Todo comenzó un domingo de tardecita, a la hora más sagrada del día: La siesta. Mientras todos dormían tranquilos plácidamente, yo no hacía nada más que mirar el techo y pensar en todo: mis problemas familiares, mis estudios, qué iba a hacer mañana... absolutamente todo ante mis ojos. No se escuchaba ni un zumbido de mosca, era un completo aburrimiento.
De pronto, una idea pasó por mi cabeza: ¡Biblioteca! Ya había leído todos los libros que me habían regalado, por lo que ir a la biblioteca, era una buena idea para matar el aburrimiento. Además, estaba por un momento difícil de mi vida. Una amiga de mi infancia había desaparecido en aquel entonces... y no de manera metafórica. La policía la estaba buscando, pero no había rastro de ella. Sin olvidar que mis padres estaban pensando separarse. Por lo tanto, quería una distracción, meterme en una historia mejor.
Mis padres estaban durmiendo. Solamente mis padres, porque no tengo ni hermana ni hermano; soy única hija. Todos creen que los únicos hijos son malcriados, pero de lo contrario, mis padres nunca me dieron mucha atención, por lo que me las tengo que arreglar a solas. Como no había moros en la costa, me escapé a la biblioteca. Pero antes, agarré mi bolso y mi... iba a agarrar mi teléfono, pero decidí dejarlo, no quería recibir mensajes, quería desconectarme de ese mundo digital por un momento y conectarme a otro: el mío.
Estaba en camino a la biblioteca escuchando música...bueno, imaginándola que la escuchaba porque había dejado mi celular. Bueno, como sea, tarareándola al ritmo de mi paso. Cuando al fin llegué a la biblioteca, me recibió una amable señora, o eso parecía.
-Hola! Jovencita ¿La puedo ayudar en algo?- preguntó observándome de pie a cabeza.
-Por ahora no. Gracias- le contesté con intención amable.
-Cuando hayas elegido tu libro, agarra una ficha de préstamo y colócale tus datos.
Le agradecí a la señora y comencé a buscar mi libro. Había muchísimos libros para escoger. Había uno de todos colores, pero era muy infantil; otro de tapa dura, pero era de historia. Despúes de varios minutos, hubo uno que me llamó la atención. Era dorado, con un marcador de tela un poco gastado, pero que aún conservaba su color fuego ardiente. Era extraño, no tenía ninguna descripción en la tapa, ni siquiera título. Eso fue lo que me atrajo –Voy a averiguarlo- pensé.
Llevo este- dije sin esperar respuesta, la cual no recibí.
Agarré una ficha. Coloque en el Nombre "Alina", y en el Apellido "Mills", además de otros datos como mi e-mail.
Le entregué la ficha a la señora, y esta me miró con cara extraña, como si supiera que algo malo me fuera a pasar. La ignoré y me fui a mi casa.
Cuando llegué a casa, fui sigilosamente a mi cuarto, con el tal cuidado de no despertar a mis padres. Cuando estaba apunto de llegar, casi me tropiezo con un champión tirado en el suelo. No se cómo, pero mis padres siguieron durmiendo como unos troncos.- Uf! Eso estuvo cerca- pensé con un suspiro de alivio. Cuando entré a mi cuarto, cerré la puerta, me saqué los zapatos y me tiré a mi cama a leer.
Cuando abrí el libro para comenzar, no había nada para leer. Las páginas estaban en blanco.
_¡Diablos!-lanzé el libro con furia contra mi cama,
-Ahora no tengo nada para leer y distraerme...-cuando di la vuelta a ver el libro...estaba escrito.
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Más que un simple libro
Teen FictionUna chica de 15 años, llamada Alina Mills, tiene una vida un poco complicada. Sus padres piensan separarse, y una de sus grandes amigas está perdida, y la policía la busca. Por lo tanto, esta chica decide ir a la biblioteca para distraerse de su vid...