Tierra Escondida I: Más allá de un sueño

Capítulo 9: El Reino

Los cuatro jóvenes montaron sus caballos y se dirigieron con rapidez hacia el Reino, en Luxia, atravesando la gélida noche.

Aquella tierra estaba dividida en cinco distritos, en un solo continente. Cada distrito tenía su capital, y esta podría ser un pueblo o una ciudad.

Distrito 1: Coelum- Capital: Luxia.

Distrito 2: Ignis- Capital: Lupsus

Distrito 3: Montibus- Capital: Petrum

Distrito 4: Caeli- Capital: Speculo

Distrito 5: Aequor- Capital: Siren

Cada distrito es gobernado por un Señor Feudal, el cual se ve obligado a pagar impuestos al Reino, todo ese dinero tiene que ser recolecto por los habitantes del mismo distrito. Solo hay un distrito que no tiene Señor Feudal y es Coelum, ya que en la capital del mismo se encuentra el palacio. Aquí es donde todos los impuestos llegan, donde reside la familia real y esas cosas.

Los jóvenes llegaron a Luxia justo unos minutos antes del amanecer y se filtraron en los jardines del palacio con cautela. Los soldados dejaron a los caballos en los establos, para después cambiarse a su uniforme militar y sumarse rápidamente al entrenamiento matutino antes de que su General llegara y descubriera su escapada nocturna.

Blayd y Ally se fueron al pueblo, cerca de un campo agrícola.

—Vamos, Heather debe estar esperándonos—la regañó Blayd ante el paso lento de Ally.

—Oye, pero debo decirte algo...—Ally intentó safarze de entre los dedos de Blayd que la arrastraba de la muñeca.

—Debe estar muy preocupada—se decía Blayd así mismo—; lo más probable es que no haya dormido en toda la noche....

—Pero Blayd...

—No Ally, no hay tiempo. Notarán que no estoy ahí y eso sí que será un proble...

—¡Escucháme, maldita sea!—explotó Ally.

—Está bien, está bien—exclamó hastiado y levantando sus brazos en señal de rendición.

Ally lo miró seria, buscando las palabras adecuadas para proceder con sus intenciones.

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—¿Crees que se haya dado cuenta?—preguntó Noah jugando con sus dedos con ansiedad.

—Nah, capaz y se le hizo tarde—comentó Nadir relajado, a lo que Noah lo miró con una ceja arqueada—. Sí, tienes razón. Sería prácticamente imposible...

Llegaron al lugar del entrenamiento, donde se encontraron con sus camaradas calentando para los ejercicios próximos. Los dos jóvenes suspiraron aliviados, corrieron a formarse pero algo los detuvo.

—¡Ustedes dos, vengan aquí!—gritó Blais desde el otro lado.

Los jóvenes se quedaron paralizados, ante la mirada asesina de su general.

—Mierda—pensó Nadir—, ya nos llevó.

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—¡¿Pero qué?! Es imposible—exclamó Heather golpeando la mesa con sus palmas.

—Yo tampoco le creía mucho al principio, pero es verdad—argumentó Blayd.

—Bueno, pues conociéndolo...—admitió Heather—En ese entonces debemos avisar a las autoridades.

—Obviamente que sí, pero...Ally les dirá—dijo Blayd.