Capítulo 12

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-¿Qué tal el examen?-. Me preguntó Max cuando salí de la clase.

Me estaba esperando fuera, ya que si terminabas podías salir, y yo como siempre, me quedé uno de los últimos para acabar.

-Muy bien, este lo apruebo con buena nota-, sonreí mientras pasaba un brazo por encima de los hombros de mi amigo y le miré- ¿Y a ti?

Él agachó la cabeza y negó con la cabeza. Eso significaba que mejor ni hablar del tema, pero lo entendía: había tenido unas semanas de perros con todo este tema de la mudanza. Y encima él no tiene lugar para vivir, a ver si podía ir con él algún día a buscarle un piso o una habitación en la universidad.

Fuimos hablando de las distintas comidas de Japón y los distintos sabores cuando pisamos un pie fuera del edificio y nos percatamos de que estaba lloviendo a mares.

-¿Has traído un paraguas?-. Me preguntó y negué. Yo que iba a saber que iba a llover hoy si ni siquiera por la mañana había una nube.- Voy a llamar a mi hermano a ver si puede pasar a por mí a recogerme.

Me alegraba por él. En verdad, a pesar de todo, después de lo ocurrido con Max el otro día, los dos hermanos se llevaban mejor ahora que nunca. Esa situación los sacó a la realidad a los dos, y eran un apoyo mutuo.

La cosa ahora era el como volver al piso, ya que Holly estaría en la cama con fiebre, puesto que se había despertado hoy con mal cuerpo. Solo tenía una opción, que era la que menos se mojaría: ir al bar donde trabajaba.

Me despedí de Max y empecé a correr con la mochila en la cabeza. Giraba las esquinas rápidamente intentando no resbalar, no podía más hasta que entré en el local totalmente exhausto y helado.

Me encontré a un chico sentado en una mesa con una chica riendo y tomando batidos, y ya está, no había más gente. Me fue fácil encontrar el rostro de Sousuke en la barra, el cual estaba mirando la pantalla del móvil, pero cuando se percató de que alguien había entrado lo apagó y lo dejó a un lado.

-¿Makoto?-, parecía sorprendido- ¿Qué haces aquí? Tu tuno es dentro de tres horas.

Me acerqué a donde él se encontraba para poder hablar.

-No, no es eso-, hice una pausa para observar el estado de mi ropa- está lloviendo muy fuerte y este era el lugar más cercano para ir. Por cierto, ¿Cómo se encuentra Holly?

Estornudé dos veces y Sou me miró arqueando una ceja.

-Ella mejor, pero veo que tú no. Vamos, ven al baño, te voy a dar mi ropa para que te cambies la que llevas empapada.

-Oye, ¿Y tú luego que te vas a poner cuando te quites el uniforme?-. Pregunté observando su vestimenta, y sabiendo lo poco que le gustaba a él llevar puesto un uniforme, me extrañó.

Él pareció ignorar mi pregunta y empezó a andar hacia los baños de los empleados, en los cuales estaban las taquillas donde guardábamos nuestras pertenencias mientras hacíamos nuestro turno.

-No importa. Aquí tienes- me dio su camiseta y pantalones -, prefiero que no te constipes o que te entre una hipotermia.

Me miró una última vez antes de salir del baño para que me cambiara, iba a darle las gracias pero no me dio tiempo.

Volví a estornudar y procuré a deshacerme de la ropa mojada y a ponerme sin más miramientos la que me había ofrecido. Para la talla no había ningún problema, ya que casi teníamos el mismo físico, así que tampoco me quedaba tan mal.

Cuando la tuve puesta el olor particular de Sousuke me llenó las fosas nasales... Olía tan bien, no sé cómo lo hacía para eso, que yo supiera, yo no olía a nada.

Salí, y él estaba atendiendo a un grupo de cinco amigos que acababan de llegar, o eso creía, ya que no hacía tanto que se había metido a cambiarse.

-¿Puedo ayudar en algo?-, pregunté cuando él estuvo detrás de la barra, donde yo me encontraba.

Él se negó rotundamente.

-Tachibana, ya me quedan solo unos minutos para terminar mi turno, el siguiente es de Sue, que está al llegar. Espera un momento y nos vamos al piso.

Asentí. No tenía otra opción, la cosa es que se me hacía raro ver a Sousuke conduciendo, pero me había contado que el coche que Holly conducía, en realidad era de él, solamente que no le importaba que ella lo utilizara.

-¿Te puedo preguntar una cosa?-. Era una duda que me carcome por dentro desde el viernes, y necesito saber la respuesta.

-Sí, pero lo siento, ya acabas de hacérmela y yo te he respondido, así que ya no más preguntas-, se puso serio y me dio miedo. Ya estábamos dentro del coche, pero él aún no había arrancado, ni siquiera había introducido la llave, parecía que esperaba algo o a alguien- Dime anda-, soltó una carcajada- Tachibana, tenías que haber visto tu cara, era todo un poema.- Estornudé.

Vaya, que gracioso estaba hoy Sousuke. Por lo menos estaba de buen humor.

-Bueno, quería preguntarte el por qué el mal trato que tuviste del viernes con mi amigo Max.

Me miró. Sin gesticular sus facciones, observó mi cara de mis ojos a mi boca.

-Déjalo, no quiero hablar del tema-. Ahí estaba su semblante serio y cortante.

Introdució las llaves, e iba a arrancar, pero lo agarré de la muñeca, parando el giro que propiciaría el arranque. Sorprendiéndolo.

-Por favor.- Supliqué aún sin soltarle.

-Makoto, conozco a ese chico, y por lo que me ha hablado Sue de él no me da buena espina, y que te juntes con él... No sé, me pone la piel de gallina.- Formé una "o" con mis labios, ¿De qué estaba hablando?

-¿Qué?

-Mira, también me molesta que no vinieras a la discoteca con nosotros y que luego te quedaras con él... Pero luego pienso lo ocurrido y mejor que no hubieses pisado una loza en ese lugar.

Tenía ganas de salir de ese coche, sabía que no era bienvenido ahí, ni en el auto, ni en el piso, ni en el país por lo que veía. Ahora más que nunca tenía unas ganas tremendas de volver con mis verdaderos amigos a nadar, o aunque sea a verlos nadar a ellos.

Pero me quedé allí sentado, pensando en Max, cosa que no me creía lo más mínimo que fuera lo que Sue habría contado, y también en Sousuke. En lo mucho que había cambiado con los años.

 Jugando con fuegoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora