Día 3

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«La madre que me parió»

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«La madre que me parió».

Gruñó despegando la cara de la almohada. Toda la mañana del día anterior se le había ido en su batalla contra esa cosa que se llamaba pañal. Y si lo estabas pensando: sí, desde las tres de la madrugada. Cuando por fin logró cambiarlo bien, notando su mano embadurnada de santa mierda de bebé, se fue a lavar las manos veinte veces con previas tres horas de reinicio por la perturbación.

Joder, que no podía dejar de tener esa imagen en la mente. «Lugar feliz, lugar feliz, lugar feliz», se repitió hasta que pudo relajarse. Se dispuso a poder dormir de una vez, cuando el llanto de Reshy volvió a sonar. Ligeramente tembloroso fue a ver si no había que cambiar pañal de nuevo.

«Por el creador, por todos los Gaster, por el multiverso... que no se haya cagado otra vez», oraba desesperado, asomándose al cunero. Afortunadamente no era el caso, simplemente tenía hambre. Sacó otra barra de chocolate y, desenvolviéndola, se la dejó a un lado. Reshy tomó la barra y comenzó a mordisquear, contento, mirándole con sus grandes ojos que eran iguales a los de Fresh.

Bueno, el bebé era muy bonito. Aunque era obvio porque lo hicieron su Freshy y él. Pero lo que tenía de bonito lo tenía de destructor de sus nervios. Se llevó una mano a sus sienes, frotándose con ligera fuerza. Coño, que tenía que dormir ya, no podía más. Estaba saliendo por la puerta de la habitación, cuando llantos comenzaron a sonar.

«Pero qué...» pensó, extrañado. Regresó sobre sus pasos para volver a ver a su retoño. Cuando lo vio de frente éste únicamente le devolvía la mirada, tranquilo y atento a cualquiera de sus movimientos. Su ceño se enarcó y confuso retomó su camino para ir a dormir. De nuevo el llanto se escuchó.

Y así durante horas, en las que el glitch trató de irse, pero simplemente no podía. Se quedó tirado al lado del cunero, tratando de conciliar el sueño. La noche se le fue así hasta la madrugada que pudo escapar a su cuarto para dormir.

―Maldito sol, te voy a destruir.

Su ventana daba justo a la salida del sol, y coño que sí brillaba esa mierda. Se cubrió el rostro con una almohada, tratando de dormir, pero llantos comenzaron a sonar. Los glitches aumentaron sobremanera en él.

Con un fuerte alarido malhumorado se puso en pie para ver qué sucedía. Se dirigió con lentitud y cansancio hasta la habitación de Reshy, donde lo encontró llorando. Se asomó a la cuna y su ceño se frunció al momento que el pequeño le vio y guardó silencio.

―Pero ¿qué te traes? ―reclamó, pasándose una mano por la cara. Reshy estiró sus manos a él, haciendo ruiditos de balbuceos―. ¿Quieres que te cargue? ¿No puedes esperar un poco? ―el menor siguió llamándole con los brazos dirigidos a él―. Vamos, déjame dormir.

Error intentó irse, pero los llantos volvieron a escucharse. Gruñó mirando al techo y regresó, cargándolo. Estuvo así un par de minutos y lo dejó de nuevo.

―Listo ―tomó paso de vuelta a su cuarto, de nuevo chillidos de queja se hicieron presentes―. Ah, joder. Está bien. Igual no podía dormir por culpa del sol.

Lo tomó de nuevo en brazos y fue a la sala, donde pesadamente se dejó caer en el sofá. Con el niño en su regazo tomó el control remoto y comenzó a ver qué había en la tele.

―Maldición, mis programas inician en la tarde ―gruñó, echando la cabeza hacia atrás con desgane.

El bebé le jaló de la ropa, señalando el televisor. Error le miró extrañado.

―¿Qué intentas decir? ―preguntó, enarcando su gesto―. ¿Quieres ver algo? Supongo que te puedo dar ese gusto por ahora. No tengo nada interesante que ver.

El glitch revisó entre canales hasta que el pequeño pareció interesado en algo, al estirar sus manitas a un programa infantil. Error puso cara de susto.

―¿Esa mierda ves? Joder, qué bueno que no me levantaba temprano nunca.

Se quedaron horas con canciones infantiles. Reshy aplaudiendo y riendo y Error con cara de no poder más. El glitch incluso se quedó medio dormido en mala posición, despertando constantemente por los llamados de atención del pequeño.

Siendo ya la tarde, Error reclamó el televisor.

―¡Mi turno! ―exclamó, tomando el control―. Va siendo hora de que te enseñe verdadera televisión.

El día se fue viendo Undernovela.

Viendo televisión con el pequeño, ¡vamos mejorando!

Viendo televisión con el pequeño, ¡vamos mejorando!

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746 Palabras

Publicado - 28 de junio 2017

10:05 p. m. Hora: México.

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745 Palabras.

Última edición - 02 de febrero 2018.

8:38 p. m. Hora: México.

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