"Mi fin ha llegado, si que me dejaras completamente sola y desamparada en un mundo en el que tú no estabas, en el que habías desaparecido, me mató no sé cómo voy a poder vivir ahora que has vuelto a entrometerte en mi mundo y encima, de la peor manera posible.
Pero a pesar de todo, no te voy a dar la grata satisfacción de verme mal, de que veas como me descompongo poco a poco. No. Hoy voy a sobrevivir, voy a seguir adelante, voy a echarte de mi vida. Para siempre.
Hendry Thomas, para mí estás muerto."
Tras escribir las últimas palabras le entrego el papel a Chris, no sin antes volver a releerlo. El chico coge el papel blanco con letras manuscritas con bolígrafo de tinta negra, y al cabo de un par de minutos dirige su mirada hacia mí, que ya llevo un rato esperando ansiosa a que termine de leer dicho papel.
Comienza a abrir su boca para hablar, no sin antes mostrar la parte escrita del papel hacia mi cara.
-Esto.-Habla Chris.- Esto está muy bien. Cassandra, hoy comienza tu nueva vida. Olvídate de todo lo malo, y también lo bueno, que viviste con él. Con estas lineas has demostrado que has comenzado una nueva etapa.-Se levanta de mi cama, en la cual llevábamos ya un par de horas tumbados mientras yo intentaba recomponerme del gran impacto de esta tarde.-Va a ser un año increíble, ya verás como todo va a salir genial y segurísimo que conocemos a muchísima gente interesante. Hendry esta bueno, sí, pero es un hijo de puta y los hijos de puta no se merecen ni un solo segundo de nuestro tiempo.
Dichas sus palabras, no puedo evitar sonreír y levantarme para abrazar a mi nuevo amigo, que en un solo día ha hecho todo lo posible para ayudarme y mostrarme que se mantendrá a mi lado pase lo que pase. Es el tipo de persona que merece la pena conservar durante toda la vida.
-Muchísimas gracias, de verdad, me has ayudado hoy mucho más de lo que mis amigos y familia lo hicieron durante seis meses. Eres el mejor.-Agradezco al mismo tiempo que deposito un dulce beso sobre su mejilla derecha.
Durante la hora siguiente, nos dedicamos a charlar sobre temas de poca relevancia al mismo tiempo que vemos vídeos virales, los cuales provocan que no podamos parar de reír. Por primera vez en mucho tiempo puedo afirmar que de verdad me lo estoy pasando bien. Al fin un poco de luz en mi oscuro túnel de desgracias amorosas.
Cuando el reloj marca las doce de la noche, Chris decide que es hora de marcharse ya que mañana comienzan las clases y no podemos trasnochar arriesgándonos a llegar tarde el primer día de universidad. Tras un largo abrazo, veo como mi nuevo sale por la puerta de mi habitación de la residencia femenina. Me quedo entonces completamente sola y aprovecho para ordenar un poco el desorden que habíamos montado durante la tarde cuando me percato de la pequeña caja de madera que traje conmigo. Al verla no puedo hacer otra cosa que no sea suspirar.
Sin pensarlo ni un solo segundo, decido colocarla en una esquina del cuarto, con unos cuantos libros encima, para así no tenerla a vista y poder pasar página lo más fácil que sea posible.
Cuando estoy a punto de ponerme el pijama y acostarme, me percato de que Chris se ha dejado el iPhone encima de la mesa de mi escritorio, por lo que no dudo ni un momento en agarrarlo y salir para llevárselo hasta la residencia masculina en la cual se encuentra su habitación en el campus. Al salir de mi cuarto, puedo escuchar unos susurros más adelante. Parece como si alguien estuviera hablando por teléfono. Poco a poco, al caminar, voy reconociendo fácilmente la voz ya que es demasiado familiar para mi.
Los susurros del principio se han ido intensificando y se están convirtiendo en gritos y palabras nerviosas. Al apreciar la intensidad que ha cobrado la conversación telefónica decido parar mi recorrido y esconderme tras una columna que es lo suficientemente ancha como para ocultar el volumen de mi cuerpo. Entonces me dispongo a escuchar lo que Hendry está contando al individuo que se encuentra al otro lado de la línea telefónica.
"No tío, no puedes. No. Escucha- se detiene durante un par de segundos.- podrías haberte informado mejor, sabes. Es muy duro. ¡Claro que la sigo queriendo, qué dices! No pude. No la quería meter en ningún lío. Ya. Prefiero que me odie durante toda la vida a que le pase nada malo. Joder, es el amor de mi vida y sé que está destrozada pero simplemente no puedo. Ya. Vale. Joder, sí. Vale, hablamos mañana. Adiós gilipollas"
Tras esto, parece que cuelga el teléfono y comienza a dirigirse hasta otro lugar donde ya no puedo verle. ¿Estaba hablando de mí o qué ha pasado? ¿Y con quién, y por qué? Y lo más importante, en el hipotético caso de que estuviera hablando de mí...¿ha dicho que soy el amor de su vida, y que me sigue queriendo? Vale, Cassandra te estás montando una película increíble, estaría hablando de su madre o qué se yo, me digo a mí misma intentando olvidar todo lo que está pasando justo ahora por mi mente. Soy consciente de que he prometido olvidarme de todo lo relacionado con él, y lo voy a cumplir. De verdad que lo necesito o a este paso me voy a volver completamente loca.
Sin dar más vueltas al asunto, emprendo mi camino hasta la habitación de Chris, el cual abre la puerta inmediatamente y me da las gracias enormemente por llevarle su amado teléfono móvil. Nos volvemos a despedir y yo vuelvo a dirigirme hasta mi habitación en la primera planta de la residencia femenina. Habitación número 123, bonito número.
Cuando al fin llego me enfundo en mi pijama y me meto a la cama. Qué día tan largo y tan horrible, me digo a mí misma. Mañana será mejor y todo saldrá bien, que ya va siendo hora.
Y tras esto, apago la luz y me dispongo a cerrar los ojos esperando que a partir de mañana todo comience a ir sobre ruedas. Una nueva vida. Una vida sin problemas, sin Hendry Thomas.
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No me llames más.
RomansaLlegar tarde a veces tiene sus consecuencias. Dos polos opuestos, dos almas iguales. Cassandra Poe nunca se habría imaginado que toda su vida se pondría patas arriba cuando Hendry Thomas, el compañero rebelde de clase, se interpusiera en su camino...