Durante largas noches me había preguntado si le tenía más miedo a volver a verlo o a no verlo de nuevo...
De cualquier forma dolía.
Pensar en él.
Pensar en su traición y al mismo tiempo saber que no lo tendría más.
Sigo igual de confundida.
Tenerlo cerca, sentir su mirada clavándose en mi espalda cada vez que paso a su lado, huyendo de su mirada cuando se cruza con la mía, evitando su cercanía para no sentirme abrumada.
Tenerlo así de cerca, iba a ser realmente difícil. Había una pequeña parte de mí, que creía muerta, que aún se emocionaba con la idea de su cercanía, pero era rápidamente opacada con la razón y los recuerdos del daño que me había hecho.
No podía simplemente obviar todas las lágrimas que había derramado.
Traté de despejar mi mente.
Había pasado 2 semanas desde su regreso y aun no me atrevía a contárselo a David.
Temía su reacción.
Fui en busca del archivo de una paciente a la bodega de carpetas. Me introduje en el lúgubre lugar y reconocí su silueta al instante.
Quise huir pero él giro antes de que pudiera dar un paso atrás. Me había prometido a mí misma no dejar que él me afectara y parte de ello incluye no demostrar lo mucho que aún me importa.
- Becca... - Mi nombre en sus labios sonaba con una caricia. Tomé una larga respiración antes de hablar.
- Rebeca – lo corregí.
- Rebeca – prácticamente masculló mi nombre, su mirada se llenó de tormento, como si mi petición le causara daño.
Me acerqué al estante con la numeración correspondiente al archivo que necesitaba. Sentía su mirada clavada en mi cabeza.
Me costó trabajo concentrarme en mi labor, y descubrí que el bendito archivo estaba un poco más arriba de lo que mi mano alcanzaba y no podía arriesgarme a subir en un banquillo con mi tremenda barriga.
Me estiré tratando de alcanzarla pero su mano lo hizo por mí. Giré para enfrentarlo, pero inmediatamente comprendí mi error.
Estábamos demasiado cerca. Nuestros alientos se mezclaban por la cercanía y sus ojos estaban fijos en los míos.
Tenía miedo que pudiera escuchar a mi corazón errante y desbocado. No podía demostrarle que aunque lo odiaba, aún era la persona más importante en mi vida, después de mi hijo, por supuesto.
Yo necesitaba que él pensara que ya no me importaba, que ya no podía hacerme daño.
- Ya no siento nada por ti. – Mi voz fue más débil que un susurro, pero sabía que me había escuchado cuando se estremeció ante mis palabras.
Tomé aire y repetí más fuerte. - Ya no siento nada por ti, Diego. - y desde entonces ya no siento nada.
Lo había herido. Le había hecho daño pero también me lo había hecho a mí. Quería decirle que era mentira, que a pesar de su maldita traición nunca podría amar a alguien más como lo había hecho a él, pero solo sería un error.
Puse mi mano en su pecho y con un suave toque me abría paso y salí de aquel lugar.
Los pedazos de mi corazón se hicieron más chiquitos.
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Un segundo antes y uno después de conocerte..
RomanceUN SEGUNDO ANTES Y UNO DESPUÉS DE CONOCERTE. Becca nunca ha experimentado el millar de sensaciones que le han azotado desde el regreso de Diego. Sus relaciones pasadas no le prepararon para enfrentarse a los nuevos sentimientos. Él era el chico dora...