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C u a r t o   C a p í t u l o, tiempo atrás:

De la antigua amistad: TaeHyung y sus secuaces + HwangGi

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Era una imagen un poco complicada de asimilar. Gi no sabía qué demonios hacía parada frente a su pequeño espejo, vistiendo las inusuales y obscuras ropas de su amiga. Vaya, ese pedazo de tela colgando de sus hombros era lo único "decente" y un poco alargado que había conseguido de ese armario tenebroso. Pero algo debía admitir: no le quedaba para nada mal para estar vistiendo un gusto al que no estaba acostumbrada. Había descubierto en los pasados cinco minutos un gusto culposo por las ropas góticas, pequeñas y un poco reveladoras, pero no estaba preparada para confesárselo a nadie.

Las palabras de Yoo seguían repitiéndose en su mente. "Por favor no me digas que esa es la razón por la cual no quieres asistir...". Pues... por mas vergüenza que le costara admitir, en los últimos meses Taehyung siempre había sido el centro de sus decisiones, ¿no es así? "¿Es por todo lo que dijo?". Sí, siempre era lo que él decía, ¿no es así?

Entendía el afán del mayor por querer cuidarla, llenar esa necesidad de amor como si fuera la parte de un hermano mayor o... o incluso de un padre que tanto le había hecho falta los últimos años. Pero era demasiado, estaba ahogándose. ¿Cuándo se animaría finalmente a dar un paso y dejar de ser una cobarde? Esa era la duda infinita. No podría vivir por siempre bajo el brazo de TaeHyung o sus demás amigos, y también era momento de hacérselos saber.

Luego llegaban los pensamientos contrariados otra vez: ¿acaso las advertencias no eran por su bien?, ¿acaso Tae no veía por el bien de ambos?, ¿es que acaso la conocía tanto al punto de decidir por ella?

A decir verdad, Gi no disfrutaba al máximo en ese tipo de fiestas, no así de grandes y desastrosas como JiMin le aseguraba, y TaeHyung solo apuntaba a lo inevitable. Quizá, el mayor tenía más puntos a favor de lo que pensaba...

Sin embargo —y aún con un poco de dudas—, sacudió la cabeza y se decantó por recoger el desastre de ropas por doquier que había provocado al hurgar en el armario ajeno. Cuando estaba convenciéndose por fin que, quizá, sólo quizá, no sería mala idea quedarse la noche encerrada en el dormitorio, posar como si de una pasarela se tratase sobre su nuevo atuendo favorito, tomar algunas fotos que solamente guardaría para ella misma, viendo alguna ridícula película de misterio... ya estaba recibiendo una llamada.

¿Vienes? —al descolgar es lo primero que escucha. Realmente si hubiera dicho otra cosa no sería tan fácil de adivinar con todo ese ruido de fondo—. Eh, lo siento, es Yoo-ssi.

—Lo sé, leí el nombre en el identificador —Heung rio, jugando con el borde de la pequeña falda color vino—. Pero no, no lo creo, YooBin-ah. La cama se ve muy tentadora en estos momentos.

Oh, vamoooos, recién son las once de un fin de semana, en vacaciones, ¡en tu inicio de primer año universitario! —la voz sonaba un poco distorsionada al principio de la frase, pero poco a poco se fue esclareciendo, como si la chica hubiera encontrado un lugar un poco más decente para hablar—. ¿Qué te hace falta?, ¿otro empujoncito? ¡Jackson Wang está aquí!

Heung rio suavemente.

—Que yo recuerde, Jackson te gustaba a ti, a mí no me es de ningún interés.

Si, bueno, cállate. P-pero de seguro ya estás vestida, ¿no es así? —el silencio la dejó al descubierto, y YooBin pareció saltar de la felicidad—. ¡Ajáaaa, pilla!, ¿qué te pusiste? ¿Las medias rotas con ese bonito vestido de brillos? Oh, no me digas, ¿la mini-falda negra con la blusa azul, esa abierta de la espalda? Tengo unos zapatos debajo de la cama que podrían combinarte, ¡y sabes que puedes tomar el maquillaje que desees, hazme el favor!

until you hate me | k.thDonde viven las historias. Descúbrelo ahora