Desnudo ; MinV

One shot.

Nos conocimos hace dos días, pero siento que fueron una eternidad eterna. Nos conocimos en este salón decorativo y hermoso, pareciendo que estamos en el mismísimo siglo XIX.

Pensé que nos habían tirado una maldición, porque estamos cautivados el uno con el otro. No sabía exactamente como llegamos a esto, pero ninguno de los dos ha dado un paso atrás. Tu me besaste y yo te besé, tu me acariciaste y yo te acaricié, aunque sólo la diferencia era que estabas desnudo y yo no, ¿por qué?, simple, porque te pintaba durante un cuadro.

Te eligieron como mi obra de arte. Mi arte. Tan sólo agradezco mil veces al destino de que fueras tú, Park JiMin.

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× Primer dia ×

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El dia que nos acabamos de conocer, charlabamos sobre nuestras vidas, teniamos muchísimas cosas en común. Decias que estudiaste baile y danza, actualmente eres profesor de danza contemporánea, que genioso de ti. Y como una oportunidad única, llegaste hasta aqui porque tuviste la curiosidad de conocer parte del arte clásico, razón del cuál estás aquí y llegaste a mi ser.

Recuerdo que dijiste que para ser un buen artista, hay que conocer el objeto al que quieres hacer, al que quieres crear; tambien por lo cual, comenzó todo esto.

Al principio pude confundirme un poco, pero seguidamente tu me ayudaste. Me dijiste que te quitara la ropa, desde arriba hasta abajo, a lo cuál seguí sin precaución y sin problema, suavizando lentamente mis manos hacia tu cálida piel blanca que presenciaba.

Hombros... pecho... cadera... todo lo que relaciona a ti va solamente a ti. Te acercas a mi con confianza para besar mi cuello. Dijiste que esto era para traspasar cada dato tuyo, junto con tus únicos labios trabajados para ello. Comenzaste a desabrochar cada botón de mi camisa, siguiendo con tus besos que pillaban cada piel mía que se mostraba, a cambio yo seguía tocandote suavemente, desde la espalda hasta abajo, como si tratase de buscar algo perdido y con alto valor.

Pasaron segundos de satisfacción, hasta que ambos hicimos contacto visual, me miras y yo a ti, sin decir ninguna palabra, solamente se escucha nuestras respiraciones agitadas, de tanto placer que se estaba llenando de a poco.

— Pero que jugado eres, Jimin, tu plan ha funcionado por completo.

Te acercas con confianza hacia mis pequeños labios, las unes con la mía volviendo a hacer único. Me besas con ganas, muchas ganas, acepté tu respuesta de inmediato. No hay vuelta atrás y no quería arrepentirme de nada, se sentía completamente bien. Nos separamos lentamente, riéndonos; en especial yo, sentí una parte de cosquilleo en todo mi cuerpo. Creo que estaba listo, listo para crear nuestra obra.

─ No queramos perder tiempo ¿no? ─su mano acarició sobre una de mis mejillas sonrojadas de tanto consumo de esos labios─ ¿comenzamos a pintar?....

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× Segundo día ×

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No sabía si odiarlo un poco, pero realmente el proceso en el dibujo estaba funcionando. Mis manos tuvieron la confianza de usar el lápiz con calma y tranquilidad, rayando cada trozo de papel vacío que se veía.

— Maldito Jimin, ¿que hechizo has usado contra mí? ¿Qué cosa más esperaría de ti?.

Pasaron las horas y allí estabas, en tu posición como la de un mismo ángel, abrazas una pierna mientras que la otra la tenias estirada, tu cabeza se mantenía en tu rodilla, como si estuvieras bajo una suave almohada, y tu mirada de indiferencia atacaba directo a mi, a quien debía crear esa única expresión nunca antes vista.