Mia.
Los gritos de las Coders ya podían ser escuchados, las luces se apagaron.
¡CD9! ¡CD9! ¡CD9! ¡CD9!
Los nombres de los chicos se hacían presentes en las enormes pantallas acompañados de fotografías suyas. Al fin salieron en una plataforma y comenzó a escucharse la música. Los gritos aumentaban cada vez más.
¡CD9! ¡CD9! ¡CD9!
Esto era genial, jamas creí tenerlos tan cerca. Mis latidos eran cada vez más fuertes.
Hoy vez tus sueños cercanos, indescriptible emoción.
Sentir el mundo en tus manos,
y elegir sin precaución.Mi respiración era tan irregular, unas veces iba rápido y cuando intentaba tomar aire simplemente no la sentía.
Acelerando tus pasos,
no tienes miedo al error.
Dejas tus miedos anclados,
cada vez que nace el sol.Gritaba y gritaba hasta que mi garganta dolía, y aun así no me detenía.
Tempestad cuando rompes el silencio, fui testigo que tu voz estalló.
Expulsó dolo-o-o-or, como en un ritua-a-al.Grité en cuanto crucé miradas con el chico de ojos azules y éste me guiñó con una sonrisa.
- ¡Mia! ¡Despierta ya! -La voz de
mi madre, molesta me sacó de mi sueño.Todo fue un sueño.
- Todo fue un sueño. -Susurré una vez que mi madre estaba fuera y una lágrima resbalo por mi mejilla.
Todo un sueño.
{...}
- Hola, Mia. -Saludó mi muy sonriente amiga.- ¿Lo lograste?
- ¿Tengo cara de haberlo logrado? -Pregunté irónica.- Un minuto, Lisa, ¡Un minuto!
- Okay, sí tienes mala suerte. -Rió un poco.- Pero no te rindas, amiga.
- Supongo que no lo haré.
La campana de cambio de clase sonó y todos abandonamos el salón, las clases pasaron lentas y aburridas, yo sólo estaba esperando el momento para salir de la escuela.
Una campana me sacó de mis pensamientos dando a entender que mi tortura había terminado.
Caminé directo a mi casa y al llegar mi hermano estaba en el salón y mamá en la cocina, los saludé y me fui.
Corrí a mi habitación y dejé
mi mochila en una esquina de ésta.¡Al fin Viernes!
Hoy mi amiga se quedaría a dormir conmigo, sería una pijamada épica.
Incluso tenía un recordatorio en mi teléfono que marcaba Sábado, 31 Octubre: Pijamada Épica.
La pijamada daría inicio justo a las 00:00 horas del Viernes, por tanto, el Sábado treinta y uno de Octubre.
Aún con los recuerdos de mi sueño sonreí. Desearía que hubiera sido real.
A las 3:35 de la tarde la puerta de mi casa sonó avisando la llegada de mi amiga, Lisa.
- Hola, Mia. -Sonrió.- ¿Cómo te va?
- Bien, ¿Sí pediste permiso para quedarte?
- Obvio. -Entró.- Hola señora Carter.
- Hola, Lisa, ¿Comes?
- Sí, por favor, muero de hambre. -Las tres reímos y caminamos hasta la cocina. Mamá colocó cuatro platos en la mesa.
- Cariño. -Me llamó.- Llama a Axel.
Asentí y me encaminé a la habitación de mi hermano, toqué la puerta y éste salió.
- Axel, mamá dice que bajes a comer.
- Dile que bajo en cinco, gracias chaparra. -Revolvió mi cabello y yo reí.
La relación con mi hermano era buena, demasiado diría yo. La diferencia sólo era de un año, él tenía diecisiete y yo dieciséis.
Bajé las escaleras y le di el mensaje a mamá.
Comimos entre risas los cuatro y pasamos una buena tarde.
Lisa y yo la pasamos muy bien en mi habitación. Vimos películas con palomitas esperando la hora de muestra pijamada épica.
- Ya casi, sólo una hora. -Mencionó mi amiga sonriente.
- Sí, lo sé.
- Oh, debo llamar a mamá. ¿Puedo usar tu teléfono? -Dijo refiriéndose al teléfono de la casa. Asentí y ella bajó a realizar la llamada.
Por alguna razón sentí la necesidad de tomar mi teléfono.
Lo desbloqueé y justo en ese momento en la pantalla de este apareció la hora esperada.
11:11
Sonreí y cerré los ojos.
- Esto sonará tonto. -Musité en susurro y pensé todo lo que pude en ellos y mi deseo.- Pero mi deseo son ellos.
Abrí los ojos tras diez segundos y miré mi teléfono.
La fecha había cambiado, ésta marcaba 11:11 Sábado, 31 Octubre.
Por inercia dejé caer mi teléfono provocando un ruido y al instante sentí como mis párpados y cuerpo pesaban.
Mi vista se nubló y sin nada más caí al frío suelo de mi habitación.
{•••}
Está muy corto pero ya viene lo mejor. Gracias por leer.
-Luxxi.