Una sonrisa prestada
Tic. Tic. Tic. Tic.
El ruido irritante producido por los golpecitos suaves del lapicero en la mesa, empezó a molestarme aun cuando yo era la que lo estaba provocando. sin embargo me daba satisfacción saber, que esta actividad también fastidiaba a la mujer rubia que estaba sentada detrás de la mesa en su silla marrón, a la que parecía tener un afecto especial pues no permitía ni que una aseadora la tocase para limpiar el polvo. Ella se encontraba sentada, con sus piernas cruzadas y sus dos manos encima de sus rodillas, su blusa (que aparentaba ser nueva y estar recién planchada) de color blanco, encajaba perfectamente con su falda gris lisa que le llegaba máximo por encima de la rodilla y que, también como todo lo que la rodeaba, parecía ser muy costosa. ¡Pero claro! ¿Cómo una psicóloga exitosa no ganaría lo suficiente para darse una buena vida llena de lujos y cosas que solo podrías imaginar? Además, ella teniendo su título de psicóloga, galardonada en Harvard en un marco dorado colgado en la pared blanca con diseños negros detrás de su mesa, y, para rematar, siendo su nombre el que, como maldición, rodaba de los labios de cualquiera cuando preguntabas por un buen sicólogo, esto ya se ha vuelto algo automático.
Ella miraba fijamente el lapicero que yo sostenía en mi mano derecha con los ojos entrecerrados, algo pareció llamar su atención en mi muñeca porque su mirada se desvió de mi mano a justo debajo de mi suéter negro. Efectivamente, tres largas y horizontales cortaduras nuevas en mis muñecas, que quedaron expuestas por mi descuido. Su mirada exasperada, lentamente se transformó en una cálida, casi maternal. Fue un sentimiento desconocido el que me invadió puesto que yo nunca tuve la oportunidad de sentir el amor de una madre, y lo peor de todo es que la mujer que me dio a luz esta vivita y coleando en la misma casa en la que vivo yo. Para mi madre yo solo he sido una incomodidad enorme. Ella deseaba que yo fuese un niño, pero cuando el doctor le entrego los resultados y ella vio que tendría que cambiar las sabanas azules por rosadas, se le quito cualquier chispa de entusiasmo que tenía por ser madre. Cuando ella se resignó y acepto la idea de que yo era una niña, decidió convertirme en su prototipo perfecto de mujer: inteligente, delgada, hermosa, atractiva, carismática, divertida y solamente perfecta. Pero, con el paso de los años se empezó a dar cuenta de que yo nunca sería lo que ella esperaba de mí, más bien todo lo opuesto a sus expectativas. Por ejemplo, Cuando era pequeña mi madre me mandaba con dos trencitas ajustadas y sin ningún pelo desacomodado, junto con mi uniforme planchado sin ninguna mancha o arruga al colegio, yo llegaba con el pelo suelto hecho una maraña o marcas de dedos embadurnados de pintura y manchas de lodo en el uniforme.
- Son nuevas - estableció la mujer enfrente de mí, arqueando una ceja.
Me fastidiaba. Odiaba ver la a ella fingiendo algún tipo de emoción hacia mí. Ningún sicólogo en los que he estado le he importado yo, solo les interesa el caso para resolverlo y obtener más publicidad, ellos creen que diciéndote “cariño” o “dulzura” uno ya se tiene que abrir a ellos y contarles la historia de tu vida. Son más falsos que los infomerciales, De por si también podrían ser actores.
Ella dio un suspiro, resignada. Se levantó y camino hacia el sofá en el que yo me encontraba, sus tacones negros de plataforma haciendo un ruido hueco y fastidioso.
- Sabes que puedes hablar conmigo, yo no te voy a juzgar. Ya han pasado 2 meses y no me has mencionado nada más de lo necesario. Yo quiero ser tu amiga, no tienes porq- la frene en seco. Estaba harta de ella mintiendo. ¡qué quiere ser mi amiga! Menuda carreta. ¿Cómo puede ella mirarme a los ojos y decir tal mentira? eso ya es el colmo, hasta mi propia sicóloga me cree idiota, aunque claro, eso no debería de sorprenderme tanto.
- No mientas. Yo sé que a ti no te puedo importar más que una partícula de oxígeno. ¿Pero qué se puede esperar de uno de ustedes? Yo no soy idiota, sé que para ti soy un loco más. ¡Mi vida es horrible! Mi madre no me quiere a menos de dos metros cerca de ella, mi padre está muerto, me hacen bullying por ser horrible, extraña, anoréxica, diferente, de pelo naranja, con problemas nutricionales, que se corta y antisociable, tampoco tengo amigos y para terminar mi madre cree que es buena idea que yo me siente con un completo extraño por una hora, hablando sobre mis problemas personales!!- le grite, mi mandíbula tensa. todos los músculos de mi cuerpo temblaban y me rogaban que les permitiera lanzarse encima de la mujer enfrente mío y arrancarle mechón por mechón de cabello, pero me mantuve firme y , en ese momento, puede ver cuánto auto control tenia.