Prólogo

35 2 3
                                    

El único sonido que se escucha en mi habitación es el tedioso "tic, tac".

¿Tengo miedo?

No.

Bueno, sí.

Maldita sea, estoy a punto de cagarme en los pantalones. A la mierda los estereotipos de chico-no-tengo-miedo-a-nada.

Pero, ¿qué persona en sus sentidos no tendría miedo?

Me están buscando, alguien ahí afuera quiere mi cabeza como centro de mesa. Me quieren matar. Sí, leyeron bien. Matar.

¿Qué hice mal? Se estarán preguntando. Exactamente no lo sé. Pero sé lo que hice, así que no me puedo quejar. Aclaro, no sabía la gravedad de los hechos, ni mucho menos las consecuencias. Pero que va, no hay vuelta atrás.

Se escucha el sonido de una puerta abrirse. Por el chirriar de las bisagras, es la puerta de entrada.

¿Ya llegó mi hora?

No, no, no.

Soy muy joven, muy lindo. Mucha belleza para estar bajo tierra.

Me levanto de un salto de mi cama y sólo se me ocurre un lugar para esconderme.

Abajo de la cama.

Ya lo sé, muy infantil. Además de ser el primer lugar en el que van a buscar.

¿O ese es el guardarropas?

Maldita sea, concentrate Alan.

Desde mi posición incómoda, puedo observar un baso en el suelo, en su interior hay un tenedor. Perfecto. Un puntazo un los ojos y listo.

Estiro mi brazo y logro alcanzarlo, saco el tenedor. Que suerte que tiene filo.

Se escuchan pasos. Oh carajo. No quiero morir.

Desearía vivir con mi mamá y papá. Ser pequeño otra ves. Jugar sin preocuparse de que puede pasar segundos después.

Pero no. Ya soy grande y tengo que actuar con madurez.

Abren la puerta de mi habitación y con pasos lentos la persona va recorriendo el perímetro.

Picazon, eso es lo que siento en mi nariz, ¿encerio? Maldita tierra. Si sobrevivo de esta prometo limpiar abajo de mi cama. Quiero estornudar, pero tengo que ser fuerte. El sujeto se está por retirar de mi santuario.

Al fín.

¿Por qué me pasa todo a mí?

No me da tiempo a responder mi pregunta, cuando un glorioso «A-achiii» sale de lo más recóndito de mi organismo. Para completar mi desgracia, el tenedor cae al suelo haciendo un ruido parecido al de una campana pequeña. El sujeto, para sus pasos y se aproxima a mi cama.

¡Oh maldita sea! ¡¿Que te hice Dios?! ¡Oh cierto que soy ateo! ¡Estoy meado por los jodidos rinocerontes!

Se sienta en cuclillas, y con un ritmo dolorosamente lento se va agachado.

Desde mi dolorosa posición estoy temblando como un chihuahua.

Una cabeza se asoma por el espacio en el que me encuentro.

Mi corazón late a un ritmo antinatural.

-Te encontré, maldito perro. -murmura con una sonrisa diabólica estampada en su cara.

Sí, es él.

El director de mi Instituto.

---

Hola babys TuT

Esta es una nueva historia de las tantas que tengo pensadas y sí, este es un borrador, así que se van a encontrar con muchos errores. Acepto críticas constructivas para mejorar en lo que amo hacer.

¿Les parece interesante masomenos hasta ahora? ¿Subo el primer cap? :c

Sin más que decir, gracias 💕

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Aug 05, 2017 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

En problemas Donde viven las historias. Descúbrelo ahora