Mientras los chicos subieron a organizar las maletas de Harry, me propuse dejar ordenado este lugar, decidí empezar por recoger las latas de cerveza del suelo metiéndolas en una bolsa negra gigante del cajón superior derecho de la cocina. Fui a buscar la aspiradora, busqué en la parte trasera del patio, unos centímetros después de la piscina, no había nada y tuve que dar vuelva a la casa para encontrarla en el cuarto de lavandería en una puerta adicional.
La encendí destacando un botón color verde y la pasé varias veces por los sillones recogiendo migas y restos de comida. Esto era un desorden. La alfombra se limpió de igual manera que el sofá y quedó impecable, recogí la basura del suelo con un recogedor pequeño y saqué la basura a un costado de la calle, me costó una hora, pero terminé.
Subí sin hacer ruido y busqué el cuarto de Harry, estaban hablando entre susurros, el frío de la intriga pareciese entrar hasta mis huesos. Pegué mi oído a la puerta de madera y sólo pude escuchar unas líneas.
“—Ella no se debe enterar—“
“—Esto la dañará Niall, tiene que saberlo—“
“—No lo haré, punto final—“
¿Me estaba ocultando algo? Si era así debía ser muy importante como para no decírmelo, decidí interrumpir, con un nudo en la garganta que cada vez se apretaba más y más dejándome sin habla.
—¿Qué no harás?— Me permití decir. Abrió sus ojos como platos blancos y grandes e intercambió miradas con Harry quien miraba su equipaje—
—Harry quiere que… hable con Oriana, si, no lo haré— Contestó nervioso.
—Si eso es… está bien— Sonreí, era obvio, me estaba mintiendo y era algo que no soportaba.—¿Terminaron?—
—Si eso es todo— Metió un par de cosas más y la cerró completamente.
—¿Nos iremos o no quedaremos Niall?—
—Ya vámonos, también tenemos que ordenar nuestro equipaje linda— Me tomó de la cintura <Mentiroso>
—Vamos— Sonreí falsamente. — Nos vemos mañana Risitos— Le besé la mejilla.
—Adiós pequeña— Me abrazó.
—Chao Hazza— Estrecharon sus manos y se unieron en un abrazo golpeando su espalda.
—Hasta mañana Nialler—
Bajamos las escaleras cuidadosamente y salimos por la puerta principal, estaba furiosa, pero él creía que no sabía nada, tiene razón, no sé nada, pero ¿Por qué no me debo de enterar? ¿Es táaaan malo?
Abrió la puerta del coche y me ayudó entrar, el rodeó el auto y se montó en el asiento del piloto, se abrocho el cinturón de seguridad e insertó la llave para después dejar cantar al motor.
Cerré mis ojos en el transcurso pero, cada vez que lograba ponerlos en negro, una foto aparecía, era Niall ¿Lágrimas en sus ojos? Sí. Abrí los ojos acelerada y me di cuenta de que él aun conducía y no había sucedido nada. En absoluto. Permanecí así hasta llegar al apartamento. Bajé con pisadas frágiles y me dirigí hasta la puerta, abrí con mi propia llave y cerré la puerta detrás de mí. No esperé a que entrara y de inmediato subí hasta nuestra habitación, saqué una maleta desde la parte superior del armario y la deje caer sobre la cama, una caja cayó golpeando mi espalda haciendo que gritara de dolor.
—¿Qué ocurrió?— Llegó él acelerado.
—Nada, sólo se cayó una caja—. Intenté no parecer molesta.
—Oh, Te ayudaré— Me tomó en sus brazos y me recostó sobre la cama.
—¿Qué era esa caja?— Pregunté acariciando sus brazos, no podría durar tanto enojada con él, era imposible.
—Dice: MEMORIES, con un rotulador negro— Sonrió.
—Eso es mío— Reí.
—Yo también guardé algo aquí— Me miró.
—Abrámosla.—Dije y el asintió.
Tomó la delicada caja y sopló para quitar el viejo polvo haciéndome toser y después soltar un estornudo. La abrió cuidadosamente y dejo la tapa a un lado, primero sacó una bolsa translucida con un par de camisetas dentro.
—Una camiseta tuya— Me ruboricé — La guardé cuando me iba a marchar, el día del hospital, cuando despertaste —. Él Sonrió y me besó la mejilla.
—Nunca te dejaré ir— Susurró.
—Basta Niall, no entiendo como después de seis años me sigues haciendo ruborizar— Reímos.
—Está bien, continuaré— Sacó una caja negro, la abrió pero no me permitió ver el contenido— Oh, no puede ser.— Dejó escapar una lágrima— ¿Los recuerdas?— Me mostró el par de collares que usamos cuando me pidió que saliera con él, el corazón roto justo por la mitad que al juntarlos se leía un perfecto “(Tn)&Niall”.
Limpié la lágrima que caía de su ojo con la punta de mi dedo y lo besé.
—¿Recuerdas cuando lo arrojé hacía ti? —Reímos.
—En ese entonces aún estaba confundido y no supe que hacer, pero luego recordé, “Ella es mi chica”— Sonrío — Fue entonces cuando regresé y te preparé el desayuno— Tomó mi mano— Ahora eres mi esposa— La besó.
—Y eso me hace la mujer más feliz del universo— Comenzó a acariciar debajo de mi blusa— Niall—Dije cuando sentí su tacto.
—¿No lo deseas?— Se separó.
—Claro que lo deseo, ¿No deberíamos terminar de empacar?— Miré sus rostro triste— Te juro que lo podremos hacer hasta en el avión— Provoqué una carcajada en él.
—Eso me parece bien— Sonrío y besó mi cuello.
—Te amo—
—Yo aún más—
Dejamos la caja a un lado, después la terminaríamos de ver, sacamos la ropa que usaríamos, agregué un par de ropa interior atrevida y unos vestidos provocadores sin que él se diera cuenta.
Nos tomó más de dos horas entre las manos extraviadas en el cuerpo del otro, besos espontáneos y comentarios graciosos y sucios que hacían que mi piel se erizara.
Nos tumbamos en la cama después de haber cerrado la maleta y comenzó a subir mi blusa peligrosamente.
—Tengo sudor por todo el cuerpo— La bajé.
—No importa, yo te quiero así, te necesito— Susurró haciendo énfasis en la última palabra.
—¿Qué tal si lo hacemos en la ducha? —Reí avergonzada.
—Mejor para mí— Se retiró los jeans y la camisa y se dirigió hasta el cuarto de baño.
Me quité la blusa y el short que tenía puesto junto con los converse y fui detrás de él, abrí la puerta y una brisa de vapor cubrió mis pulmones, él estaba con la cortina corrida y salió de inmediato completamente vulnerable.
—No, esto no es justo, tú ya no tienes ropa— El río.
—Hazme lo que quieras, soy todo tuyo— Reí.
—Él ya está más que listo— Acaricié su miembro con delicadeza.
—Dios mío— Gimió.
—Empecemos, la parte importante está lista— Reí de nuevo.
—Me vengaré— Dijo plantándome un beso en los labios.
—Te advierto, mañana es mi periodo, es imposible quedar embarazada— Me alejé un poco.
—Excelente— Sonrió y volvió a mi cuello.
Quito toda mi ropa con desesperación. Me metió a la ducha permitiendo que el agua hiciera contacto con mi espalda recibiendo un escalofrío. Acaricié sus espalda de abajo hacia arriba. Mis manos bajaban peligrosamente hasta sus caderas y de regreso hasta sus omóplatos.
Interrumpí el besó y lo miré traviesa, me puse de rodillas, miré el miembro erecto y lo tomé con ambas manos. Acaricié toda su longitud, lo escuchaba lanzar gemidos y gritos ahogados. Lo introduje en mi cavidad bucal, sus gemidos y respiración aumentaron, hizo su cabeza hacia atrás y me tomó de la cabeza empujando hacia delante.