" No voy a pasarle el balón a alguien que seguro fallará"
" No necesitamos tu voluntad para ganar"
Esas eran algunas de las frases que Kageyama le había dicho a Hinata, cuando quiso probar algo nuevo. La última vez que hablaron fue hace tres semanas, cuando se pelearon y se golpearon . Desde entonces, cada uno entrena por su cuenta.
Se encontraban en el club de voley practicando los remates, Kageyama como colocador. Primero remató Asashi, le siguió Tanaka. Dos remates perfectos. Ahora era el turno de Hinata.
-Suga~san ¿Podrías colocarme tú el balón?- El número dos del Karasuno casi se atora con el agua al escuchar la petición del número diez.
La tensión entre Kageyama y Hinata era palpable, seguian sin mirarse ni dirigirse la palabra. Pero Sugawara en toda esa incomoda situación pudo ver un atisbo de molestia en la cara del colocador. Él había llegado a pensar que se gustaban, ya que cuando Kageyama miraba, hablaba, practicaba, discutia con Hinata ponía la misma expresión que le ponía al voley cuando jugaban.
-YA ESTA BIEN. LOS DOS. AL ALMACEN. AHORA - Todos se sibresaltaron al escuchar al capitan gritar, pero nadie se movió- ¿ACASO CREEIS QUE ESTOY BROMEANDO? VAMOS.
La pareja de raros del Karasuno se meterieron rapidamente en el almacen, ¡Pero porque quisieron! No porque tuvieran miedo, que va.
Daichi cerró el almacén con llave, escuchó los gritos y los golpes pidiendo que los dejara salir, se guardó la llave en su bolsillo. Nos los dejará salir hasta mañana.
Se dirigió a la entrada donde él le estaba esperandole. Con cara de desaprobación.
-Te has pasado- Suga lo esperaba apoyado en la pared.
-Quizá - Daichi se rascó la cabeza con un poco de vergüenza- pero los necesitamos a los dos a tope en el torneo de primavera.
- Concuerdo en eso- el peliblanco se colgó del cuello de su capitán- ¿Te quedarás hoy a dormir?
- Claro - Afirmó mientras rodeaba con sus brazos la cintura de su pareja y le besaba tiernamente.
Caminaron juntos hacia la casa de Sugawara. Y entre besos y caricias llegaron a la puerta, la qual al número dos de Karasuno se le resistía.
-Mhm...
-¿Pasa algo?-preguntó Suga mientras seguía intentando abrir la puerta.
-Acabo de recordar que cerca vivía Asashi ¿no? - Suga consiguió abrir la puerta, y ambos subieron a la habitaciòn del peliblanco.
-Si, vive dos casas más allá, pero creo que es mejor que no te acerques- El capitán del Karasuno se sentó en la cama esperando que su pareja siguiera- ya sabes, se escuchan...cosas- Daichi levantó una ceja.
-¿Que tipo de cosas?
-Pues ya sabes, él y Nishinoya...- hizo gestos para indicar una penetración, lo que hizo que se sonrojara.
-Oh vaya... pero no es muy diferente a lo que vamos ha hacer nosotros- agarró a Sugawara de la mano y lo tumbó en la cama acabando él encima del peliblanco. Mientras acariciba su pecho hasta acabar metiendo la mano por dentro de su camiseta. Aspirando el olor de su cuello. Para finalmente besar sus labios.
*En el almacén*
Tanto Kageyama como Hinata se habían dado por vencidos. Calculaban que ya habían pasado unas dos horas. Por la pequeña ventana se obserbaba como el sol iba desapareciendo cada vez más.
Cada uno estaba en una esquina diferente, Hinata estaba sentado entre el hueco de las estanterias y la pared con las piernas cruzadas, mientras que Kageyama estaba apoyado en la puerta con las piernas estiradas.
