La Casa de la Abuela

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Acabábamos de mudarnos a la antigua casa de nuestra abuela. Estaba un poco destartalada pero, para tener 100 años estaba bastante bien. La casa se situaba en un barrio muy tranquilo y ocupaba bastantes metros cuadrados.

Dentro de la casa, los muebles estaban cubiertos por sábanas blancas y las escaleras y lámparas llenas de telarañas. También había muchos retratos de antepasados que parecían seguirte allá donde fueras.

Cuando llegué a mi habitación noté una extraña sensación y un escalofrío me entró por el cuerpo. Un fuerte viento sopló y la puerta se cerró de un portazo. Las ventanas estaban abiertas, así que las cerré, sabiendo que el fuerte viento provenía de allí, o eso suponía yo.

Bajé al comedor a cenar con mis padres y mis dos hermanos. El comedor era enorme. Mientras comía tenía la sensación de que alguien nos estaba observando, pero no le presté mucha atención. Mi hermano mayor, Carlos, se levantó para ir al servicio. Nosotros seguimos comiendo tranquilamente. Pasaron cinco minutos y se escuchó algo romperse. Salimos del comedor y nos encontramos a mi hermano colgado de una cuerda de la lámpara del vestíbulo. En la pared ponía con sangre "Ya solo quedáis cuatro". Nosotros, aterrorizados y con el corazón latiendonos a cien por hora, lo único que se nos ocurrió fue irnos de la casa lo más rápido posible, pero cada vez que nos acercábamos a una puerta o ventana, esta se cerraba y ya no se podía abrir.

Mi hermano pequeño, Luis, sin saber que hacer y llorando no se separó de mis padres. Los teléfonos no funcionaban, se había ido la luz y no podíamos salir de allí. De repente, la única vela que teníamos se apagó y al rato escuchamos un chillido. La vela se volvió a encender y nos encontramos a mi madre contra la pared y con un cuchillo en el corazón. Esta vez había una advertencia escrita "No me provoquéis o será peor".

Ya no sabíamos que hacer, al fin y al cabo, moriríamos. Pero, ¿quién es el asesino? Da la sensación de que es un fantasma pero... ¿Quién? Ese era un misterio que todavía no sabíamos cómo resolver.

Mi hermano y yo dormimos en la misma habitación mientras mi padre se quedaba vigilando. Me desperté, escuchando alguien que susurraba desde lejos mi nombre. Cogí una vela y seguí el sonido. Llegué a una pared donde ponía "No deberías dejar a tu hermano solo porque le podría suceder..." En ese mismo momento escuché como me llamaba mi padre. Mi hermano estaba decapitado sobre la cama. Mi padre no aguantó más y bajó para ver si conseguía hacer que funcionasen los teléfonos. Cuando bajé a ver qué estaba haciendo, me lo encontré cortado en rodajas. En el suelo ponía escrito a cuchilladas "Ya han muerto todos, solo quedas tú". En el momento en el que leí esa oración, algo me cogió por detrás. Ese fue el último momento que tuve de vida. Ahora mi familia y yo vivimos muy felices en la casa. Espero que os haya gustado esta historia y que no vengais a visitarnos porque... ya sabeis lo que os puede pasar.

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