Una mujer corre aterrorizada por el antiguo corredor de un manicomio, el sonido de sus pasos se escucha por todo el lugar, voltea atrás pero no se ve nadie, por lo que decide seguir corriendo, sabe que la persiguen, lo siente en cada fibra de su cuerpo, su respiración se acelera hasta que llega a una puerta, comienza a forcejear con la chapa pero no se mueve, escucha unos pasos a lo lejos, desesperada golpea la puerta esperando que alguien de adentro la ayude, esta agitada y las lágrimas le resbalan por la cara, su ritmo cardíaco se acelera cuando ve que las tenues luces que alumbraban el corredor comienzan apagarse una a una, acercando la oscuridad hasta donde esta ella, vuelve a golpear la puerta, y se logra abrir en el último segundo antes de que las sombras sean quienes la atrapen.
Cierra con sus manos la puerta, su respiración comienza a relajarse, por fin suelta la manija, camina hacia atrás sin dejar de ver la puerta, hasta que algo la detiene, algo que esta detrás de ella, la habitación que estaba a oscuras se ilumina con la luz de un rayo y se ve a un hombre sosteniendo una sierra eléctrica, en un segundo la enciende, escuchándose el ruido del motor de forma estridente, en automático ella voltea pero su grito es ahogado por el sonido del trueno, que resuena por todo el lugar, y el asesino no duda un segundo en pasar su potente y oxidada sierra por el vientre de aquella pobre mujer que no conocía las reglas para sobrevivir, no tenía idea de lo que pasaba a su alrededor, era torpe y escéptica, por eso la matan, el primero en morir es el escéptico, él qué piensa: "Eso a mi no me va a pasar", "Eso sólo ocurre en películas", "Es pura fantasía".
Me pregunto si yo podría sobrevivir, suelto una leve risa, claro que podría, conozco bien todas esas historias, paso horas dedicadas a eso. Ahorita estoy viendo la televisión, ¿qué mejor opción para una noche de brujas que un maratón de películas de fantasmas y asesinos en serie? Yo ya no salgo a pedir dulces, eso se lo dejo a los niños, ya tengo dieciséis. Mi nombre es Melany Dunn y yo... No le temo a nada, ni a los fantasmas, tampoco a los monstruos, vampiros, duendes, demonios, yo hace mucho tiempo que dejé de tenerle miedo a esas cosas. ¿Zombies? Por favor todo el mundo sabe que una bala a la cabeza acabas con ellos, destruyes la cabeza se acaba la amenaza. ¿Brujas? Me rió de sus encantos, ya ni siquiera recuerdo cuando fue la última vez que me asusté enserio, cada vez que veo una cinta de terror me burlo de sus efectos especiales, de su sangre falsa, de monstruos mediocres y de las actrices miedosas que interpretan los papeles de la protagonista en peligro.
¿Por qué no le temeré a nada? ¿Acaso de tantas películas y novelas o cuentos de terror y suspenso he perdido mi sensibilidad? ¿Ó acaso tendrá algo que ver que mi casa queda cerca del cementerio?.
Mi ventana da justo a ese lugar, me gusta asomarme, se ven las tumbas tan tranquilas y pacíficas, hay noches en qué me asomó y veo al señor Kay trabajando. Es el encargado del cementerio, algunos lo llaman sombrío, dicen que siempre deja un hueco en la tierra para las víctimas que asesinará en la noche, cada vez que escucho eso me es imposible no reír a carcajadas, por que es alguien amable, aunque no lo parezca, es delgado con la piel pegada al cráneo, de cabello largo y canoso que le llega hasta el hombro, siempre tiene barba de una semana y un aspecto descuidado, es un hombre de cincuenta años, muchos lo llaman viejo, otros lo llaman loco, yo le digo señor K, pero él tiene las mejores historias, aún no me cuenta una que realmente me de miedo.... ¡Oh mi querida Melany! ¿Qué le paso a la niña asustadiza que se escondía bajo las cobijas cada vez que escuchaba el rechinido de una puerta? Quizá esta muerta, sólo un fantasma no le tendría miedo a nada.
Suelto una carcajada con sólo esa idea, escucho que el timbre suena. Más niños pidiendo dulces, pongo pausa a mi película, que desgracia sería para mi perderme una parte importante de esto que le llaman terror.
—¿Dulce o truco? —Una bruja, un fantasma y un pirata amenazan la entrada de mi puerta, creo que me asustó más el hada que vino hace rato
—¡Qué lindos disfraces! —no hay nada más tierno que un niño de ocho años disfrazado —Deberás dan miedo —, hay que animarlos, se supone que se disfrazan para eso, les doy sus dulces.
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NTN
HorrorCold Valley, es un pueblo tranquilo, demasiado para mi gusto, hasta que el 31 de octubre, desaparece una niña de seis años, Rose Vesely. Ahora debo investigar, porque fui la última que la vio. Su desaparición solo fue el inicio de una serie de asesi...