenebroso. Acto seguido el cuerpo de Madge se puso tenso y fue que supe que tenían control sobre ella.

Qué impotencia sentía yo en aquel momento, no podía hacer nada en contra de esta revolución repulsiva, y aparte tenía el vivo recuerdo de la cosecha de mi hermano, fue como una repetición pues mi padre también fue asesinado, solo que por el capitolio y no por un terrorista, eso no los hace mejores uno del otro, sino que fue la única diferencia en ambas cosechas. Luego tres mortífagos, entre ellos Finnick, se llevaron el cuerpo del alcalde y cerraron las puertas del palacio de justicia detrás de ellos.

- Bella no tenías por que! Ahora nos toca conseguir un alcalde nuevo- Dijo El señor tenebroso en un siseo. Esa voz me erizo la piel - Continúa Umbridge no tenemos toda la semana!

Umbridge, la mujer, se estremeció al oír la voz de su señor, bueno en lo que cabe pues ella es ciudadana del capitolio, no creo que sea su señor más bien debe estar secuestrada por el mismo para que conduzca la cosecha.

- Si mi señor - Voldemort sonrió, con aquella boca sin labios enseñando dos colmillos como una serpiente, Umbridge palidecio.

Volvió a la urna de los nombres de los tributos masculinos, y revolvió igual que la vez pasada y extrajo otro Pergamino, volvió al micrófono, casi corriendo cabe destacar, abrió el papel y dijo en voz muy clara:

- ¡Lucius Malfoy! - Pobre chico, me sentí aliviado de que ni Sirius ni Regulus quedaran en la cosecha. Ahora estaba aterrado pues el siguiente y último tributo era femenino, no pude hablar ni expresar ningún gesto pues estaba siendo controlado por Bellatrix quien tenía una sonrisa macabra adornando su cara, y se reía a carcajadas que sólo dejaban ver cuán loca estaba. Lucius quedó en el mismo sitio petrificado, sin poder hablar ni moverse.

- Ahora el último tributo femenino, y podremos terminar lo que ya iniciamos en los distritos más lejanos- Dijo Voldemort esbozando una sonrisa diabólica.