Una luz en la oscuridad.

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Cuando abrí los ojos ya había caído la noche, estaba en la cama y no dónde recordaba haberme dormido. En total oscuridad, busque a Enrique por toda la habitación con la poca batería que le quedaba a mi celular hasta que lo ví dormido en una esquina de la habitación con el tapete en el que yo me había dormido.

Trate de despertarlo, me urgía llegar a mi casa tenía quince llamadas perdidas de mis padres, QUINCE!! (Saben lo que significa eso verdad; PELIGRO), cuando por fin se despertó la batería de mi cel murió, y nos quedamos en total oscuridad, (otra vez) le hable quedito para que no se asustara, tiempo después me enteré que muy pocas cosas lo asustaban.

– Hey, tengo que irme a mi casa en este momento –
– No puedes – y se incorporó, alcance a ver como se sentaba y buscaba algo entre sus bolsillos, mientras hacia esto yo también me senté y pregunte;

– Me puedo ir a mi casa, por favor?–
– No puedes – se levanto y desapareció de mi campo de visión, cuando volvió se sentó demasiado cerca de mi tomando en cuenta de que recién nos conocíamos ese mismo día o ayer? La verdad no sabía ni que hora o día era, por que no se me ocurrió la idea de mirar la hora de mi celular antes de que se descargara.

Escuché como rasgaba algo y luego como la luz regresaba a iluminar un poco la habitación.

– No puedes, ni debes regresar a tu casa por lo que más quieras– la pequeña e intermitente luz que emitía la vela que acaba de prender reflejaba diversas sombras en su cara, cosa que lo hacía ver más enigmático de lo que ya era.

– Quiero que sepas antes de empiezes a preguntar, que cree una ilusión materializada tuya, para que tus padres creyeran que estás en casa, cuando resolvamos ESTO, regresaras a tu vida normal.

Se qué tienes miedo, y no entiendes que está pasando o lo que está por pasar, pero ahora eres una parte muy importante en esto por lo que no quiero que te separes de mí en ningún momento a menos que sea necesario, ahora saben que estoy con alguien y ese alguien eres tú.

Las cosas que nos persiguieron antes venian por mí, las pudiste escuchar por qué yo tengo un don que para mí es una maldición, puedo ver y escuchar cosas que muchas personas, muertos y otros seres no, las desgarradoras eran un ejemplo, pero estas que vimos hoy venian por parte de una asociación que me tenía recluido, secuestrado, no se como decirlo y no voy a entrar en detalles por qué es algo muy doloroso para mí.

A lo que quiero llegar con esto es que necesito que confíes en mí, es más deseo que confíes en mí y que me ayudes a salir de este problema, y aunque digas que no es tuyo se hizo tuyo en el primer momento en que me viste.

¿Tienes más dudas o ya he aclarado todas tus preguntas?–

Me quedé sin palabras, que le podía decir, se veía enojado e incómodo de hablar de ese tema, me sentí triste y solamente como si de una fuerza invisible se tratara lo abrace, y más que para consolarlo era para sentirme bien conmigo misma.

Me sorprendió que me correspodiera, me rodeo con sus cálidos brazos, sentí su pecho subir y bajar en sintonía con mi respiración, me recorrió un escalofrío, se acercó a mí y susurro un simple y sincero "Gracias".

Cuando me dejó de abrazar, me contó que apartir de ese momento hasta que llegáramos hasta el lugar previsto por el, nos tendríamos que mover por las noches para evitar que las desgarradoras nos siguieran el paso pero habriamos de tener más cuidado por el simple hecho de ser de noche y no toparnos con criaturas que no solo querían pasar a saludarnos.

– Prepara lo que tengas que preparar, por qué salimos en diez minutos–
– Por lo menos dime qué hora es–
– Son las dos de la mañana y no nos queda mucho tiempo, así que date prisa–
– Un por favor no estaría mal, señor desconocido – conteste tratando de irritarlo, era divertido verlo molesto y eso que solo lo conocía de hace un día.
– Por favor estimable señora de cabellera morada– y me entrego una vela.

La verdad no tenía mucho que empacar, de hecho solo tenía mi sudadera, mi celular, dinero y la vela que me acababa de dar, empacar, si claro, que más podría empacar si ni siquiera tenía una mochila para guardar mis cosas.

Lo voltee a ver, estaba haciendo lo mismo que hizo cuando entramos a la habitación, pero esta vez era como si desprogramara los conjuros que esparcio por toda la habitación, era curioso escucharlo recitar los mismos versos pero a la inversa.

Más tarde me enteré de que eso servía para no dejar rastro a nuestros perseguidores, ya que conjurar para reforzar algo siempre queda una marca que proviene de la alma del recitador, por lo tanto Enrique había dejado parte de si por toda la habitación (súper normal).

Cuando acabo, abrió la puerta y miro hacia ambos lados del pasillo para verificar si no había peligro o algo escondido acechando desde las sombras.

– Bueno espero que estés lista, por qué aquí comienza lo que probablemente será la aventura de tu vida– me volteó a ver, recalcando con sus negros ojos lo que dijo.
– Estoy más que lista, lo único que quiero es acabar esto que parece que aún no a empezado–
– Me temo que esto ya tiene tiempo que empezo– dicho esto, me tomo de la mano y salimos corriendo del edificio.

Corrimos, corrimos y corrimos por más de dos horas, solo nos paramos a recuperar el aliento lo necesario y seguíamos con nuestra desenfrenada carrera, temiendo por nuestras vidas, y por lo que no sabíamos que podría pasar.

Estaba apunto de amanecer, las personas que trabajaban temprano ya estaban realizando sus tareas diarias, veíamos carros pasar de vez en cuando, alumbrandonos la cara y el miedo de que nos descubrieran, no podíamos exponernos y tuvimos una acalorada discusión acerca de si seguíamos por la autopista o por el bosque que había al lado.

Me pareció una buena propuesta seguir por el bosque pero quien sabe que nos íbamos a encontrar allá, así que decidimos dejarlo al azar, como ya se imaginaran gano la propuesta de seguir por el bosque.

Antes de que amaneciera totalmente​, vimos una pequeña cabaña en medio de un claro, no se veía abandonada pero tampoco habitada, así sugerí que echaramos un vistazo.

– Espero que no pase nada, estoy confiando en tu instinto de mujer–
– Eso que tiene que ver solo vamos a ver si es o no peligroso, antes de que despunte el alba–
– Quien chingados dice "Antes de que despunte el alba" en estos tiempos– me contestó riéndose en voz baja.
– Pues yo, ¿Algún problema?– respondí
– No para nada– y para si mismo dijo    – Anticuada– obviamente si lo escuché pero decidí dejarlo pasar.

Cuando entramos a la cabaña no olía como si hubiera estado en desuso por un largo tiempo, ya saben ese olor a humedad y a polvo, si no que olía a todo lo contrario, como si alguien apenas hubiera encendido las brasas y hubiera puesto agua a hervir con hierbas aromáticas para hacer un delicioso té caliente.

Enrique cerró la puerta tras de sí y antes de que pudiera realizar sus programaciones o preguntarme si estaba deshabitado, apareció un destello, un fulgor, una luz en la oscuridad​.

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QUE TAL LES PARECIÓ EL TERCER CAPITULO ESPERO QUE LES HAYA GUSTADO, SINO SOLO COMENTEN Y NO OLVIDEN DE DEJAR SU VOTO, SE LOS AGRADECERÉ DE TODO CORAZÓN.

El Chico De La Cicatriz Misteriosa.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora