12' Los ojos azules más lindos

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What's up ladies. 🐮
Me reporto un día más y les dejo un nuevo Shot:
***

Había sido una buena noche. Un par de copas, cervezas y una maravillosa charla con una gran chica llamada Olivia, Steve estaba ilusionado.

Había pasado con ella las horas suficientes para darse cuenta que se trataba de una chica de quién quizás podría enamorarse en un futuro no muy lejano. Tenían gustos similares, era guapa y amable, divertida y de unos ojos verde esmeralda que lo habían enamorado a primera vista. La chica era una buena opción, y estaba seguro que a Natasha le encantaría la idea de al fin haber encontrado a alguien especial para él, por lo que eso era lo que haría, iría de inmediato al encuentro de la pelirroja y le contaría la gran noticia.

Entró a la mansión con una gran sonrisa en los labios y la mente distraída en la gran noche que había pasado que ni siquiera se dio cuenta que un pequeño cuerpo con cabello pelirrojo se acercaba a él igual de absorto en sus pensamientos.

Natasha estaba preocupada, después de la batalla con Ultrón las naciones habían enviado un sin fin de documentos y en especial la ONU se había encargado de llenarla de papeleo, que era en ocasiones hasta innecesario. La pelirroja ahora lidiaba con las grandes multas hacia Stark y prefería pasar el tiempo sola resolviendo los asuntos políticos. Tony estaba bastante ocupado intentando salvar su relación con Pepper quién se encontraba bastante molesta con el millonario. Pepper era una persona importunate para la pelirroja por lo que se rehusaba a perderla por culpa de las estupideces de Tony, solo por eso había aceptado ayudarlo con todos los líos políticos.

Como era de esperarse Steve y Natasha chocaron y todos los papeles que la pelirroja llevaba entre los brazos salieron volando en diferentes direcciones creando un caos por toda la habitación. Demandas por el sillón, deudas por la mesita de té, y algunas cartas de amor por parte de Tony hacia Pepper habían quedado a los pies del rubio. Aunque los papales no eran los únicos que habían caído, con el fuerte impacto hasta Natasha había aterrizado en el suelo.

—¡Mierda! —exclamó Steve dándose cuenta de lo que su distracción había causado y rápidamente se inclinó hacia dónde estaba la pelirroja y tomó su rostro entre las manos para ver si se había golpeado.

Natasha, quién aún seguía aturdida por el buen golpe que se había dado en el sofá únicamente pudo sentir un cálido toque en su mentón y con la vista nublada distinguió los característicos rasgos de su compañero rubio. Tardó un par de segundos en que su vista regresara a la normalidad y que pronunciara palabra alguna.

—Demonios Steve, —dijo por primera vez viendo directo a los ojos azules del soldado—. Casi salgo volando por la ventana.

Steve sonrió al ver que su amiga había regresado a la normalidad.

—Agradezco que no fuera así. —murmuró el rubio tomando a la rusa de los brazos y levantándola, sin embargo ninguno de los dos cortó el contacto visual.

Ambos permanecieron así hasta que todo se tornó incómodo y solo entonces Steve supo que era momento de continuar.

—Te ayudaré a arreglar este desastre. —dijo volviendo a ponerse de cuclillas, sin embargo Natasha lo detuvo.

—No lo hagas. —dijo tomando la mano de Steve—. Estoy cansada de tantos papeles y la verdad es que Tony puede pagar todas esas multas y seguir siendo millonario. —la pelirroja se sentó en el sofá totalmente agotada—. Solo quiero dormir un poco.

Steve tomó asiento a su lado.

—¿De donde vienes? —preguntó la pelirroja curiosa, ver a Steve de traje y corbata de causaba demasiada intriga que simplemente no pudo contenerse.

De pronto, a Steve le pareció que su cita no había sido tan radiante como la imaginaba minutos atrás, recordó a Olivia y ya lo se sentía enamorado, ni siquiera atraído.

Natasha lo miraba expectante a su repuesta, Steve la miró y se dio cuenta que aquellos hermosos ojos verdes esmeralda que había en Olivia no eran los más hermosos.

Los ojos más hermosos que había visto los tenía frente a él.

—Vengo de una cita. —respondió Rogers levantándose de hombros.

—¿Y qué tal? —siguió Natasha mientras bostezaba. Steve sonrió al verla tan tierna y vulnerable.

—Nada espectacular.

—Mmmm... empiezo a creer que te rehusas a salir con alguien.

—Tal vez.

Ambos permanecieron en silencio, a la mitad de la noche. Pasaron los segundos y estos se hicieron minutos, y el tiempo corría hasta que Steve, temeroso, suspiró.

—Tienes los ojos verdes más lindos, Nat. Y eres la mujer más hermosa que haya visto en mi vida.

Steve esperó por una respuesta, temía mirar a su compañera, casi podía sentir el golpe que de seguro recibiría, sin embargo lo único que obtuvo de respuesta fue una respiración muy profunda y después sintió como la cabeza de la pelirroja reposaba en su hombro.

Steve se emocionó, y giró su rostro par finalmente mirarla cuando se dio cuenta que lo que realmente ocurría era que la pelirroja había caído dormida junto a él.

El rubio sonrió y con uno de sus dedos acarició el rostro de la rusa, tan suave como la seda.

Pasados los minutos en los que Steve admiraba a la pelirroja finalmente decidió que sería una buena idea llevarla a su habitación, por lo que la tomó en brazos y con la respiración de la rusa en su cuello subió al elevador y partió a la habitación de Natasha.

Una vez que la pelirroja estuvo bien cobijada y acomodada en su cuarto Steve sonrió una vez más y la miró detenidamente. Después se dio la media vuelta y cuando estaba a punto de abandonar la habitación escuchó que Natasha le hablaba con un murmuro, tan suave como el viento en el verano.

—Tú tienes los ojos azules más lindos Steve. —dijo—. Y el corazón más noble.

Steve contuvo su respiración, sin saber muy bien si Natasha hablaba entre-sueños, o estaba despierta.

Tomando la primera opción como la verdadera Steve nuevamente se dio la vuelta decidido a irse cuando nuevamente la voz de la pelirroja lo detuvo, está vez un poco más juguetona.

—¿Te irás sin más? —hizo una muy pequeña pausa—. ¿Y mi beso de buenas noches?

Steve sonrió, y como si se lo imploraran se dio la vuelta y se acercó a la cama de Natasha, después, un tanto nervioso, plantó un pequeño beso en los labios de ella. Fue apenas un roce, un toque tan tímido, que a Natasha le causó ternura.

Steve salió de la habitación convencido de que aquella pelirroja era la indicada.

Y Natasha, fue la primera vez en años que durmió mejor que un bebé.

Romanogers little and big One Shots Donde viven las historias. Descúbrelo ahora