El Guardián Nocturno que esta muriendo, le están dando achaques al corazón, tiene frío, se callo de la cama al escuchar la noticia, hay , en el piso se encuentra convulsiónando entre las sábanas, sábanas de las que tiro al querer aferrarse a ti.
–Miralo preciosa, se está muriendo–
Sufre, llora, implora piedad y pide a dios un aire de misericordia que lo levante del congelada suelo en el que se encuentra.
Los duendes del jardín están desesperados, tratan de entrar a la casa para salvar al Guardián pero no pueden, la ventana esta cerrada al igual que la puerta, acaban de romper un cristal para entrar, pero aún as es muy difícil la maniobra.
Uno de ellos a logrado entrar y abrir la ventana dejándo pasar al resto, pero es imposible cargar a aquel Nocturno Guarda que yace en el piso dando las últimas, todos se sienten desesperados e impotentes ante la situación pero al final tratan de comprender el porque de esta misma.
–Minuto de silencio, el Guardián a muerto– dijo un viejo duende soltando a llorar mientras ven al Guardián Nocturno desvanecer lentamente en el aire.
Del lugar donde su corazón se encontraba quedo un cubo de papel, de esos en los que este mandaba cartas...
Al desdoblarla los duendes comprendieron el porque de tan cruenta muerte de su compañero, resulta que la dama que visitaba cada noche hoy espera un hijo de alguien mas.
Hay un segundo silencio en el cuarto, el viejo duende dobla la carta, y la guarda en su pequeño chaleco, aquellos pequeños y normalmente alegres seres hoy están tristes.
Los duendes comprendieron que ese es el ciclo de una vida astral y que está con un simple pensamiento puede acabar, como cada noche bailarán en el jardín.
Y yo...
Yo seguiré triste pues aunque yo no morí, la noticia de que tu ya no podrás estar conmigo,enserio que me dio ganas de llorar...