Capitulo único.

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El viento soplaba fuertemente, anunciando una potente tormenta nocturna.

Kirito dándose cuenta, se dirigía hacia las ventanas de la casa cerrando las.

Aquella preciosa casa sería su estadía por 3 noches, para retomar fuerzas y poder seguir con su misión en S.A.O.

Mientras cerraba la última de las grandes ventanas una voz conocida le dijo.

-Kirito?, deberías de estar en la cama.- regaño lisbeth al atractivo chico que sonreía culpable y aceptando el regaño de la chica.

Pues la pelirosa tenía razón, Kirito había peleado arduamente por subir los niveles y con ello se había llevado no solo victorias, si no tambien horribles moretones y heridas sangrantes, que por alguna extraña razón tardaban en curar.

-Lis, me siento bien, en verdad -

Kirito trataba de calmar a la chica pero solo lo empeoraba sacando más regaños hacia el .

-Bien? , puedes mentirle al resto, pero a mí no- la bella chica se acercó al pelinegro tomándolo de la mano para llevarlo a recostar de nuevo a la cama.

-Además, pasado mañana retomas los niveles, no puedo dejar que vallas con esas heridas.

La chica cambiaba las vendas que veía con sangre, sustituyendo las por unas nuevas.
Sus mejillas tenían su habitual tono rosado y sus labios seguían teñidos de un rojo tan apetecibles.

Kirito le observaba atento a cada una de sus expresiones, lisbeth era sin duda una mujer especial, tanto para el como para el resto de sus amigos.

En especial para el, pues la chica podía lucir como toda una leona cuando se encontraban solos , pero al momento de estar rodeados de otras personas su actitud cambiaba radicalmente, no dejaba de mostrarse generosa y sonriente con la gente.

Algo que por alguna extraña razón ponía de mal humor al espadachín, y así había sido desde que la había visto por primera vez.

Y dejándose llevar dijo.

-Lis, porque te muestras de una manera diferente cuando estás con otras personas?-

Sin pensar en sus palabras, Kirito por fin había dicho lo que tanto le carcomía en sus pensamientos.

La pregunta pilló por sorpresa a lisbeth que sin poder evitarlo un sonoro sonrojo inundó sus mejillas, mientras que su corazón latía sin medida.

-No...no se a que te refieres.-
Dijo tratando de safarse, volviendo a tratar las heridas del chico.

Kirito algo enojado por la respuesta dió un pesado suspiro, era obvio que no lo diría, lis no era ingenua y trataría de quitarse esa pregunta a como dé lugar, pero no contaba con el decidido muchacho.

Restándole importancia a sus heridas, Kirito tomo de la muñeca a lisbeth atrallendo la a su fornido cuerpo.

-¿!Que haces Kirito!? Suéltame ahora-

La ojirosa luchaba por quitarse de aquel atractivo lugar pero el pelinegro no movia ni un músculo.
Incluso agradecía mental mente a lis, ya que sus forcejeos solo servían para que sus cuerpos estuvieran más y más cerca.

Peligrosamente cerca.

Lis pronto dejo de respirar al sentir el cálido aliento de Kirito mezclando se con el suyo.

Su rostro estába a centímetros del de su amigo, y ni hablar de sus bocas que continuamente rozaban con sus labios ligera y tortuosa mente .

Las muñecas de la chica eran sujetadas por las manos del espadachín, lisbeth permanecía sentada encima de Kirito que no pensaba en moverla de ese lugar.

Lo que aparentas...(lisbeth x kirito) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora