"Harry:
No sé muy bien cómo empezar con esto, tú sabes que nunca fui verdaderamente bueno con las palabras. Pero haré mi mejor esfuerzo, así que aquí va.
Últimamente ya nada es lo mismo. Tú, yo, nosotros cambiamos, nos fuimos alejando, fuimos perdiendo ese amor que nos teníamos al principio. Ya no te acercas, y yo de alguna manera me cansé de intentarlo. Ya no me miras como solías hacerlo, y yo ya no sonrío como lo hacía antes.
La emoción se fue y las mariposas en el estómago tampoco están. Las flores y bombones cada aniversario desaparecieron, y ninguno hace nada para recuperarlas.
Cuando recién comenzamos a distanciarnos, yo traté de arreglarlo, enmendar las cosas, pero si tú no ponías tu granito de arena, ¿qué sentido tenía? El amor solo no basta, hay que esforzarse día a día por mejorarlo, por hacerle saber al otro lo que sientes. De la misma manera en la que una relación es de a dos, y no de uno solo que lo intenta, sin recibir nada a cambio.
Pero el motivo de esta carta no es recriminarte nada, ya que los dos tuvimos la culpa, lo lamento si así pareció. ¿Ves? Te lo dije, apesto en esto de expresarme, nunca se me dio bien exteriorizar mis sentimientos y... ¡Demonios Niall, concéntrate! Disculpa. A lo que iba es que no te echaré la culpa, porque no es para eso que estoy escribiendo esto, sino que quería que recordemos momentos. Los buenos momentos, aquellos en los que éramos únicamente dos jóvenes felices y enamorados, estúpidos también, pero felices y enamorados al fin.
¿Recuerdas la vez en la vez esa en la que yo estaba enfermo, y te ofreciste a hacerme un caldo de pollo para que me mejore, pero como no había en casa manejaste media hora hasta el centro para comprarlo? O aquella vez en la que nos quisimos tomar una foto dándonos un beso mientras hacíamos la vertical pero nos caímos y te rompiste la nariz y te machucaste todo, ¡No te pude besar por una semana! ¿Tienes idea de la tortura que fue eso? O sino aquella vez en la que teníamos la boda de mi tía y estuvimos como un mes tratando de aprender el vals para no parecer ridículos. ¿Te acuerdas lo feliz que te pusiste cuando te obsequié ese cuadro con todas nuestras fotos, el que está en el comedor? O cuando pasaron Right Here Waiting (For You) en la radio mientras estabas en ese viaje de trabajo y nos la dedicaron por nuestro aniversario, fue uno de los días más lindos de mi vida. Todavía me acuerdo ese cumpleaños en el que me quisiste dar una sorpresa preparándome mi comida favorita, pero se te quemó el pollo y tuvimos que terminar pidiendo pizza ¡me pediste disculpas por una semana entera! Sigo sin entender cómo perdimos todo eso, en qué momento se fue, sin darnos cuenta...
¿Tienes idea de lo que duele ver como vas perdiendo al hombre que amas, sin nada que puedas hacer? ¿Tienes idea de las noches que no dormí pensando en una forma de remediarlo? Tal vez después de todo, lo que dicen sí es cierto, la rutina Sí mata al amor y el amor solo NO alcanza.
No sé cómo seguir con esto, no sé cómo terminar esta carta, o qée más escribir, creo que ya no me queda nada más por decir.
Quiero que sepas que te amo, como nunca creí posible amar a alguien. Me enseñaste lo que era el amor, el sentimiento de pertenencia a otra persona, el sentirse completo con tan solo su mirada. Contigo descubrí que las almas gemelas sí existen, que esas historias de amor sí se pueden hacer realidad, y que todos merecemos encontrar el amor, sin importar qué hayamos hecho antes.
Gracias por todo. Gracias por hacerme sonreír día a día, por hacerme saber que no estoy solo. Gracias por los momentos, los recuerdos, tanto los buenos como lo malos. Gracias por ser mi Ángel, mi salvación, por haberme hecho saber que no estaba solo, que había motivos para vivir.
Te convertiste en el motivo de mis risas, de mis suspiros, mis insomnios. Dicen que no hay que dejar que nadie se convierta en tu todo, porque cuando se vaya, no te quedará nada, pero tú lo hiciste, y lentamente fui perdiendo todo.
Lo lamento. Lo lamento si alguna vez te fallé, si no te valoré, si no te amé como debía. Lo lamento si no demostré lo que sentía, si no te hice feliz, si no fui suficiente.
Te lo dije antes, no te echo la culpa de nada, así que tú tampoco te culpes. Tal vez sea cobarde por mi parte, pero no encuentro otra forma de poder superarlo. Es como si me hundiera lentamente, y por más que intente salir a flote, simplemente no puedo.
Sólo te pediré una cosa. No me olvides, No olvides todo lo que vivimos, todos esos momentos que pasamos, porque yo nunca lo haré. Quiero que me recuerdes con una sonrisa, como tu media naranja, tu otra parte, la mitad de tu corazón.
Alguna vez leí que los suicidas son solo ángeles que buscan volver a su hogar, espero que eso sea cierto...Te amo, no lo olvides.
Atte. Tu Duende Irlandés."
Harry terminó de leer la carta, y con lágrimas en los ojos fue corriendo a la habitación, con terror de encontrarse con lo obvio. Abrió la puerta, y efectivamente, allí estaba Niall, su amado, con pastillas derramadas a un lado y su cuerpo ya sin vida.
Era demasiado tarde...
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Fanfiction"No todos los ángeles son blancos y puros, hay algunos que tienen alas marchitas y cicatrices en su piel."