Mirio brilla, más que el mismo sol, el chico es una fuente de luz andante.
Su sonrisa, su actitud, su voz y personalidad amable. Prácticamente cada poro de su ser brilla y deslumbra. Y él es cada vez mas cegado por aquella luz. Por aquella claridad que quiere envolverlo también, y arrastrarlo a un mundo en que cada uno poseía de aquella chispa...
Todos, en gran o menor medida, son una fuente de luz. Todos menos él.
Entonces, no lograba comprender a veces. ¿Cómo Mirio quiere llevarlo a él, un completo antisocial, a un mundo en donde no quiere encender su propio destello?
No lo entiende. No logra comprender la dimensión del motivo. Y le aturde y le altera los nervios de sólo querer imaginarlo. Después de todo, es difícil adaptarse a los sentimiento y querer expresarlos libremente.
Cosas tan sencillas y amenas como sonreír. La espontaneidad de la felicidad. Creía que si su rostro expresaba una mueca divertida, alguien se burlaría. Alguien se jactaría en su gracia, y arrastraría la burla y risa de los demás.
Él no podía permitirse aquello. Su pequeño y débil corazón no soportaría la vergüenza.
Por ello, preferiría estar en soledad... o apoyar su cabeza en una pared. Así, sólo así sería capaz de soportarlo. Creando su propio mundo de menos de un metro cuadrado, y con la desolada esperanza de que nadie lo notara.
Pero equivocaba. Él siempre lo encuentra. Él siempre sabe cómo sacarlo de ese estado. Mirio, siempre sabe cómo acercársele...
— Tamaki — como ahora.
Él solo le dirigió una mirada de reojo sin ánimos de hablarle, y casi se le altera el corazón al ver a Mirio con una pequeña compra en sus manos; takoyakis.
— ¿Por qué? — le susurró apenado, y a cambio, obtuvo una sonrisa.
Seguramente su mejor amigo lo había visto cuando quiso acercarse a un vendedor de Takoyakis en esa pequeña y ruidosa feria comercial. Ambos, los dos estaban esperando a Nejire. La chica se había alejado de ellos cuando quiso ir a los servicios luego de tomar una cantidad exuberante de líquidos.
La curiosidad y caprichos de ella no se estaban quietas al preguntar y probar el sabor de esos jugos, hasta que la ansiedad de ir al baño la atacó. Entonces, él quiso acercarse y comprar algo también, pero unos pequeños niños -sin mala intensión alguna- lo habían empujado justo cuando él abría su boca para hacer su mudo y nervioso pedido.
Entró en pánico y vergüenza cuando el vendedor le miró al rostro y reprimió una mundana risa, y aquello lo impulsó a buscar una pared y apoyar su frente en ella.
Eso, hace casi dos minutos. Y ahora, sus labios hicieron una pequeña línea recta al tomar los Takoyakis de las manos de Mirio, y musitó un pequeño y casi inaudible "Gracias" por la muda compra que el rubio hizo por él.
— ¿Vamos?
Una mano extendida acompañado de esa alegre mueca en las facciones de Mirio, le hicieron nuevamente entrecerrar sus ojos. Asintió ante aquella ceguera que le proporcionaba la luz de Togata.
— Vamos...— musitó quedamente con la vista al suelo.
No podía enfrentarse al sol de su amigo, que en cada ocasión -siempre- lograba eclipsar el suyo.
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Un pequeño OneShot de este Fandom para una personita especial~
Gracias por pasarse a leer!
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Tu sol eclipsa el mío
Fanfiction[Boku no Hero Academia] [Mirio/Tamaki] [One-shot] Ante aquella luz, él no podía superarla. Mirio, brilla más que su sol.