Capítulo 1

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-Felicidades cariño, ya eres toda una profesional.

-Aún recuerdo su primer día en el jardín de niños, me miró y dijo: -ya tienes que irte papá, sé que es duro para ti pero yo me puedo defender de los chicos, practicamos todo el verano.

Todos rieron y papá secó una lágrima.

-Bueno, ¡que comience la fiesta!

Todos estaban aquí, hasta Cody que odia todo lo que sea relacionado con la familia. Papá empezó a hablar con la tía Pat de que si a Cody le había ido bien en su vida profesional, ya que como su hija ya estaba en eso quería prepararse mentalmente con todo lo que podía suceder. Claro, yo ya estaba más que preparada no solo para mi vida profesional, también para mi vida profesional fuera de mi casa. Ahora en mi propia casa. Bueno, en mi propia apartamento. Lo más lejos de aquí posible. Eso aún mi padre no lo sabía. Por supuesto. Pero cuando se diera cuenta de seguro trataría de impedirlo. Pero ya estaba hecho. No estaba legalmente hecho porque aún no había conseguido un apartamento, pero tenía todo el verano para conseguir uno a escondidas y mudarme con el dinero que había ido ahorrando.

Un ruido muy agudo lleno la casa haciendo que todos taparan sus oídos. Era mi papá tratando de poner el micrófono, después de varios forcejeos y una caída al enredarse el pie con los cables logró que funcionara. Miro con el ceño fruncido al micrófono y lo soplo dándole pequeños golpes con el índice para comprobar si funcionaba.

-Bueno- dijo con la voz ronca y se aclaró la garganta- es genial que estemos todos aquí reunidos en celebración a que nuestra pequeña ya terminó la universidad con muchos éxitos. Estamos muy orgullosos de ti hija. Ahora vamos a cantar una canción en honor a ella.

Empezó a sonar una canción mexicana y mi padre sonrió mostrando todos sus aún dientes blancos.

Empezó a cantar en español y aunque nadie entendía nada, solo uso prácticamente gritos muy largos aplaudían y se entusiasmaban.

Yo sonreí hacia él en señal de... agradecimiento o felicidad o porque tenía que sonreír o contrario todos pensarían que era una amargada y tenía que mantener las apariencias para que mi plan de huida funcionara.

-¡Gracias a todos!- dijo mi padre terminando la canción- Te amamos Cake.

Odiaba con toda mi alma cuando me decían así, gracias a que una vez en un restaurante un niño pregunto mi nombre y no supo cómo decirlo y dijo Cake mis padres empezaron a decirme así de vez en cuando, lo hacían prácticamente solo cuando había mucha gente. Lo odiaba. Me hacía sentir aún niña y cohibida en esta casa. La casa que más odio. La casa que para mí siempre fue la causante de todo el cambio. Además del simple hecho que el apodo es muy estúpido y sin sentido.

Tía Pat subió entusiasmada a la mini tarima que habían construido varios de mis primos en la mañana para la gran fiesta.

Empezó a cantar y todos empezaron a aplaudir.

Después de varias horas y muchísimas canciones todos estaban prácticamente ebrios. Algunos lo estaban. Y los niños algunos estaban jugando aún y otros ya estaban en los sofás dormidos.

-Vamos hija-dijo mi padre señalándome- sube y canta, solo faltas tú.

-No lo creo papá, ya estoy cansada y estoy casi ebria- dije señalando a mi vaso rojo. No estaba ni cerca de estar medio ebria pero no quería subir.

-Vamos Cake canta algo para nosotros- gritó uno de mis primos desde el sofá del rincón.

-Enserio, ya es tarde y ha sido un día muy largo, ya saben por todo eso de la graduación y el discurso- Con eso se la tragarían.

Cuando al fin me encuentreWhere stories live. Discover now