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Jules PoV

Yo dormía como un tronco. Normalmente, debido a mi noctambulismo, el sueño me vencía a eso de las cinco de la mañana y volvía a la vida a las una o dos de la tarde. Sí, súper saludable. A mamá le molestaba, claramente, pero como me estaba adecuando al horario de Corea y había llegado más muerta que momia, me dejó dormir hasta las una.

Para cuando ya estuve en mis cinco sentidos, duchada y cambiada, mi mamá ya se estaba terminando de arreglar para volver a su trabajo. Sólo había venido para almorzar y ya debía regresar.

—El almuerzo está en el refrigerador. Caliéntalo un poco y nos vemos en la tarde. Si sales, no vayas muy lejos para que no te pierdas. —Se me acercó y besó mi frente— Cuídate.

—Adiós, que te vaya bien. —Me despedí y la vi desaparecer por la puerta.

Estaba sola en la nueva casa. Minsoo también estaba en el trabajo y según tenía entendido no volvía hasta las ocho de la noche y mi mamá terminaba a eso de las cinco y media. Eran las dos de la tarde.

¿Qué hacía durante esas tres horas y media?

Simple: comida y Netflix.

¡Tenía que aprovechar esa pantalla gigante en el salón con acceso a Netflix!

Calenté el spaggethi que mi mamá había hecho —era mi segundo día en Corea y todavía no probaba nada de su gastronomía— y me senté en el sillón con una bandeja. Agarré el control remoto y me puse a retomar Reign que la había dejado a medias porque no tenía tiempo al estar estudiando.

Debería de estar aprovechando el día y salir a explorar, pero no valía la pena si me llegase a perder y con mi sentido de orientación —que era peor que el de Dora la Exploradora sin mapa— era una gran posibilidad. Además, Seolyoung me llevaría a recorrer más tarde.

Tampoco era que pudiese estar conversando con mis amigos porque allá eran las dos de la mañana y no había hecho ninguno acá aún.

Pero, meh.

No me importaba quedarme sola en casa. Es más, lo disfrutaba.

Llevaba viendo cuatro episodios sin pausa ni para ir al baño cuando mi celular sonó. Al desconocer el número me tardé un poco más en contestar, sin embargo, si no lo hacía, nunca sabría de quién se trataba.

¿Aló? —contesté en español.

Los hábitos son difíciles de quitar.

Eh, ¿Julieta? Soy Seolyoung —respondieron del otro lado de línea.

¡La madre del cordero! ¡Que tenía que salir con él!

—Ah, sí, hola —Intenté no sonar como si no hubiese olvidado que pasaría por mí. Cosa que obviamente era mentira.

Hola —Se rió— Te llamaba para avisarte que ya voy en camino, tocaré el claxón del auto cuando esté afuera. ¿De acuerdo?

Yo estaba parándome del sofá a duras penas con la bandeja en manos y el celular contra mi oreja sujetado por mi hombro.

—Claro, claro. Te espero. —farfullé y dejé las cosas en el lavavajillas.

Genial, nos vemos.

—Nos vemos. —Colgó— ¡La put...! ¡No tengo tiempo! —Me corté a mí misma antes de maldecir y di dos pasos dispuesta a correr a mi cuarto, pero el episodio de Reign seguía corriendo en la pantalla— ¡Qué perra! —gruñí— ¿Por qué ahora que tengo que salir sale todo el drama? —refunfuñé y tomé el control remoto para apagarla o me quedaría ahí de por vida.

You can lean on me ➳ Vernon Donde viven las historias. Descúbrelo ahora