Capítulo1: sombras

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No sabía dónde me hallaba, corría lo más rápido posible para escapar de aquella sombra que no tenía forma alguna, no se le distinguían los ojos o por la oscuridad no pude ver que era exactamente. Pedí ayuda pero la voz se negaba a salir de mí, se quedaba atorada en algún lugar de mi garganta, podía ser eso lo que sentía, ese nudo en medio de mi cuello que ejercía presión, me impedía respirar, me sofocaba. Trataba de correr más rápido pero mis piernas no obedecían, mi cuerpo llegaba a su límite a pesar de que intentaba no decaer. Me sentía aterrada y aturdida, mis oídos zumbaban captando señales de murmullos y chirridos, mis piernas se movían en cámara lenta, avanzaba sin avanzar mientras aquel ser al que aún no lograba si quiera verle el rostro, se acercaba cada vez más de manera amenazante. Su respiración agitada y gruesa como la de una cafetera, sus pisadas fuertes y firmes capaces de dejar la huella en el césped húmedo por mucho tiempo, su sombra gruesa y alargada tan real como la bestia que la proyectaba; podía sentirlo, me alcanzaba.

'No entiendo porque me sigue, no sé porque continúa torturándome de esta manera.'

Aquel individuo me engullía con su presencia. Podía estirar sus brazos y tomarme para partirme en dos si así lo deseaba, ya no había escapatoria, era inútil intentar escapar, por más que corría no lograba avanzar, me había estancado en arenas de la imposibilidad así que comencé a llorar, todo rodaba tomándome como eje, me mareaba, me obligaba a desistir. Ya no existía forma de salir de ahí, de mi eminente final. Rogué para que no se acercara más.

'Que no me toque. Que siga de largo, que no me haga daño por favor...'

'¡Por favor no me toques, no te acerques más, aléjate!'

'¿Qué es lo que quieres de mí? ¿Quién eres?'

Pero aquel ser seguía adelante sin prestar atención a mis suplicas y preguntas, se acercaba amenazando con tocarme, yo sólo me resigné y me deje caer. Cerré mis ojos con fuerza, sintiendo el piso frío del lugar en que me encontraba, rodeé mi cabeza con mis brazos, las lágrimas bajaban de mis mejillas, mis piernas dolían, mi corazón temblaba; todo se había vuelto oscuro, muy oscuro. No podía ver nada.

Sólo sentí que tomó un mechón de mi cabello y lo arrancó de forma violenta, lo que provocó que gritara fuerte y abriera los ojos de golpe.

De un segundo a otro, estaba en mi habitación, con la garganta reseca, el corazón palpitando y la respiración agitada. Me enderecé totalmente asustada y levante mi mano llevándola a mi cabello, queriendo buscar y comprobar aquel lugar que profanó aquella sombra. Sentí el dolor aún latente, como un salpullido, como una quemadura. Me paralicé volviéndome presa del terror y provocó que llorara nuevamente pero esta vez consiente de que permanecía en mi cama, dentro de mi habitación, la que además estaba cubierta en sudor y con las sábanas revolcadas. Lo que pensé era una pesadilla había pasado en ese mismo instante a sentirse demasiado real, no solamente por el temor de apenas despertar, sino porque estaba ahí, me había tocado.

Junté todo el poco valor que aún me queda para prender la lámpara que reposaba sobre la mesita de noche y me levanté de la cama lentamente. Caminé despacio con los nervios a flor de piel, el frío de la cerámica subió por mis pies descalzos hasta mis tobillos, pantorrillas, rodillas, muslos; me surcó completa y temblé. Caminaba directo al gran espejo que tenía frente a mi cama, la oscuridad de la noche interrumpida por la lámpara y la escasa luz que venía desde fuera colada por la ventana ofrecía una imagen difusa. Me limpié los ojos y me quedé observando detenidamente las condiciones en las que me veía y de verdad sentí pena de mi misma. Lentamente volví a tocarme el cabello, mi mano temblaba en lo que daba con el sitio exacto de la lesión. La coloqué en el lugar donde provenía el dolor. Quedé en shock, me faltaba un mechón de cabello y además salía un poco de sangre. No podía aceptarlo, era la primera vez que las pesadillas eran reales, nunca pasó algo similar al despertar.

Viviendo entre Sombras: Preludio de los SueñosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora