Capítulo 22

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Miré en frente de mí, encontrándome con Anto y Leo abrazados, mirándonos sonrientes. Reí al ver como subían y bajaban las cejas, aunque me callé cuando sentí que Paulo había parado de bailar para abrazarme por la cintura de espaldas, colocando su cabeza en mis hombros y riendo al ver a Leo y Anto. Entonces sentí mi celular vibrar.

- ¿Hola?

- ¿Tania? ¿Dónde estás?

- ¿Óscar? Estoy en una fiesta, ¿Y vos?

- En el trabajo.

- ¿Con música de fondo? Dale, estás en una fiesta igual que yo, no te hagas de novio bueno y responsable.

- Tranquila Tania, solo he venido a celebrar con Leo y la joyita que han ganado el amistoso, me ha invitado Antonella.

- ¿Estás aquí?

- ¿Vos estás aquí? Creo que te he visto.- quité las manos de Paulo de mi cintura, separándome de él para buscarle por la mirada.- Sos vos, te veo nena.

- Vení acá.- colgué y miré a Paulo, que estaba confundido por mi acción de antes.- Óscar está aquí.

- ¡Tania!- giré viendo a Óscar sonriéndome y me abrazó.- El destino siempre nos une.

- Sí...siempre.- acepté el abrazo.- ¿Esto te lo hice yo?

- ¿El qué?

- Las marcas en el cuello.

- Sí...ayer lo hiciste cuando jugábamos al ajedrez.

- Ya...Leo está por allá, voy con Paulo a por más bebida, ¿Querés algo o tenés ya?

- Tengo.

Intentó darme un beso, pero fui rápido y me llevé del brazo a Paulo lejos de allá. Respiré tranquila una vez que lo perdí entre la gente, pero Paulo no paraba de mirare confundido.

- ¿Qué?

- ¿Soy yo o sos idiota y además no querés nada con él?

- ¿De qué hablas?

- Tiene marcas en el cuello que se suponen que son de ayer, pero parecía bastante nervioso cuando se lo dijiste.

- ¿Me estás diciendo que me está engañando?

- Puede, ¿Por qué no?

- Sería entonces la peor novia de toda Córdoba.

- Dale, no seas así, además, parecía que no querías darle un beso.

- No quería, estamos enfadados, al menos por mi parte.

- ¿Por lo de ayer?

- ¿El qué?

- Bueno, te vas al jardín y cuando voy a buscarte estás hablando de él con tus amigos y no lo estábamos poniendo en un pedestal.

- No lo hacía.

- Entonces...

- Nada, Paulo, déjalo y andáte con Antonella anda.

Él no dijo nada más y se marchó, sabiendo que algo estaba pasando entre nosotros dos. Fui a la barra y me quedé allá bebiendo, sin hacer nada. No quería ver a Palo ni a Óscar, no sabía dónde estaba Thiago y me tenía que ir con él a casa y lo peor era que si lo llamaba no legará ni a tener el celular en las manos, siempre hacía lo mismo y me tenía que buscar la vida.

- ¿Y Paulo?- Anto apareció junto Leo.- Estaba contigo antes.

- Antes.- hipé por culpa del alcohol.- Lo mandé con Antonella.

- Vaya, no querés a ningún chico cerca eh.

- Con vos y mi hermano tengo bastante.- Anto rió por mi comentario.- Dale, iros a bailar.

- ¿Dónde está Thiago?- Leo preguntó más serio que antes.

- Ni lo sé.- volví a hipar.- Ni me importa.

- Dale, te venís a nuestra casa.

- No, no, yo me quedo, aún no ha terminado la fiesta y vosotros deberíais quedaros.

- Vamos a recoger a Thiago y Mateo para llevarlos a casa, según mi madre no paran de llorar porque no estamos.

- Pues iros, corred que os necesitan.

- Vos también.

- No, yo no necesito a nadie.- volví a hipar.- Estoy bien, no estoy ebria y sé el camino a mi casa que no está muy lejos, dale marchaos.

- ¿Segura?

- Sí, saludar a Thiago y Mateo de mi parte.

- Está bien...

Leo no parecía muy convencido cuando se fue junto Anto, ni yo mima estaba segura si estaba bien o no. Quería llamar a Pol, hablar con él o con Marc o Bianca o Ariadna, quería hablar con alguno de ellos porque los echaba de menos y sabía que si estuvieran aquí no estaría sola en la barra y bebiendo como una loca. Aunque no estuviera aún borracha ya sentía mareos, así que intenté llamar a Pol primero.

En el intento el celular cayó al suelo y al bajar a por el caí yo también, con suerte no se me veía nada. Cuando cogí el celular busqué el número de Thiago.

- El número al que llamás está apagado o sin cobertura.

Bufé y busqué el número de Pol ahora, que estaba igual que el de Thiago y el de los demás, que después de él lo llamé aunque sin conseguir nada. Iba a llamar a mis padres cuando sentí un brazo levantarme del suelo y ponerme en pie, de nuevo la Joya.

- ¿Qué haces allá tirada en el piso?

- ¿Estaba en el piso? Pensé que ya me había levantado.

- Pues no, ¿Dónde están Anto y Leo?

- Se han ido a por Thiago y Mateo.

- ¿Y tu hermano?

- No sé, su móvil está apagado.

- La concha de la lora...- reí, era una de las únicas veces que le escuchaba decir eso.- Vení conmigo.

- ¿A dónde?

- A mi casa, no podés ir sola por la calle y no creo que tengas las llaves encima.

- Las llevaba Thiago.

- No despertaré a tus padres para esto, llamarás mañana por la mañana y te irás, pero hoy dormís en mi casa.

- ¿Y Antonella?

- La llamaré cuando lleguemos, dale vení.

Sin decir nada más me agarró la mano y tiró de mí hasta fuera de esa casa donde estaba la fiesta. Me llevó hasta su coche y me montó en el asiento del copiloto, él e montó en el suyo y prendió el auto.

Llegamos rápidos y nada más llegar, sabiendo el camino, fui al baño a devolver. Sentí una mano sujetar mi pelo y otra acariciar mi espalda lentamente mientras sollozaba, odiaba hacer esto y más delante de alguien.

- ¿Estás bien?

- Sí...

- Venga, levántate.

Sujeto mis hombros con delicadeza y me levantó. Me lavó la cara con agua fría ya que yo ya no tenía fuerzas ni para eso. Después me llevó hasta la habitación de invitados, donde me tumbó en la cama y me arropó cuando yo estaba a punto de hacer dormida.

Clarity (Paulo Dybala)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora