PRÓLOGO

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    Él, mi debilidad. Todos tenemos una, ¿No? La mía tiene nombre, apellido y una sonrisa hermosa, si... Lucas Nicolás Alario.
    Por más que pensemos ser fuertes ante cualquier cosa que se nos proponga, créanme que no es así, siempre llega alguien a nuestras vidas y nos toca ese punto débil, el que nos hace perder la cabeza.
    Estoy locamente enamorada de él, no me conoce, no sabe quien soy... pero saben qué? Me hace reír. Es la persona más hermosa y es muy conocido, muchas personas saben de él. 
    Hablé muchas veces de Lucas, muchas no, millones. Me peleé y lloré a causa de personas que no lo quieren, así como también hice nuevas amistades.
    Cuando lo vi por primera vez, en el cambio de jugadores de su debut, vistiendo la camiseta roja y blanca con el número trece en su espalda, nunca pensé que se convertiría en alguien tan importante y esencial para mi. Mi vida cambió rotundamente gracias a él y obvio que fue para bien. Mis días se relacionan con su existencia, cuando me siento sola pienso en él y en las cosas lindas que hace, su forma de jugar al fútbol, este deporte tan lindo... está siempre ahí incondicionalmente, aunque no sepa de mi existencia.

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