Capítulo 3

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La amistad entre Laura y Tekel fue creciendo conforme Laura soñaba.
Con cada sueño también iba conociendo a alguna persona del pueblo que se acercaba a la cabaña, como a Hubbal el herrero, y Mairin su esposa. Pero lo cierto es que las veces que soñó siempre fue para mantener largas conversaciones con Tekel.
Así supo porqué vivía alejada del pueblo. Tekel era la cuñada del Laird McGoal, pero había caído en desgracia para la familia por traer al mundo a un bastardo. Le permitían vivir en la casucha si no se acercaba al castillo, y de vez en cuando alguno de los guerreros le traía alguna pieza de caza. Con eso, con lo que pescaba el niño, y las pequeñas piezas que cazaba ella, iban sobreviviendo.
Pero Tekel no era en realidad la madre del niño, su verdadera madre era Vera, su hermana pequeña. Murió en el parto,  y le hizo prometer que siempre cuidaría del niño, y que nunca revelaría quien era el padre. Por esa promesa, se vería despreciada y aislada el resto de su vida. Pero Tekel era fuerte.

El huerto era otro cantar. No lograba que crecieran las cosas como era debido, y suponía motivo de risas y burlas entre ellas. Laura leyó libros de horticultura para poder luego explicarle a Tekel como llevar su huerto, pero Tekel la ignoraba, y  le decía que esas cosas eran locuras, no entendía lo de " agricultura ecológica", ¿como le iba a echar caca de caballo a sus preciados tomates?, que era eso de " pesticidas" y "plagas".

La casucha también fue motivo de discusión, Laura intentaba hacer mejoras para evitar ese humo que la ahogaba, explicarle como hacer  que hubieran menos corrientes de aire, evitar que el suelo se empapara con el deshielo, como hacer un fresquera en invierno, el baño ( un wc para hacer las necesidades cómodamente), pero Tekel solo la miraba con cara de diversión y agitaba la cabeza de un lado a otro.

Esas discusiones, si cabe, las fueron acercando más.

Cuando Laura no estaba soñando con el mundo de Tekel, vivía su día a día ejerciendo de madre de dos niños que iban creciendo, su vida era normal, con cumpleaños, fiestas de fin de curso, fiestas de pijamas, etc.

Así el tiempo pasó y los niños crecieron, y su relación con Miguel se fue enfriando. Su vida se convirtió en rutina, y solo se evadía de ella leyendo, y con sus sueños.

La noche que soñó con  Malcom por primera vez se sintió emocionada, sintió un cosquilleo que le recorrió el cuerpo de arriba a abajo.
Conforme conocía más al guerrero, se apartaba más de su propia realidad, de su marido siempre ausente y de sus hijos que la ignoraban y solo se acordaban de ella cuando necesitaban algo.
Se dió cuenta de que se sentía insatisfecha, porque la vida que llevaba no la llenaba, prefería estar en su paraíso.

Nunca le habló a nadie de sus sueños, seguramente la hubieran llevado a un psiquiatra si hubiera explicado que llevaba mas de 7 años soñando con otro lugar donde hablaba e interactuaba con otras personas, que parecían totalmente reales, con sus propios pensamientos y acciones. No podía contar que en sus sueños podía oler los aromas de las flores y las heces de las ovejas ( había muchas por cierto), sentía el viento en la cara y las piedras en los pies ( no había solucionado en todos estos años el problema de la ropa interior, pero si consiguió el par de zapatos más horrible del mundo). Así que sus sueños se quedaron para ella.

Laura se dio cuenta de que el tiempo no transcurría a la misma velocidad en sus dos mundos. A veces soñaba unos minutos de paraíso y ocupaban esos minutos toda una noche, otras veces pasaba semanas con Tekel, ayudándola, aprendiendo a disparar el arco, pero esas semanas también ocurrían en una noche. No podía consultarlo con nadie, pero es algo que no entendía y la desconcertaba.

Esa noche volvió al paraíso, ahí estaba con Tekel, encaramada a un muro de piedra a las afueras del pueblo, observando como unos veinte enormes guerreros atravesaban el pueblo para entrar al castillo. Iban sucios, llenos de sangre y barro, todos con los colores McGoal, todos menos uno.
Laura lo miraba fíjamente, no había una palabra para describirlo, "hermoso", " fuerte".

-Te vas a caer del muro de morros, y vas a hacer que los pantalones de ese guerrero ardan como sigas mirándolo así- dijo Tekel mirando a Laura.
-Ay!!! Es guapísimo, bueno, no se si es guapísimo, solo le veo un lado de la cara, pero madre mía, creo que tengo fiebre - Laura se puso la mano en la frente, pero no notó ningún cambio de temperatura
-¿Quien es?¿Como se llama?¿De dónde viene?¿Está casado?¿Le gustan rellenitas y maduras?-Laura soltó una pregunta detrás de otra sin respirar.
Tekel se rió a carcajadas al ver la agitación de su amiga.
-Una pregunta detrás de otra, jeje, estas loca- le dijo a Laura agarrándola del brazo,- vamos amiga, vamos al huerto a quitar malas hiervas y te contaré lo que sé.

En Mis Sueños (Historia Completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora