Promesa bajo la lluvia

282 26 14
                                    

Era ya tarde, las once de la noche aproximadamente. Yo intentaba dormir, pero el calor no me lo permitía.
Ya cansada de dar vueltas entre las sábanas de mi cama, me levanté y me senté en el escritorio del cuarto. Shasa, quien compartía habitación conmigo, ya se había dormido hacía rato. La observé durante unos segundos y luego giré la vista hacia la ventana. El cielo estaba lleno de estrellas y al no haber luna, al estar ausente, el brillo de éstas destacaba aún más. Apoyé los codos en el escritorio y seguí examinando con detenimiento el paisaje de fuera. El viento soplaba arrancando las anaranjadas hojas de los árboles, que por la poca luz, apenas parecían tener color.
Roté la vista hacia la izquierda, fijándome en la ventana que correspondía a la biblioteca y pude ver que había una luz encendida. Me pareció extraño el hecho de que hubiera alguien en la biblioteca a estas horas, sobre todo porque no hay mucha gente en el cuartel que le guste pasar tiempo allí. Me imaginaba quien podía ser.
Me puse unas zapatillas y sin hacer ruido salí del cuarto.
El pasillo estaba iluminado únicamente por la luz que entraba por las ventanas y no había ni un alma pasando por alli. Avancé por él silenciosamente y llegué a la puerta de la biblioteca. Pude comprobar que todavía había luz dentro. Intenté escuchar si alguien hablaba, pero todo estaba sumido en un profundo silencio. Abrí la puerta con cuidado y observé la estancia.
Tal y como me imaginaba, allí de pie estaba él, de espaldas a la puerta. Buscaba un libro entre las estanterias. Supuse que era un libro que yo misma había escondido horas antes en un cajón del armario que se encuentra junto a la puerta.
Me parecia divertido jugar a esconder libros y que él los buscase. A veces le ayudaba a buscarlos y hacía como que me lo había encontrado por ahí tirado de casualidad.
Lo hacía de vez en cuando, no muy seguido por si sospechaba.

Sonreí maliciosamente y cerré la puerta tras de mi con cuidado de que aquel rubio no se diera cuenta de mi presencia. Saqué el libro de su escondite y me situé detrás de él.
-¿Buscas algo?- le susurré al oido. Él dio un pequeño salto acompañado de un agudo grito y volvió la vista hacia mi.
-¡___! Que susto me has dado. Buscaba...
-¿Esto?- le interrumpí yo mostrandole el libro de portada azul oscuro.
-S-Si...gracias por encontrarlo, no sabía donde estaba.- Le ofrecí el libro y él lo cogió.- Por cierto, ¿al final el capitán Levi te regañó?
-No, por suerte conseguí llegar sin que me viera, pero si no me hubieras ido a despertar seguramente me hubiera caido el castigo de mi vida, muchas gracias Armin.- le sonreí amablemente y él me devolvió la sonrisa.
-¿Y que haces aquí tan tarde?- dijo confundido.
-Podría preguntarte lo mismo...no consigo pegar ojo con este calor axfisiante.- le confesé.
-A mi me parece que es una temperatura agradable.- se encogió de hombros.- Los nervios no me dejan dormir. Pensar que apenas faltan tres días para ver el mar en la siguiente expedición me roba el sueño.

A mi también me gustaría robarle el sueño. Me gustaría ser la dueña de sus pensamientos y de sus sentimientos también.

Me ruboricé al escuchar tan soñadoras palabras. En sus ojos ya podía ver reflejado el ancho mar, como en el sueño que había tenido la noche anteior, ese sueño que tan realista me pareció. Al recordarlo desvié la mirada hacia la ventana más cercana a mi. Empezaba a nublarse. Menos estrellas se podían visualizar ya con esas grandes nubes grises que se paseaban por el cielo. Lloverá. Estoy segura de que lloverá. Y yo adoro la lluvia.

-¿Salimos fuera?- dijo su voz, enterrumpiendo mis pensamientos.
-¡Claro, vamos!- le tomé de la mano, esperando que no rechazara mi agarre y le saqué del cuartel a toda prisa, intentando hacer el menor ruido posible, claro está.

Cuando llegamos fuera, corrimos hasta el prado y nos tiramos rodando a la hierba, la cual se veia negra por la poca luz del ambiente. Nos tumbados boca arriba, aun dados de la mano, contemplando el cielo medio nublado de esta tranquila noche. Noté el aire fresco correr por mi rostro, justo lo que yo necesitaba.

-____, tengo todas las intenciones de llegar vivo hasta el mar, pero si por lo que sea, me quedo en el camino, me gustaría que lo vieras por mi. Por favor.
-No tendré que verlo por ti. Haré todo lo que esté en mi mano para que llegues vivo allí. Es tu sueño, debes disfrutarlo tu mismo.- Le miré sonriendo. Estaba claro que yo no tenía el don de la palabra, ni se me daban bien las charlas, pero por lo menos intentaba animale. Odiaba verle deprimido, era un estado de humor que no pegaba nada con su personalidad. Él me miró tambien. Apenas podía distinguir sus rasgos faciales en la oscuridad, pero veía perfectamente el brillo de sus ojos, me imnotizaban.

- Tengo algo importante que decirte.- dijo Armin de pronto, sin desclavar la mirada de mis ojos.
-Te escucho, soy toda oidos- respondí yo.
-No te lo puedo decir ahora, ¿sabes? Hay una condición.- le miré extrañada y asentí para que prosiguiera hablando.- Tienes que volver viva de la expedición, solo eso. Cuando los dos hayamos regresado vivos, te lo contaré.- Algunas gotas de lluvia empezaron a empaparme la frente.
-¿Y por qué no ahora?
-Si de verdad te importa escuchar lo que te tengo que decir, regresa viva. Prométeme que lo cumpliras.- la lluvia empezaba a caer en más abundancia y con más fuerza.
-Solo si tu también prometes regresar con vida para contarme lo que sea que me tengas que contar.- Él se levantó del suelo, imitando yo su gesto. Estando los dos de pie, me abrazó.
-Te lo prometo.- susurró cerca de mi oido.
-Yo también a ti.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Jan 03, 2018 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Sueño hecho...¿pesadilla? (Armin&Tu) [En Edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora