A veces el ser humano deja pasar por alto pequeños detalles de su vida.
Normalmente las cosas insignificantes que nos suceden, casi diariamente, pueden perderse con facilidad entre los extensos rincones de nuestra memoria.
Y es algo difícil recordar cada cosa o persona que pueden asemejarse, para nosotros, a esas "cosas insignificantes".Puede que ese día, ese frío y nublado día, en el cual encontró entre la nieve a ese pequeño y abandonado pichón de Paloma, se convirtió en un suceso "insignificante" para Tyler Rockwell.
Pero para Pete, no fue así.
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-Perfecto, Joven Rockwell-un profesor de la más reconocida universidad de la ciudad entregaba un sobre de notas a uno de sus más exitosos estudiantes-Sus notas han sido impecables, debería sentirse orgulloso, posee un intelecto increíble a su edad. A los 25 años muchos chicos se encuentran por ahí haciendo el tonto-.
Aquel sobre de notas fue tomado pocos segundos después de haber sido extendido.
-Su padre de seguro ha de estar preparado para recibirlo en su empresa y...-.
- No pretendo trabajar en la compañía de mi padre-se dejó escuchar la voz firme e irrompible de Tyler- Yo... Trabajaré junto a un colega en su más reciente proyecto-guardó el sobre en su bolso, mirando atraves del vidrio de sus anteojos al hombre.
- Víctor Falco... ¿No?-se escuchó en la habitación, incluso se podría decir que el tono de voz que utilizó era algo diferente- He escuchado que no es un hombre de fiar...
La habitación se mantuvo en silencio por unos pocos segundos, ambos presentes podían jurar escuchar los pequeños sonidos que producía el reloj del lugar.
- Debería dejar de entrometerse en la vida de las personas, profesor-el estudiante habló con cierta clase de seriedad, una que estaba claramente mezclada con molestia.
-Eh, b-bueno...-el hombre sin más, comenzó a buscar la manera de excusarse.
-Que tenga buena tarde- fue lo último dicho por el joven, saliendo enseguida de la oficina. Sabía que si se mantenía allí conversando con el hombre, su muy mal humor se daría a conocer.
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Al llegar a su hogar, a ese pequeño apartamento suyo, lo primero que hizo el estudiante fue verificar el interior.
Dio un leve recorrido por su sala de estar y su mirada insistente no tardó mucho en notar los pocos desechos de Paloma que habían sobre el suelo de dicho lugar.
-Esa paloma fue capaz de llegar hasta aquí, pero... ¿Cómo?-fue lo único que se escuchó de su parte.
La casa estaba silenciosa, el joven buscó y buscó en cada rincón de aquella habitación y fue casi después de unos minutos cuando comenzó a resonar en el lugar unos rápidos y desesperados aleteos, no tardando mucho en visualizar la ubicación de aquella pequeña ave, la cual, estaba arrinconada entre el mueble del televisor y la pared.
-Mira nada más en donde te metiste-sus manos fueron acercándose al animal alado, logrando por fin liberarlo de dicho lugar.