Prólogo

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Hola, mi nombre es Carlos pero me llaman Charlie. Tengo 21 años. Después de esta presentación mínima y suficiente, creo que es hora de empezar a contar esto....Veréis, hace algo más de tres meses estaba acojonado, muy acojonado. Podría decir que estaba tremendamente acojonado. Una mañana me levanté y empecé un día normal. Iba a ir a la facultad ( La facultad de matemáticas. Estudio matemáticas ardua y trabajosamente). Me quité el pijama y me puse la ropa de calle, desayuné, me lavé los dientes y justo antes de irme lo supe. Ba venía a por mí e iba a neutralizarme en cuerpo y alma. No sabía quién coño era Ba, sólo que era sobrenatural, atemporal y tenía un odio desmedido y muy jodido hacia mí. A continuación, me vino un terror grande y terrible, con sabor a sapiencia ancestral. No tuve ninguna visión. No fue un sueño. No vi ni oí nada. Sólo lo supe. El corazón me pasó de cero a cien en apenas dos segundos, me iba a mil. Se me revolvió la barriga y corrí al váter a vomitar. Ese día no fui a la facultad, ni al día siguiente. Tenía los nervios histéricos y en cuanto tenía algo en la barriga volvía a vomitar. El caso es que en esos dos días hubo tantos vómitos casi como comidas y bebidas hice. Mi madre creía que era un virus y casi me obliga ir al médico. Al tercer día logré tranquilizarme. El miedo dejó de ser agudo para pasar a ser sordo, y al menos conseguí dejar de vomitar e ir a clases con todo mi mal careto de criatura agonizante. Sin embargo aún me quedaba histeria en los nervios, y veía en mi madre la típica cara de preocupación materna. No paraba de preguntarme qué me pasaba (Vivo únicamente con mi madre). Mis amigos también estaban preocupados. Mientras, yo sabía que Ba estaba cada vez más cerca de mí.

Al quinto día, Berto, mi mejor amigo y hermano no consaguíneo me preguntó.

-¿Qué mierdas te pasa, tío? Todos te notamos muy nervioso, como si te estresara o asustara algo continuamente. Cuéntame, por favor.-Se lo conté y me dio una respuesta extraña para sus cuerdas vocales-. Joder, tio.... puff...Verás, en mi casa el año pasado pasaron cosas raras...No te lo había contado, porque aún no he superado el trauma y...me cuesta todavía. El caso es que mi madre estaba desesperada, y recurrió a una mujer. No sé si es medium, bruja o qué, pero nos solucionó ese problema. Se llama Sibila Caravaca. Te doy la dirección.

Estuve todo un día con la duda de si ir a visitarla, pero me acabé decidiendo.

Sibila era una mujer de unos cuarenta años que vivía en una calle normal, en una casa normal. Nada la diferenciaba de una mujer corriente en su aspecto, sus formas, su voz... Aunque al principio estaba bastante tímido, con miedo al ridículo, conseguí soltarme y explicarle lo de Ba y mi miedo aparentemente irracional. Su tono de voz era muy calmado, sosegante. Me dijo que desconocía lo que me ocurría, que sentía que yo estaba atrayendo algún tipo de amenaza, pero que nada más. Desconocía su naturaleza. Ella apenas podría ayudarme. Tendríamos que pedir la ayuda de una sabiduría superior. Me acompañaría a preguntar al oráculo de Abraxas, en el Castillo Viejo. Tenía que luchar yo solo. De vuelta a casa no paré de cagarme en mis muertos.

Sibila me llevó a ver al oráculo al día siguiente, a las 12 post meridiem, pue sólo se podía acceder a él de madrugada. Atravesamos una puerta pequeña de color verdoso y aspecto viejo, situada en la fachada, cerca de la entrada principal. Nunca había visto esa puerta, y estaba harto de ver la fachada del castillo en mi camino diario hacia el autobús. Sibila pareció descifrar mi mirada.

-Sólo quien lo busca se encuentra con el oráculo- dijo.

Nos encontramos con una pequeña sala, calculo que de apenas unos 30 metros cuadrados, sin ninguna entrada más, o eso es lo que podía observar (He aprendido que los ojos humanos engañan en mucho). Las paredes de aquella habitación eran de ladrillo de piedra, viejo y gastado, con el que suelen construirse los castillos antiguos. De hecho, nos encontrábamos en un castillo antiguo. Normal y lógico era. No me pareció normal y lógica la estatua en el centro de esas cuatro paredes. Una quimera de bronce con cabeza de gallo, torso y brazos de hombre y dos serpientes enrolladas en lugar de piernas. En su antebrazo izquierdo llevaba sujeto un escudo redondo y su mano derecha portaba un látigo. La figura descansaba en un pequeño pedestal de mármol blanco. En él había talladas las palabras " I A O ABRAXAS".

-Este es el Dios Abraxas- dijo Sibila.

Yo respondí que parecía más un demonio.

Me cagué mucho encima cuando, procedente de la estatua, surgió una voz alta y firme,que no supe precisar si era de niño, de mujer o de hombre.

-Me habéis buscado. Ahora que me habéis encontrado, ¿Qué pregunta tenéis para mí?.

No hablé hasta varias decenas de segundos después. Fue por el acojone y el desconcierto. Era el primer objeto inanimado e inerte que me hablaba.

-¿Cómo podré sobrevivir a Ba?- fue mi pregunta.

-Cuatro eventos, quizás pruebas, quizás dones. Cuatro... Y al final la victoria-fue la respuesta.

Una respuesta lacónica, más lacónica de lo que me esperaba. Me cabree y me indigné. Sibila me dijo que la información que me había dado el oráculo era la que necesitaba. Los oráculos decían más de lo que decían. Los sucesos futuros ya irían desvelando el significado de sus palabras. Cuando se desvelara, debería hacerle caso con rigurosidad.

SOBRENATURAL CHARLIEWhere stories live. Discover now