Seré tus ojos

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En este mundo existen dos tipos de personas.

Aquellos que luchan por cumplir sus metas y los que simplemente viven el día a día sin importarles realmente el futuro.

Park Jimin pertenecía al primer grupo.

Tarareaba una canción mientras arreglaba con todo el cuidado del mundo las rosas del jardín, limpió el sudor de su frente y dio la tarea por terminada. Caminó a paso firme mientras tocaba con la yema de sus dedos la reja que cerraba su hogar y cuando llegó hasta el portón y se dio cuenta de que estaba abierto el pánico se apoderó de él.

Comenzó a correr mientras tropezaba de vez en cuando hasta que llegó a la puerta de la casa, la cual también estaba abierta, cayó al suelo en un golpe seco cuando algo le interrumpió el paso pero no se detuvo a analizar qué era, solo se dedicaba a sujetar con manos temblorosas las tijeras de podar que había utilizado hace unos momentos.

— ¿Q-Quién anda ahí? — Preguntó inseguro mientras se escuchaban ligeros murmullos desde la habitación de su abuela — ¿N-Nana?

Siguió avanzando por el pasillo mientras sus piernas amenazaban con colapsar.

— ¿H-Hay alguien allí? — Volvió a decir el chico a punto de romper en llanto, solo que esta vez ya se encontraba completamente dentro de la habitación de la cual ya no se sentían ruidos.

— Tranquilo cariño... mi nieto vino a visitarnos — Habló la anciana con su característica voz dulce, haciendo que el menor al fin sollozara y se lanzara a la cama para quedar abrazado al cuerpo de la mujer.

— Nana... — Sollozó mientras refregaba su pequeña nariz en el pecho de la mayor — Nana...Nana — Refregó sus ojos con ambos puños — El portón estaba abierto... y algo en la entrada... y Nana... yo pensé...

— Shh... ya pasó bebé — Acarició con sus débiles manos las hebras rosas del menor — Ya mismo golpearé a Yoongi por asustarte.

El pálido se quedó atónito ante la situación, estaba seguro de no haber hecho nada para que el menor se asustara y estaba comenzando a fastidiarle su llanto, porque no entendía por qué se sentía culpable de su estado.

— ¿Por qué no te presentas hijo? — Dijo mirando al mayor.

— Hola... — Carraspeo — Soy Yoongi.

Le tendió la mano al peli rosa pero este solo se sentó en la cama y comenzó a jugar con sus dedos mientras agachaba la cabeza. Jimin estaba terriblemente ansioso y no entendía lo que pasaba, pero escuchó un gruñido muy ronco frente a él, aunque no estaba seguro de por qué.

— S-Soy Jimin — Dijo en un susurro — Un gusto Hyung.

Jimin hizo una pequeña reverencia y Yoongi solo frunció el ceño mientras bajaba la mano que el menor no se había molestado en tomar, teniendo una expresión como si intentara reprimir los instintos asesinos justo en ese momento.

— Quita esa cara hombre... — interrumpió la abuela con una sonrisa — El chico no puede verte.

Ambos chicos voltearon su cabeza en dirección a la anciana.

— ¿Qué nana? — Preguntó Jimin confundido.

— Yoongi te tendió la mano cariño... te perdiste la expresión de su rostro.

Ahora era imposible saber cuál de los dos chicos tenía sus mejillas más sonrojadas, aunque a simple vista la piel pálida de Yoongi contrastaba mejor con el tono carmesí de sus mejillas.

— L-Lo siento — Dijo Jimin en un susurro y Yoongi parecía querer abofetearse por ser tan idiota.

— ¿Por qué no salen y conversan un rato? — Interrumpió la mujer.

Seré tus ojos   |   YoonMin (OS)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora