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Después de aquel día, la japonesa se comportaba de diferente manera. Jeongyeon y ella ya no pasaban tanto tiempo juntas, al igual que la castaña ya no se presentaba a la escuela.
Jeongyeon ya no la veía.

Por esa razón, Jeongyeon empezó a frecuentar a los amigos de su madre. Taeyong, Johnny y Jisoo conocieron a su madre desde antes que la rubia naciera por lo que tenían una muy estrecha relación con los tres.

– ¡Jeongyeon! ¡Cuanto tiempo! –exclamó Jisoo antes de envolver a la muchacha en un cálido abrazo. Taeyong y Johnny repitieron la acción y la recibieron cálidamente.

– ¿Que te trae por aquí? – pregunto Taeyong invitándola a pasar a su hogar.

– Nada, por placer ¿tal vez? Solo que...he estado libre últimamente –dijo, evitando pensar en su situación reciente con Momo.

– ¿no me digas que has discutido con tu amiga? –dijo bromeando Johnny, aunque dando justo en la herida.

Jeongyeon frunció el ceño ante lo dicho, y los tres se percataron de esto, entendiendo que su visita estaba relacionada con la castaña.

Siempre que la rubia tenía un problema o cosas en la mente, los iba a visitar ya que esos tres, le daban los mejores consejos. También así fueron las veces anteriores que sus padres habían peleado.


...


Fue en una ocasión, siendo sábado por la tarde cuando usualmente Jinwoo invitaba a su hija a cenar a su departamento, donde todo cambió.

Las nubes se arremolinaban en el exterior, indicando que en poco tiempo la lluvia empezaría.

La rubia se encontraba fuera del departamento de su padre, a punto de tocar la puerta, cuando escuchó una segunda voz tras esta. Una voz que ella bien conocía.

Empezó a tocar la puerta y a pocos segundos su padre le abrió la puerta con una sonrisa de bienvenida. Jeongyeon se dispuso a entrar, pero olió inmediatamente la lasagna de papá y siguió su paso al interior del lugar.

Fue en ese instante que a la rubia se le quitó todo el apetito. La japonesa salió de la cocina del departamento de su padre.

Jeongyeon no podía mover ni un músculo y se imaginaba lo peor, que infortunadamente, sería cierto.

– Hola Jeong –le dirigió Momo a su amiga con una sonrisa sincera en el rostro. Jeongyeon no pudo pronunciar ante la impresión. Sentía un nudo en su garganta y que sus ojos en cualquier instante iban a desbordarse de lágrimas.

La gota que colmó el vaso fue cuando su padre llegó por detrás de la castaña, la tomó por los hombros y dijo:

– Perdón por no decirte y espero no te moleste, pero Momo y yo....

– Empezamos a salir juntos –terminó por decir Momo.

La tristeza, el enojo y la decepción se arremolinaron en Jeongyeon y sintió como todo su mundo se derrumbó.

Les dedico una sonrisa llena de tristeza y salió corriendo de ahí. No supo en qué momento empezó a llover ni en qué momento terminó en la casa de Johnny, Jisoo y Taeyong.

Toco la puerta del hogar de los tres sin cansancio, cuando Jisoo abrió la puerta y una Jeongyeon empapada por la lluvia la abrazó con fuerza. Trato de preguntarle que había pasado, pero noto de inmediato cómo temblaba y lloraba sin parar. Sus sollozos alertaron a Johnny y Taeyong que se acercaron a consolarla.

Jeongyeon no podía ni pensar en nada, solo quería parar y dormir para siempre, sin saber nada de nadie.

La rubia terminó por dormir en el cuarto de Jisoo. Se recostó e inmediatamente quedó dormida, mientras los otros tres la miraban con preocupación desde la puerta. Por mientras la dejarían descansar.

gracias por la espera
y espero no haya ningún error

whispers of the heart + jeongmo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora