¿Secuestros?

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— Gracias, pero prefiero pedir una pizza, así podré disfrutar un poco de la playa con mi amigo ¿Te parece Junia?

— Es perfecto — el ex namek miró con suficiencia al otro, sin decir nada ella prefirió quedarse con él.

— Bueno Iz, entonces nos vemos en la empresa, hasta más tarde. Adiós Sr. Junia — su voz era suave pero su mirada demostraba toda su rabia contenida por el desplante que sufrió.

Diario

Hoy estuvimos en el mar, fue muy divertido pero lo malo es que a Iz no le gusta entrar a la parte profunda, se queda siempre en la orilla, a lo más que el agua le llegue a la rodilla, así que le hice creer que tenía una pierna atrapada, llegó justo cuando una ola nos chocó y la envolvió, salió llena de arena, con el pelo revuelto... se notaba que tenía ganas de asesinarme... por fin entiendo porque ella siempre me hace ese tipo de bromas, ya me cobre lo de la nieve.

Cada día notó que me vuelvo más humano, por suerte ya faltan solo unos meses para volver a ser namek, al llegar la hora de la reunión, "mi vieja amiga" fue a arreglarse todavía algo molesta conmigo, al rato estaba más calmada. Un chofer pasará a buscarla, pero prefiero acompañarla a la empresa, no quiero quedarme en este lugar solo, además deseo saber porque ese hombrecito dijo que era bueno que tuviera un guardaespaldas, seguro que ella no me dirá nada, pero allá algo puedo averiguar.

— ¿Por qué Franosecuanto dijo que era bueno que tuvieras un protector? — le preguntó Piccolo mientras Izbet se secaba el pelo luego de la ducha.

— Nada importante, cosas de la oficina, término de arreglarme y me voy, nos vemos a la tarde.

— Iremos juntos, ya estoy listo — estaba vestido con un jeans, camiseta negra y zapatillas blancas.

— No te quiero como mi guardaespaldas — dijo dándose cuenta porque él quería acompañarla.

— Lo sé, no es necesario que me recuerdes que no tengo tanto poder como antes, iré como tu amigo.

— No fue mi intensión insinuar eso — estaba complicada — está bien vamos, pero te aburrirás esperándome.

— No importa, igual me pasara acá.

Al llegar a las oficinas se encontraron con Francous en la entrada, quien no pudo ocultar su molestia al verlos llegar juntos, tomó del brazo a Izbet para ir la reunión

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Al llegar a las oficinas se encontraron con Francous en la entrada, quien no pudo ocultar su molestia al verlos llegar juntos, tomó del brazo a Izbet para ir la reunión.

— Mariana — llamó la dueña a la encargada de recepción.

— Sí srta. Izbet.

— Mi amigo se quedará aquí esperando, por favor dale lo que necesite, que este cómodo, por favor.

— Por supuesto, vaya tranquila.

Cuando quedaron solos la mujer y el guerrero, ella seguía mirándolo de forma extraña para él.

Ángel Ciego 2.  Diario de Vida de PiccoloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora