Capítulo 31.

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Behati Pov.

Me levanté con cuidado, para no despertar a Alice y para que Isabella no se diera cuenta de subía a la habitación de Channel. Teníamos que irnos, una traidora espera por nuestras cabezas y creo que va a actuar en un rato; las tres tenemos que irnos.

—Channel. —susurre mientras la agitaba. Ella abrió sus ojos y me miro somnolienta.

—¿Qué pasa, Be? —preguntó.

—Tenemos que irnos, las tres. —ella me miró confundida.

—¿Por qué?

—Sólo hazme caso, te lo explicaré cuando estemos afuera.

Ella me obedeció y me prestó una mochila pequeña para meter las cosas de Alice, y buscamos el porta bebés que dejé aquí un día que vinimos de visita y lo olvidamos. En el podía llevarme a Alice más cómoda. Mi pobre niña estaba dormida en la que era mi cama. Ella debería de estar cómoda en su cuna, o durmiendo en la mitad de su papá y yo, pero en vez de eso, la está esperando un incómodo porta bebés.

Miramos como la puerta se abrió y de ella entró Isabella, empuñando una daga qué a kilómetros se le podía notar el olor a incienso y en otra, una pistola de oro, con el escudo de la familia Judge, una familia que está detrás de nuestra manada desde hace más de tres siglos.

Solté un gruñido que retumbo y me acerqué muy rápido a ella, tome su cuello y la levanté del suelo mientras la ahorcaba y enterraba mis garras en su cuello. Ella soltó sus cosas y sus manos fueron a la mía para intentar zafarse de mi fuerte agarre.

—Sueltame, perra sarnosa. —dijo con el poco aire que entraba en sus pulmones.

—Eres una traidora —el olor a sangre llegó a mis fosas nasales—. Mirame —la baje a la altura de mis ojos que estaban más que al rojo vivo—. ¡Mirame, ánthropa maldita! —ella abrió sus ojos y la mire fijamente. En un momento sus manos soltaron mi mano. La dejé caer en el suelo, inmóvil. Aleje las armas de su alcance y le hice una seña a Channel, de que era hora de irnos.

—¿Mami? —la voz de Alice llegó a mis oídos. Sentí una pequeña punzada en mi vientre mientras me acercaba a ella.

—Aquí estoy, mi vida. Vamos a ir a un lugar a salvo y vamos a reunirnos con papá. —tomé el porta bebés y la puse en él, con su cabeza en mi pecho.

Channel y yo salimos rápido de la fraternidad, le dije que se fuera a la manada de su mate en donde debe estar él, Kendrick y Jade. Sentí un leve movimiento de mi bebé y acaricie mi vientre. Channel y yo nos dimos un abrazo antes de saltar en direcciones opuestas. Me quedé detrás de la chimenea en una de las fraternidades y solté un improperio al ver una de las camionetas de los cazadores cruzar el campus.

La punzada en mi vientre se hizo un poco más fuerte, pero aún así tuve que irme fuera del campus. De nuevo en el bosque. Me quedé en un árbol cuando todo me dio vuelta y mi vientre dolió de sobremanera.

Chazz. —intente comunicarme con él por medio de la telepatía.

—¿Dónde estás, cariño? —me preguntó de inmediato.

—Estoy cerca de la Universidad. Intente quedarme en la fraternidad con la chicas pero Isabella quería asesinarnos y llevarse a Alice. —pase mi mano por mi vientre.

—¿Están bien? —preguntó preocupado.

—Alice está bien, yo no tanto —solté un pequeño improperio cuando la punzada volvió—. Me duele el vientre, Chase. Tengo miedo de que le pase algo.

—Van a estar bien, los tres. Estoy cerca de ti, puedo sentir su olor. Esperame.

Me acomode un poco en el árbol y aguantaba los dolores en mi vientre. Sabía que si no iba rápido a un doctor iba a perderlo, y eso es lo que menos quiero. Ser madre te cambia la vida, Alice lo hizo, completamente, y estoy segura que este bebé también va a hacerlo. Ellos son una pequeña pero gran alegría, y no entendía como antes odiaba la idea de tenerlos.

Escuche pasos rápidos cerca y sentí su olor, pero el dolor ya estaba pasando, ya se había ido mi bebé, lo supe cuando algo caliente inundó mis pantalones. Cuando Chase estuvo a nuestro lado lo mire con lágrimas en mis ojos, y él me abrazó mientras comence a llorar.

—Ya no está. —susurre.

—Tranquila, mi amor.

Podía sentir que también le dolía, lo queríamos, no todos los días quedas embarazada, él fue una sorpresa y habíamos aprendido a aceptarle, habíamos empezado a planificar una vida con nuestros dos hijos, pero creo que por ahora vamos a estar sólo con Alice, no quiero otro hijo hasta que todo esto acabe y podamos estar tranquilos, que pueda estar tranquila y llevar mi embarazo normal.

—Levantate, Be. Tenemos que irnos. Reciste un poco más. Juro que luego de que destruyamos esa maldita daga todo va a estar bien. —beso mi frente y tomó a Alice de mis brazos. Ella aún duerme, tan tranquila, y se abrazó al pecho de Chase cuando la puso en su pecho en el porta bebés.

Se levantó y me ayudó a hacerlo. Tomó mi mano con fuerza y miramos al bosque, saltamos al mismo tiempo y caímos en el suelo. Corrimos mientras él me guiaba al lugar en que podríamos destruir la saga, y acabar con toda esta basura que está ocurriendo. Estaba un poco cansada, pensando en todo lo que nos estaba pasando por una profecía que parecía a la de los mayas en el 2012; quizás Alice marqué sólo el comienzo de un nuevo ciclo para los hombres lobo, pero todos piensan que es el fin y quieren evitarlo a toda costa.

Cuando estuvimos en un lugar iluminado pude notar la sangre en mis pantalones, luego mire mi vientre, no sentía los movimientos de antes en mí, sólo estaba vacía ahora, no llevaba en mi responsabilidad de cuidar una nueva vida, pero aún sentía que tenía algo dentro aunque hubiera muerto. Chase dio un último salto y yo iba a seguirlo, pero una mano tomó mi tobillo e hizo que fuera directo al suelo, me gire rápidamente y miré quien me había violentado, era una hada.

Se acercó a mí rápido, pero alcance a pasar mis piernas por su cuello y lanzarlo al suelo. Me levanté y antes de que pudiera matarlo yo misma, Chase se adelantó y lo levantó por su cuello. Vi como sus ojos cambiaron a rojo y también vi a Alice, que al ver con mis ojos también rojos, los cambio rápidamente, mientras veía fijamente al hada. De un momento a otro, el hada se volvió ceniza, como si hubieran acabado de encenderlo en el fuego más ardiente.

Me acerqué a ellos y nos quedamos mirando a Alice, pero al vernos juntos, sonrió y sus ojos cambiaron de color a azules. Besé su frente varias veces, hasta que ella jaló mi cabello y me hizo mirar sus ojos, estos cambiaron pero no eran dorados, eran púrpura, unos muy intensos. No sé que hizo mi hija, pero sentí unos leves movimientos en mi vientre.

En ese momento entendí que ella no sólo es destrucción, también es curación, tiene poderes que son increíbles, y que sirven para todos los hombres lobos, y creo que ese es el motivo de las demás especies para querer asesinarla; no quieren que los hombres lobo tengan más poder del que ya tenemos. Ella es poder, pero para mí, es el mejor regalo que pudo darme la vida.

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Espero que les guste el cap, decidí actualizar un día antes del cual suelo actualizar, espero puedan apoyarme con sus estrellas y comentarios.

Los quiere.
Italia.

Mi mate el alphaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora