Es una mañana tranquila, al menos para los demás. Poco sol, poca brisa, clima agradable dentro de todo, es primavera y eso se deja ver, las personas parecen menos desgraciadas, incluso alegres y Yoongi solamente puede pensar en el contraste, en cómo todo está calmo pero, dentro suyo, miles de sentimientos se arremolinan y se oprimen en su pecho.
Está solo, de nuevo. Parece que está destinado a sufrir de la falta de compañía; no suele contar con la presencia de más gente durante demasiado tiempo. Lo considera un signo de mala suerte. Las personas no suelen durar. En realidad, todo parece efímero, cualquier cosa se desvanece en un parpadeo. El enojo, el sufrimiento, la felicidad. Y las personas que alguna vez quiso. Por un motivo que él desconoce, nada perdura en su vida. El resto parece estar solo de su vida de paso, como un capítulo más en el libro de experiencias, como un recuerdo lejano que es naturalmente predispuesto a ser olvidado.
No entiende realmente el porqué de esta situación. Yoongi no es malo, él no piensa que lo sea. Quizá es un poco extraño, pero quién no lo es. No hay una verdadera razón para ser tan fácilmente abandonado de forma constante. Incluso la persona que pensaba que nunca lo dejaría se fue.
¿A qué se debía esto, específicamente? Debe haber un motivo pero Yoongi nunca jamás lo encontró. ¿Acaso Jungkook no estaba siendo sincero cuando le prometió que iba a quererlo para siempre? Yoongi no quiere pensar eso; ante sus ojos, el menor es un símbolo de pura inocencia e ingenuidad, él no sería capaz de mentirle de forma tan descarada, sabiendo que las consecuencias podrían ser desastrosas y hasta mortales. Jungkook lo conoce, sabe que Yoongi es bastante extremista y probablemente también se está esperando esto, aunque sea de forma inconsciente.
Todos lo están esperando, de todas formas. Así como está destinado a estar solo, también está destinado a hacer esto. Y, sinceramente, ya se estaba tardando. Yoongi intentó prolongar la situación todo lo que le fue humanamente posible pero hubo un punto en el que cayó en la cuenta de que ya no era necesario, si seguía era solo por él mismo debido a que no contaba con la compañía de nadie, y no estaba seguro de querer continuar. Cualquier motivación, cualquier esperanza se había esfumado junto con las personas que las propagaron por su ser y es inútil seguir si no hay nadie a tu lado, nadie en quien confiar, nadie en quien apoyarse.
Realmente ya no hay sentido en nada, desde la música, pasando por su trabajo y la rutina de todos los días. Cada tarea le parece abstracta, como si le hubiera pertenecido en algún punto del pasado incierto, como si ya no fuera suyo sino de alguien más. Quizá el sentido a todo lo que hacía se esfumó cuando Jungkook decidió irse. Y tendría sentido, porque Yoongi recuerda sentirse de esta forma antes de conocer al que cambiaría toda su vida radicalmente. Y ahora que ya no está con él, es normal que vuelva a una secuencia bastante deprimente y vacía, sin un propósito en particular, solo ocupar las horas.
Las personas con expresiones repulsivamente alegres parecen paralizados cuando ven a Yoongi, pero él ni se inmuta. Cree saber lo que ellos piensan, mas no hay nada que logre hacerlo cambiar de opinión. No está muy seguro de qué hacer, tampoco, porque realmente no siente nada. Más desesperante que la tristeza es el profundo vacío que toma lugar en todo su cuerpo, en su interior y que parece empujarlo a que lo haga. En algún momento tendría que hacerlo, de todas formas, y la mayoría de gente que alguna vez cruzó palabras con él lo sabe.
Su celular suena y rompe el hilo de sus pensamientos, el sonido estridente lo devuelve a la insulsa realidad y se debate entre atender o no; finalmente decide hacerlo y acerca el dispositivo a su oído.
"¿Hola?" pregunta, y su voz suena más rasposa de lo usual. Con la inminente soledad que abunda no solo en su departamento sino en su vida durante estas últimas semanas, no tiene necesidad de hablar con nadie, ni siquiera una mínima palabra a sí mismo que confirme su demencia.