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Q u i n t o   c a p i t u l o, los días de hoy: 

 Un bonito encuentro, Tae-Seok.

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'No es nombre de chico, idiota' había querido decirle al imbécil que estuvo toda aquella tarde burlándose de Heung. Por irónico que sonara, estar frente a una persona tan insolente como Jung HoSeok le recordaba a él mismo, y le hervía la sangre sentirlo: saber que no eran tan diferentes, cuando su primera impresión de él le había provocado inmensas ganas de arrojarlo junto a la más molesta escoria que hubiese conocido en su existencia, que al final de cuentas resultaba ser el mismísimo TaeHyung. 

Sin embargo, una parte de Kim había querido seguir defendiendo a HwanGi como el honor y orgullo de los viejos tiempos le llamaban a hacerlo. Bien sabía, de todas formas, que no tendría el mínimo derecho de hacerlo sin dejar de lado todos los sentimientos encontrados que ahora mismo padecía por ella. 

Anteriormente, TaeHyung no había perdido tiempo en investigar de pequeño sobre el origen extravagante perteneciente al nombre de su mejor amiga, siendo incapaz de  soportar a los chicos de su curso se burlándose de ella y que le llamaran 'niño' o 'la hija no deseada', solamente por un maldito nombre mal conjugado que aparentaba traerle mala suerte desde siempre. 

Había dado con la grata sorpresa de saber que su nombre tenía significado unisex; Hwan, la representación de una persona brillante, y mientras Gi refería a aquella que era valiente, un título que le iba como anillo al dedo; tan perfecto y adecuado para su persona. 

No había tardado mucho en hacérselo saber a la chica, pero ella había estado un poco consternada con el tema al punto de volverlo más un problema personal que exterior o simplemente fisiológico, y desde entonces no había querido escuchar ni una sola palabra viniendo de TaeHyung. Tal vez ahora se arrepentía de no haber insistido con ello.

El saber que Gi se avergonzada de su nombre le provocaba cierto malestar, y podría decir que incluso pena, pues a pesar de todo era sumamente bello y representaba lo mas puro de su existencia, su peculiaridad. No la comprendía a veces, y eso también lo volvía loco. Gi era extraña. 

Pero justo ahora, teniendo frente a sus narices a un cobarde más que tenía las agallas de burlarse de ella, no quería hacer nada más que propinarle una patada para dejárselo un poco más claro; no tenía ni un legítimo privilegio de verla humillada. 

Claro, el burro hablando de orejas... 

De todas maneras, aplastar su maldito sonriente rostro burlón contra el azulejo del piso sonaba mejor idea, de hecho. 

—¿No piensas moverte, acaso? —hasta su voz sonaba despreciable, pensó el pelirrojo en cuanto lo vio pronunciar una palabra. HoSeok ladeó su cabeza, señalando hacía sus espaldas—. Necesito desembocar, ya sabes. 

TaeHyung ni siquiera se dignó a mirar donde el castaño señalaba, simplemente bufó pesadamente para hacerle saber que por su cabeza pasaban mil y un formas de acabar con su reputación, status y vida social, y no de forma agradable. Pero no se molestó en hacerse a un lado para dejarlo entrar al cubículo de hombres, sencillamente pasó a su lado como si su existencia no fuera realmente importante, conteniendo las ganas de propinarle mucho más que aquél accidental empuje en el hombro que ocasionó un suspiro frustrado de su parte al salir del baño. 

Por su parte, HoSeok soltó una pequeña risa, nada realmente incómoda o mofándose, pero sí que se vio un poco molesto al girar por su hombro y ver la espalda del pelirrojo salir por la puerta. No era nada difícil de afrontar, ya que ser el nuevo y con ese humor pesado que se cargaba rápidamente le cargaba cierta fama y para nada buena. Sangre pesada, podría decírsele. Pero, ¿es que acaso ese cabello estaba permitido aquí? Dios, la sociedad era cada vez más liberal y menos formadora, pensaba. 

until you hate me | k.thDonde viven las historias. Descúbrelo ahora